miércoles, 23 de diciembre de 2009

Secuencia de accidentes mentales

El túnel de tu boca donde me elevo hasta llegar a tu paladar, el sabor del alma creadora de besos, de dardos envenenados, veintidós dulces puñaladas mientras me debato entre la vertical o la horizontal, mirarte a la cara o al cielo, si es que alguna vez existió diferencia por el claro de tus mejillas en estas mañanas en la que la ausencia del astro rey pasa desapercibida, república sin trono y un frío que va más rápido que los coches y activa la circulación a través de mis espejos pupilares. Porque el frío congelado conserva sentimientos y no sólo cadáveres expuestos sobre granizo en las pescaderías. Sabes que morderé tu piel cruda con o sin perejil y bien sabes que ya no podrás cantarme esas líneas que decían...
"Siempre que vuelves a casa,
me pillas en la cocina..."

jueves, 17 de diciembre de 2009

I.E.S Fernando de Rojas

Volví tras mis propios pasos, cada vez estaba más cerca de aquel sitio donde me enamoré por primera vez de verdad, donde conocí a los que hoy conservo como amigos, donde fui delegado sin ni siquiera saberlo al segundo año, mi segundo y último año allí. A cada paso un recuerdo, la vieja rotonda era ya una señora rotonda, pasos de cebra pulidos pero los mismos bares, los mismos pasos casi diez años después. No pude evitar esbozar una sonrisa cómplice con un pasado que me guiñaba, un pasado reencontrado, tan cerca y tan lejos.
Diez años.
Las aulas eran las mismas, el bedel más gordo, casi tan redondo como mis pupilas empapándose de un gran pasillo vacío y amarillo que esperaba el terremoto provocado por un timbre que nos proporcionaba tantas alegrías y disgustos.
Antes de irme me di un paseo por sus arterias, tan solas, tanta calma, es otro aire, fue vida que no supimos ver en su momento o es vida que supimos ver en su momento y aprovechamos, un tesoro revalorizado que sólo ven las arrugas. Subí al último piso, pasé por esa esquina donde el primer día de clase me apoyé, no conocía a nadie y, bueno, parece que fue bien porque al segundo año era elegido delegado por delante del popular Jorge Borrego. No debía de ser tan popular. Pasé por delante de mi clase, ahora hay menos alumnos que antes y ya no se puede fumar en aquellas escaleras que no daban a ningún sitio en las que cada descanso subíamos a encender nuestros pulmones. Seguí recorriendo las puertas y en la siguiente observé una cara conocida, mi profesor de inglés, estuve a punto de interrumpir su dedicada lectura al periódico para refrescar su mente y decirle que ya, por fin, era licenciado en Filología Inglesa, diez años después. Pero nunca fui un alumno de ese tipo, mi sitio estaba con los bedeles. Supongo que ésto es ahora lo que fue aquel maravilloso instituto donde conocí a mis amigos actuales y en el que me enamoré por primera vez de verdad de una chica que hace muchísimo tiempo dejé de saber de ella, Paola Sánchez López, su padre se llama Lucas...(¡Hasta luego...!)
Fue un gran viaje a diez minutos de casa que me hizo volver diez años atrás, diez años más joven, más tonto (aún si cabe), más ilusionado...Más Nacho.

martes, 8 de diciembre de 2009

Pan tumaca

El amor eterno reside en la pareja, en el primer (impar) número par. Esa eternidad se encuentra en las parejas de zapatillas, nacen y mueren juntas. Desde el primer hilo hasta el último zurcido, pares los cordones, las lengüetas y las suelas. Siempre juntas de la mano en largos paseos por hierba, tierra, bares, charcos y arena. En la intimidad amantes paralelas en silencio sosteniendo el motivo de su nacimiento, estar uno al lado del otro. Nunca seremos un par de zapatillas porque no nacemos para amar, sino para dejar constancia de nuestro amor.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Él era un chico corriente [Parte Final]

Aquella noche que terminó siendo día nadie le condujo por esas calles, no fue el viento, no fueron esos pasos que creyó haber oído, él estaba allí y no en otro lugar porque debía estar allí, como si el destino lo hubiese escrito a su apetito, hambriento por poner entre la daga y el muro a un chico cualquiera, un chico invisible, a un maldito afortunado que había tomado quizás el camino equivocado, camino al fin y al cabo, sabedor de que solamente en la nieve, fantasmas o no, todos dejamos atrás las huellas de nuestros pasos.
Pero allí seguía sin nevar.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Aquí huele a hierba

Y la musa se fue, hizo mutis por el foro y emigró al norte, lejos de aquí, me dejó congelado, con las ideas marmóreas y rígidas dictando año, mes, día y hora de la defunción, bajose el telón. Nunca más, la suma pesimista que da el último empujón al fin. La misma canción, la nota quemada, la almohada insaciable, la manta arrugada del día anterior. Quema tanto la mañana aún siendo invierno en el infierno... Queman tanto las pupilas mareadas, la marea salada, las heridas...
La vida vacía, la botella sin licor, la pausa...

jueves, 26 de noviembre de 2009

Llueve afuera

Llueve afuera, limpia con su marea los restos humanos, los arrincona en portales, como la escoba y el polvo esquinado. Son tan importantes los tejados que el peso de la importancia que les damos siempre se nos viene encima y nos amasa.
Es entonces cuando nos mojamos.
Llueve afuera y tengo la mirada sedada de un asesino a sueldo que sesga trozos de su vigésima octava víctima para meterlos en bolsas de plástico negras. Tengo un coche blanco y sucio y un maletero lleno de agua del cielo que lanzo a la calle cuando quiero quedarme solo fuera de casa.
Llueve afuera y miro sin piedad, como el león que no puede esperar a pagar y que desgarra lentamente los tendones carmín de su carro de la compra.
¿Dónde se quedaron nuestros gestos?
En el iva del ticket de compra.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Él era un chico corriente [Part. IV]

“Disculpe… ¿Me pone un café con leche, por favor?”
Una chica morena con un bolso marrón y una carpeta azul entró en el bar, obviamente no era una borracha. Su cuidado aspecto reflejaba limpiamente una imagen meticulosa, fruto del esfuerzo invertido en detrimento de horas de sueño.
Los chicos del café abandonaron su ritual para ofrecer sin timidez un largo y tendido vistazo a aquel cuerpo que pasaba y posaba delante de ellos. Después de un par de comentarios sin verbo y onomatopéyicos bajaron la cabeza nuevamente y retomaron la ceremonia en un café casi vacío y frío ya.
Ella se sentó lo suficientemente cerca de él como para que advirtiera su presencia y lo suficientemente lejos como para salvaguardar su intimidad. Las miradas se cruzaron sin ninguna intención. Dejó la carpeta sobre la mesa, el bolso en el taburete y antes de que se acercara a la barra allí estaba, dedicándole el mejor de sus gestos el dispuesto camarero que gentilmente le atendió. Mientras, el chico del biombo gris seguía atento la jugada. Esperó de pie su café con leche y en menos de un minuto se dio la vuelta plato en palma hacia la mesa, donde se abanicó rauda con el sobre de azúcar, lo rasgó y lo volcó de lleno sobre el líquido vainilla. Tras varias vueltas de reconocimiento, no vaciló a la hora de engatillar la taza, su preciosa boca se hizo un punto y seguido y bebió tímidamente.
“Pero… ¿¿¿Y mi café???”. Dijo alterado.
Nadie contestó.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Él era un chico corriente [Part. III]

“Hola. Me pones un café con leche, por favor”
El camarero seguía ordenando los vasos, que montaban guardia en línea militar, mientras el chico lanzaba su mirada en parábola como una jabalina hacia el exterior a través de la ventana, como esperando algo o a alguien, adivinando que nadie vendría a salvarle. Encendió silencioso otro cigarrillo en aquella esquina con el fin de construir un cuarto en un metro cuadrado de paredes con ladrillos de nicotina y pegados con alquitrán. En medio de la masa ruidosa lo mejor es colocarse los cascos con la música a todo volumen, es otra manera de gritar y él gritaba para dentro succionando el cigarro y escupiendo cortinas de humo, convirtiéndolas en breve biombo que le ocultaba de nadie.
Los primeros que entraron en el bar fueron dos chicos que todavía dormían de pie, apenas hablaban. Dejaron sus mochilas en dos taburetes delante de la barra y pidieron dos cafés bien cargados, uno se sentó todavía con la cazadora puesta y con las manos rezando entre las piernas, clavó ensimismado su mirada en la mesa hasta que su compañero llegó presto con las dos tazas bien calientes. Hablaban del sueño, del frío y de las pocas ganar de ponerse a estudiar al son del cubierto que mareaba el café. Oteaban la taza concentrados y giraban la cucharilla en contra de, como si se tratase de un ritual que hiciera retroceder el tiempo para ganar horas de estudio.
En ese bar uno podía ser o bien un estudiante o un borracho, y el solitario no encajaba en ninguno de los dos patrones. Tenía la juventud del universitario y el ebrio cansancio que convierte al ser humano en muerto viviente desterrado de su tumba de neón y cristal. Parecía que pasaba inadvertido. Pasaba el tiempo, y el reloj de su paciencia se agrietaba lentamente…

lunes, 16 de noviembre de 2009

Él era un chico corriente [Part. II]

Seguramente los buscadores de pepitas habrían encontrado la muerte en aquellas tierras baldías.
De pronto, como si de la nada hubiera salido, el sonido volvió. Tan nítido como misterioso, pero esta vez volvió multiplicado, como gotas de lluvia entrando en el metro una tras otra en todas las direcciones un lunes a las nueve de la mañana. Pisadas perdidas pidiendo paso abrían espacio en una calle colmada de piedras donde tan solo se escuchaba la luz de la luna, pisadas que llegaban tarde hacían nudos entre ellas y tropezaban haciendo aún más ruido desconcertando a nuestro corriente chico invisible, que hizo la estatua y excavó con su mirada un trozo visible de cielo para llegar a la remota posibilidad, posibilidad al fin y al cabo, de que tal vez, solamente tal vez, fuesen los demás los pacientes de esta extrañamente anhelada invisibilidad, de una u otra manera él iba a estar al otro lado de la línea, exiliado en un trágico y opaco protagonismo. No nevaba.
Los charcos explotaban a cada paso y su metralla saciaba la sed de las eternas tortugas mientras la noche hacía pública su muerte cíclica con la aparición de los primeros rayos que van royendo la tierra hasta hacerla suya, convirtiendo el nuevo día en historia, la mañana es griega y la noche romana, la misma historia de siempre.
Aquellos pasos no le llevarían a ninguna parte salvo a él mismo, parecía estar extraviado en un campo de trigo, su mente agonizaba, no había camino en el camino, se palpó fuertemente el cráneo y dirigió un alarido animal a lo largo de la calle. Serenidad. Bajó los ojos, aumentó el volumen de su tórax con una gran bocanada y expulsó. Silencio. Ni siquiera las nubes amagaban movimiento.
El dueño de un café que adornaba aquella calle se disponía a abrir el bar con la mansedumbre de un hombre que apenas se acaba de levantar, era el momento en el que los estudiantes que iban a la biblioteca tomaban energía para afrontar otro día de estudio entre cafés, tapas y alguna que otra caña entre partida y partida de mus, todavía no había llegado nadie aunque no tardarían. El hombre entró en el bar, encendió las luces y comenzó a hacer esas cosas detrás de la barra que la mayoría de usuarios desconocemos pero que da la sensación de estar ocupados bajo la fiel música del cristal y los cubiertos, los trapos y las maravillosas servilletas arrugadas que crecen como setas bajo la barra.
Calmado y algo triste, abatido por el desconsuelo, entró a calentar las palmas de sus manos sudorosas con la taza de un café con leche. Empujó la puerta y buscó la esquina más alejada de la salida, se sentó alrededor de una mesa para cuatro dejando de barrera al resto de los taburetes delante del pasillo. Se recostó sobre la pared y dejó sobre la mesa aún grasienta del día anterior la cajetilla de tabaco y el mechero. En la barra, el dedicado camarero se afanaba por colocar los vasos sobre la estantería de madera, hace años esa madera era clara pero se ha ido ennegreciendo porque sacaba los vasos todavía calientes del lavavajillas y sudando vapor, al colocar los vasos boca abajo el aire se condensaba y las gotas penetraban en la madera ablandándola y tornándola oscura. Supongo que el paso del tiempo nos ablanda y oscurece un poco a todos.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Él era un chico corriente part. I [Microrrelato que participó en el festival de Torremolinos de este año]

Él era un chico corriente, otro grano más de arena empapado de salitre que miraba marmóreo al mar, como un girasol con collarín, vivía la mitad de su vida, la otra mitad la pasaba en vela sin poder soñar, por eso quizás el tiempo dibujó tan temprano ojeras en su rostro.
Su casa era un hostal de media pensión con derecho a pasar inadvertido a lo largo y estrecho de un dilatado pasillo, tan largo como se hace la garganta en un mal trago y donde un colchón siempre desnudo empujaba unas sábanas ásperas que asomaban por la puerta entreabierta de su cuarto.
Tenía el poder que tienen los grandes edificios en una ciudad plagada de ellos; la invisibilidad. Nadie reconocía ni prestaba su tiempo a aquel fantasma vestido de grano de arena salvo aquel bar que hacía esquina, siempre que pasaba por ahí podía sentir cómo traspasaban aquella pared de cristal los ojos de los parroquianos y sus córneas posándose en él, como un blanco cordero extraviado siente el punzón de cristal rojo en medio de su cuello en la fría y ciega noche. No había nadie alrededor de la multitud que se ahogaba en la corriente de una cotidianidad consecutiva y periódica, nadie. Descarriado en las entrañas de la ciudad sus oídos apuntaron hacia el seco y armonioso paso de un par de zapatos sin persona delante de él, era alguien invisible como él, como el viento de una tarde, cualquier tarde de Enero en Salamanca, que saca punta a los esqueléticos dedos de madera que aún no han sido amputados y señalan al cielo clamando auxilio en su silencio de savia seca. Tímido, se limitó a imitar el sentido y la dirección de aquel sonido hipnótico que le llevaría por el centro de la ciudad, calles estrechas, acogedoras, largas y robustas donde el ladrón encuentra su fuerte en oscuras esquinas que sesean en la sombra. Siguió aquellos pasos que le dieron el último empujón que le da el padre al hijo en bicicleta antes de batirlo en duelo con la inercia, como la caricia por el largo cabello femenino que termina en las puntas y acaba con lo que parece un liviano gesto de despedida, o quizás un hasta luego. Aquel sonido tan sobrio y sombrío le sonrió por última vez dejándole la batuta de sus propios pasos y movimientos en el peor de los momentos, buscando en una recta la velocidad centrífuga. Desapareció.
Él era un chico corriente y nunca le importó qué buscar sino dónde. Allí donde la imagen se descompone en millones de gotas saladas, en el embalse que aguanta en sus pulmones el peso de un suspiro de cristal a punto de caducar, en las calles empedradas con conchas de tortugas destinadas a aguantar el peso de la humanidad y, como una hormiga más, allí estaba él, borrando con su pisada otras pisadas que mañana borrarán la suya, sin saber que el olvido llama a la puerta cada día y que es doloroso que te arranquen el recuerdo de las entrañas, pero sólo duele al principio, cuando sabes que estás siendo robado, cuando el olvido actúa borra todos los puntos de apoyo de nuestro pasado, como también sucede con las pisadas que se pierden, el olvido las borra porque le dejamos pasar, es entonces cuando te caes. Pero a este chico el olvido no le importaba porque formaba parte de él, errante invisible delante de una calle apenas iluminada seguía sin saber qué buscaba, amor, dinero, sexo, diversión, una mirada par, un paraguas con goteras o un abrazo que lo supliera… mientras existiese un dónde el qué buscar no importaba.Pidió tiempo para pensar a un cigarrillo, sujetó un muro agrietado con su espalda, flexionó un pie contra el mismo y comenzó a inhalar rojo y a exhalar gris mientras pensaba con la mirada perdida adónde iría a parar el caudal de sudor que emanaban los poros de la palma de sus manos a través del curso que dictaban las arrugas, surcos cada vez más profundos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Sin ton ni son

Vivo en el futuro, en la continua espera,
en la primavera,
congelo ideas en la nevera para una eternidad pasajera,
busco la paz, la calma y el sosiego,
alimento mi ego en ladrillos de lego,
siempre estaré para volver luego.
El mismo camino minado,
la misma rutina,
el mismo cigarro acabado en la misma esquina de un cenicero con forma de cero conforme sin uniforme de acero y con las prisas que la estéril ceniza otorga a los que esperan, y a los primeros..

viernes, 30 de octubre de 2009

¿Y Mañana?

Es verdad que los viajes se toman solos, desde el abandono, o desde el infierno, como la carta de Jack the Ripper, se parte. Cualquier inicio es bueno para describir un colapso, síncope o paro de toda actividad coronario cerebral. Yo escribo desde el cero más absoluto, desde el puro blanco de la nada intentando transmitir algo que desconozco, y sin embargo transmito.
"Art for art´s shake", lo hecho, hecho está sin mirar atrás. Abogo por el placer que suscita lo imperfecto, mi día a día, las caras que veo y que distorsiono a mi manera, mis cuadros sin marco, mis nortes sin sur. Vivimos en un oasis en declive que hundimos con nuestro propio peso.
Pero eso da igual.
No hay oxígeno para todos pero todos tenemos el carrito de la compra lleno.
Mañana será otro día.
Otro día igual.
Mañana no habrá agua ni lenguas ni leguas, ni millas ni pies que midan el desgarro al que estamos sometidos, mañana no habrá Dios, ni siquiera ayer lo hubo.
Mañana será otro día.
Otro día igual.

martes, 27 de octubre de 2009

1 cigarro cada 15 mins es un paquete en 5 hrs

A las 3 de la mañana hay luces en los balcones, ha muerto el lunes a manos del martes, Caín y Abel, el oso y la miel, panaderos con pesadillas a 7 grados y el servicio nocturno del fantasmal autobús con las tripas vacías grita hambriento a su paso por el cemento quebrado que compartimos en sentidos opuestos y, según el prisma, apuestos a cada manera, separados y cada uno a su vera.
Ha llegado el otoño con sus primeras lágrimas de retoño en los cristales de coches abortados en la calles, agua sin llanto, sin vida ya me ven pasar por la avenida un lunes asesinado a manos de este martes que tiene miedo de acabar como su hermano.

domingo, 25 de octubre de 2009

Las vueltas dan mucha vida

"Dos besos en la cara y tres en los morros"...
Volví y no estaba ya. Me di a la bebida a ver si la encontraba y sólo encontré que estaba perdido en mi propia morada, morado.
"Mírame, soy feliz,
tu juego me ha dejado así,
consumí, producí..."
La noche del minuto interminable, el reloj estático parecía mirarme y decirme: "¿A qué esperas? Yo de aquí no me voy a ir".
No contesté, bebí y le di la espalda. Te busqué en el ropero pero el destino embotellado dibujó trozos de cristal en el suelo ante tu ausencia.
He vuelto a nacer justo a la hora de dormir. La mirada difusa confusa abusa y acusa el destierro de musa, tan sólo me queda el papel y la mujer intrusa.
Tanto miedo a la muerte,
tan joven, tan inerte...

Las letras que me guían

Los escritores son unos mentirosos, y yo, personalmente, antes escribía sin apenas comas y ahora dibujo lunares en la celulosa con la que intento copular, además de eso, generalizo y meto todo en la bolsa que recibe el aire hipertenso del viajero de avión. Los escritores son unos mentirosos, y quieren más en el papel que en la realidad, desean (deseamos) querer tanto que el jarrón se nos rompe entre las manos.
Prometí el oro y el moro, y al final Ceuta y Melilla se independizaron y me quedé con la plata, eso sí, de ley.
Mientras apuro el cigarrillo y la copa de whisky pienso en blanco y miro atrabesando las paredes, dejando mi adn en la cal donde dejo mis uñas en el infantil intento de dormir en las nubes de un cuarto mudo alejado del manso mundo de este hemisferio en madrugada.
Los escritores no piensan que mañana será otro día, pero mañana lo será. Será un domingo claro y gris que ha ganado una hora más, una hora más en los vasos, en la cama, en el bar, en sus labios y en su cama o en sus bragas. Una hora más que no valdrá nada y que no nos hará retroceder para enmendar los fallos o recordar aquel momento. Habrá que salir e intentar repetirlo.
Los escritores no repetimos, solamente recordamos los pasos del corazón con cada persona. Mentimos irrepetiblemente gracias a los que alimentan nuestras pupilas con gestos, miradas o besos, incluso (sobretodo) con bofetadas.
No dejes que me pudra y golpéame con todas tus fuerzas.

sábado, 24 de octubre de 2009

El secreto del reloj

Cada noche solamente pasaba un minuto. Acabo de llegar a casa y lo vi pasar.
Tanta droga no es buena, nos convierte en seres violentos.
Noche, copas, risas, medias, novias, botas, escotes, precipicios color carne...
Vi aquel minuto pasar y quise apretar el gatillo y quedarme solo, tan solo que ni yo estaba.
Pelo largo, medias a y 30 y tacones desde donde las mujeres otean la carroña antes de que salga el sol y se evaporen. Sus pendientes son las dagas que pendulan mientras hacen el amor sobre ti. Más te vale cumplir o la vieja inquisición te abrirá en vertical y rojo con su perfume envenenado.
Vi aquel minuto pasar, y me hice un año más viejo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Fotografías D.E.P.

Se ha ido una vida en fotografías, arrancadas de mis entrañas ya sólo quedará ese sentimiento único y personal que se irá erosionando conmigo hacia el olvido más absoluto dónde descansa la blanca y cegadora visión de la pura soledad con alzheimer. Allí iremos todos, aunque hoy un pequeño paso para la humanidad me ha destrozado en medio del asfalto contra mi propio caparazón desnudo de fotografías.
Las de Carmelitas, las del British, las de Iscar Peyra, Miserere, Macondo, San Justo, Potemkin, Pani, las vuestras, las suyas, los ceniceros, las cajas de medicamentos, las lenguas, mis amigos, los tuyos, Lisboa, Madrid, París...
El balcón y los cigarros en pleno invierno...el frío que ahora siento al recordar lo que he perdido...

domingo, 11 de octubre de 2009

Estrella fugaz

¿De dónde procede ese sonido de tacón de madrugada? Toc toc, parece que me llaman esos gemelos motores de un chasis de titanio blanco.
Vuelvo la mirada,
nada.
Meo borracho en un parque con baldosas cuadradas, la cascada dibuja múltiples corrientes que se bifurcan en más caminos entre el cemento, corren y se cansan. La vida se reduce al esquema de la necesidad imperante, mear, querer, comer, hablar...
callar.
De vuelta a casa las calles desnudas pierden su timidez humana y se muestran naturales, nada es igual de día que de noche. Quizás nosotros también cambiemos con ellas. Quizás tan sólo seamos sus pecas, sus cagadas de perro, sus papeles, colillas, chicles, saliva expulsada al desierto por 40 días que alguien tarda en pisarla... Quizás seamos la duda del quizás, la primera o la segunda y última interrogación, la cuestión a una pregunta que tememos o no sabemos formular.
Quizás seamos nuestros deseos.
Aunque sea por un momento.

martes, 6 de octubre de 2009

El sueño de las nubes

Cuando no dolían los pulmones y las células no estaban quebradas. Cuando un cigarro sabía a tabaco y no a humo. Cuando jueves, viernes y sábado eran fiesta, cuando había piedras en los bolsillos y no en los riñones, papel de liar arrugado y pizzas insípidas de apenas un euro. Cuando no nos importaba ejercer la violencia verbal y física en pasillos, bares o calles a diestro y siniestro. Cuando rompíamos puertas a patadas porque limitaban nuestra libertad.
Porque respirar no costaba nada en medio de la pista de un bar de ruido cuando sólo pensábamos en acostarnos con todas. Cuando una cintura era un poema y una copa su tinta impresa. Porque nos importaba todo lo referente a nada, cuando todos brindábamos por nada y compartíamos el cristal, las colillas y los punteos de guitarra. Cuando lo teníamos todo sin ser nadie. Cuando vivía de alquiler en un búnker al lado de un búrguer, desde las 9 de la mañana hasta las nueve de la noche nadando entre el polvo de las flores de opio. Cuando la semilla de la inspiración nacía a mi antojo y se podría cuando ya no merecía la pena por ser el dictador de mis sentimientos.
Por el próximo fin de semana, por no tener nada que decir, por las bragas y los amigos detrás de la barra, por las heridas provocadas y por desprendernos tan naturalmente de las consecuencias de toda acción cuando nada nos dolía, ni siquiera nuestro propio dolor cuando el fuego se extinguía y encendíamos otro para darnos calor. Cuando una manta era un abrazo de dulce algodón.
Cuando faltaban tantas esquinas por descubrir en Salamanca...

viernes, 2 de octubre de 2009

Yo querer

Querer, el verbo más importante, indica la dirección de la acción, el deseo que se masca desde la esquina del bar más sucio, siempre en corro los pensamientos fluyen como la inercia negativa de la marea lunar. Querer cambiar el mundo desde un taburete o apoyado en la barra.
Querer besar por besar, beber por beber y sentir sangre sedienta con una falda verde y camiseta negra es la mujer de menta que te agarra demente y atrae tu libido hasta la arena sin sirena, rojos los labios y uñas, con venas señalan nuevas carreteras en tu cuello a las 5 de la mañana, perdidos en el fin de semana.
Querer sin poder hasta querer. Hasta que ella te mienta y tú, ciego, leas el braille nocivo que te lleve a su gran boca ebria y salivéis sobre el papel de la noche, del cigarro que te lías mientras la miras y despliegues tu lengua diciendo que no, cuando quieres más que nunca.
Besar por besar.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Siempre es de noche

Ahora te das cuenta de que el suelo está frío, como tus ojos helados, perdidos, extraviados, buscando la razón que haga levitar tus pies del gélido. Duermes desnudo con un gran nudo casado hasta que la muerte lo separe. Una lenta cascada es tu mirada, lenta y turbia de madrugada. Pintas figuras en la pared, ¡cuántas veces lo has hecho! cuántos cuadros componen tu acrílica mirada, tan perdida como la suya. Mentiras coincidentes sin norte sin pasaporte, así es nuestro deporte. Palabras al filo de una boca que no es nuestra transforman el blanco espacio en un puente que duda...

jueves, 24 de septiembre de 2009

Siempre

Siempre no existe, siempre es hasta que dure, ya sea la tinta impulsada por los electrizantes dedos o el corazón que propulsa tinta. Todo es breve y todo es nada (y mientras digo ésto me viene a la cabeza Las promesas de Los Piratas), y todo es tan grande que no lo podemos abarcar y se nos caen los pantalones porque no existe el cinturón que sujete el aire de estas cuatro paredes, probaré con unos tirantes elásticos que prolonguen la caída a la nada.
Se irán, se perderán, se irán , se perderán, se irán...
Y mientras nada y todo se atraen como polos opuestos que son, cada hemisferio de mi cuerpo señala a uno de esos dos contrarios, dejando los 360 grados para el resto del mundo que debate y se marea mientras mis hemisferios señalan el camino recto, aunque en diferentes sentidos.
Quizás las dos maneras de ver una línea recta sea un sinsentido.
Aún así me quedo en casa comiendo a cuchara un gran plato caliente y rebosante de nada. Es extraño lo lleno que me siento al acabar, será el todo.
A veces quiero tanto ahora ya que solamente lleno el aire de palabras (algo es), en este caso, un cuadrado donde coloco letras en un espacio que se acerca al todo (pantalla llena de letras) pero en realidad es nada (internet no es un espacio físico, o eso creo).
Demasiadas explicaciones para no decir nada, ¿verdad? (sonrío)
Como lágrimas en la lluvia...

sábado, 19 de septiembre de 2009

Preposición indecente

Fue todo una mentira, cobarde, caminé solo a la salida, borracho, rompiendo el ruido de cristal. 8 grados y las 6:49, es la sentencia de Tempo para las sombras unicelulares. Un portal se traga a una pareja con ganas de... o de... Quizás sea mi turbia imaginación la que sitúa a los personajes este escenario, Salamanca crepuscular. Quizás fue esa densa neblina que inspiré por sus calles amarillas y grises, quizás fue la falta de o la intención de.
Por eso vuelvo solo a casa sin querer volver, esperando a y pensando en.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Halagos de pago

Helados que se cansan de esperar a la boca y lloran,
la violenta lluvia confunde la humedad con la tristeza en la caras,
curiosa máscara que todos se han puesto alguna vez.

Ahí aparecen los halagos de pago, en efectivo o con tarjeta aconseja la mirada triste ofreciendo un hombro sobre el cual dormir la pena. Mientras, allá afuera siguen llamando las gotas al cristal golpeando enfurecidas claman venganza quizás, tan sólo quizás.
Un perro carroñero lame el insípido helado que sabe más a suelo que a colores, así sabe la verdad de los labios de los bares, seductores labios de carmín y nicotina que inspiran mientras inspiro, y que se acaban tan pronto como un cigarrillo.
Hoy saldré aunque llueva y quizás salte en los charcos borracho y señale soberbio al cielo de mil verbos devolviéndole el agua que nos ametralla, me da igual si me llevo por delante a decenas de inocentes, no lo hago por religión sólo soy fanático de las letras que alineo en este patíbulo blanco que tiño de lenta sangre negra, ellos dicen que es tinta pero la vida, y su sabor, quizás han tornado mi sangre de color, tan sólo quizás.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Siempre te encuentro

Siempre te encuentro. La verdad es que nunca debí de volverte la espalda y marchar, que fue marchitarse. Y si no te encuentro, me encuentras, de madrugada bruja volviendo a casa. Porque sobran los motivos y si no, nos los inventamos. Por los espacios en blanco de tu colchón, porque antes era tan sólo una sola cama. Y por las vueltas a, vueltas de, vueltas por. Giremos pues hasta encontrarnos de nuevo en este loco mundo mareado que no sabe a dónde va.

viernes, 11 de septiembre de 2009

La crisis, Berlusconi, el IPC...

Nacho:
-"Si el apolítico es el que manifiesta desinterés por la politca.....el que manifiesta interés pero no le convence ninguno es....?"

Alejandro:
-"Inteligente".

sábado, 5 de septiembre de 2009

Sin ton ni son

Sin ton ni son.
Vuelcas tu furia de aire envenenado sobre mí,
haces caer lápidas marmóreas en mi piel ya púrpura,
suturas con sal las heridas de la angustia,
das besos de plástico en los que me ahogas,
lo logras.
Abres la puerta y la cierras con un golpe de sangre de mi nariz.
Dulce emperatriz,
decapitaste hasta a la cicatriz que unía mi recuerdo del dolor.
Represento la sal lagrimada, la viuda lengua,
las ganas de cama,
las llamas...
La mentira del motivo que me llevó a ti,
el motivo que movió mi memoria murió,
momia del mañana con la luz desaparece.
La resaca de las 6:23 de un reloj con parada cardiorrespitatoria...
quiso dormir tranquilo,
quiso besar la distancia desconocida con su tímida mirada.

Todos se fueron del bar,
y él con la copa a medias y los hielos exiliados.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

París y el Quijote

Aquella ciudad se debatía entre un viento cuasi confidente y una dulce amenaza de lluvia reponedora que nos oteaba a lo largo de las amargas calles parisinas, solamente adornadas por vagos cuerpos que desfilaban con algún motivo calle arriba, calle abajo. París es la ciudad de los pintores, del violín y de los pordioseros.
Catedrales creciendo a orillas del amor verde mientras el viento desvelaba un mensaje embotellado con sonidos guturales. Nunca entendí sus miradas, tan presentes y encerradas en un misterio que ni el lenguaje universal pudo descifrar.
Florecían mendigos grises y marrones en la ciudad del amor de etiqueta, esos tallos descuidados se exiliaron del bancal, decidieron probar suerte en la ciudad y formar parte de la tierra asfáltica, allí dejaron de crecer. A los transeúntes les parecían vinos picados, amargos, de ahí que en aquellas largas calles de baguette se notase la amargura. A mí me parecían, los mendigos, los reyes de la calle, reyes magnánimos que nunca decapitarían a alguien, que darían pan y vino al pueblo y que, bajo el inmenso paraguas de su mirada, cuidaría de sus súbditos.
Reyes destronados.
Salimos muy de madrugada hacia el aeropuerto. En mi bolsa había jamón de york, pan de molde, un salchichón malísimo que compramos en un supermercado francés y que hizo vomitar a Pepe a los pies de mi cama una rojiza noche quijotesca y varias latas de cerveza de medio litro. Los reyes dormían en medio de la calle entre bolsas o maletas de recuerdos olvidados, de coronas doradas y de aplausos. Allí les dejé la comida y la bebida rindiendo honor a los desheredados.

lunes, 24 de agosto de 2009

Moscas en adopción

Vienen todas a la boca de la copa, sedientas y negras. Moscas en prueba de adopción, "the survival of the fitest" lo llaman, la madre es alcohólica y sufre palizas, el padre compra tabaco en el club de alterne y cuando está nublado se queda en casa bebiendo cerveza de las gotas que pintan el suelo. Ninguna de esas moscas en período de adopción quieren morar esa casa, saben que morirán días después de que acabe el verano. Perdidas heridas agonizantes y solas. Pasto del tiempo se descompondrán. Han leído a Kafka y el futuro es un agujero negro compuesto de muchas moscas negras, nefasto collage.
Las otras moscas que no han sido adoptadas viven en "Un mundo feliz*" en el extrarradio en barriadas donde se estiran desde la tierra brillantes jeringuillas entre basura y muñecas decapitadas que sonríen de lado en medio de un lago de barro ahogando sus escasas pero reales posibilidades, sobreviviendo y viendo diapositivas de un día exactamente igual al anterior. Probando qué mentira se acerca más a su realidad.
Vienen todas a la boca de una copa casi vacía llorando sin saber por qué mientras suena entre unas paredes ajenas a ese mundo feliz "uh baby baby it's a wild world..."
*Aldous Huxley, Brave new world

Ansia blanca

Es lo que todos quieren, una rubia delgada y con una buena delantera, de los tridentes nos olvidamos, de momento. Quieren música de huesos y muelles, eyacular y dar la espalda, descansar.

domingo, 23 de agosto de 2009

Verano

Llegan las vacaciones, la hipotensión y el sudor cicatrizado en el algodón del colchón. Llega el sentimiento de repugnancia, el parón de toda actividad literaria (si se puede llamar literatura a ésto) y consigo el parón coronario. Todo llega y parece que el final es ese filo al que nos abalanzamos a velocidad de montaña rusa con una sola bala eficaz, el juego fatuo de la ruleta soviética a la que jugamos como necios cuando llega el verano.
Llegan las gotas saladas desde todos los poros salvo dos, más ovalados y cristalinos que las propias gotas cayendo desde el monte Rushmore, túneles que dan al alma y que tanto huelen a gasolina en verano. Ojos que rasgan la poca ropa que se mueve por la calle, ojos que quieren entrar y hacerme sudar de nuevo cuando llega el verano.
Llega la soledad que otorga el dios amarillo y me convierte en un rey sin súbditos a las 3 de la tarde. Quién quiere una pistola sin bala, una jeringuilla sin dosis, un novio tonto, una novia rubia, un tablero sin dado... El verano nos escupe altanero demostrando nuestra (mi) inutilidad. Soy la pila o el mando, pero no ambos.
Soy de las personas que prefieren abrir la boca y confirmar su estupidez que callarse.
Me he engañado tantas veces...

domingo, 2 de agosto de 2009

Ginebra y tónica

La conocí antes que ella a mí, es lo que tiene ser un voyeur entre el vulgo del fin de semana. Cubierto bajo el paraguas de la nocturnidad le dedicaba mis miradas para esculpirla bien fuerte en mi mente, y finalmente, ella volvió.
Volvió como vuelven los sustos, las sorpresas, los tropezones y los suspensos. Bebimos de la misma copa, se podría decir que la besé, solamente unidireccionalmente porque así fue mi intención, la intención del cobarde que pega un tirón por detrás y sale corriendo, sólo que esta vez me quedé allí, quieto, para que ella me pillase.
Le prometí amor en preguntas que excavaban en la fértil tierra de su personalidad mientras nuestros labios se olvidaron de las líneas paralelas que ambos trazaron años atrás para cruzarse, aunque no hubo accidente.
Ella volvió y nunca más supe qué mierda le rondaba por la cabeza para no haberme comido la boca.

viernes, 31 de julio de 2009

Lengua y oído

Vámonos de este antro.
La vi, me vio y me dolió.

Nos vimos y nuestros párpados se hincharon tanto que sentimos el abanico ocular del contrario a cada insignificante pestañeo. Sin necesidad de guerras y en bandos diferentes lanzamos flechas en parábolas que siempre acertaban.

Nos hablamos.

Cosquillas en esa carretera sinuosa llamada oído que siempre llega al orgasmo. Lindo el juego de la palabra en habitaciones ruidosas, linda su boca que dispara un aroma que engancha mi alma escamada con el anzuelo sin hueso y flexible, el mismo que quisiera anudar con el mío. Linda la mentira envuelta en brillante plástico que abro de camino a casa; caja vacía. Caja vacía que abro cada noche en busca de un aliento que dé música a este pentagrama escuálido, pálido, ávido de.

Píntate las uñas de los pies, mi lengua será roja.

sábado, 25 de julio de 2009

Tic, tac, tic, tac, tic, tac...

La noche se difuminó en témpera blanca y azul, una calle era oscura y en su paralela la luz del semen engendraba un nuevo amanecer. Los perdedores caminaban de vuelta y me preguntaba si aquella sombra negruzca que se aproximaba hacia mí iba más borracha que yo. La noche nos mintió de nuevo prometiendo una vida fugaz que lamería los extremos. El polo norte y el sur, la parte positiva y la negativa, jugó a pintarnos en blanco y negro, seríamos el bien y el mal entre un paréntesis de sábanas elevadas a infinito, tus bragas perdidas y unas velas recién muertas como último testigo de lo que fue un sueño ansiado y ahora una asquerosa realidad.
Mañana será otro día...Mañana será la araña quién me devore, será el tiempo que ha marchitado los colores. La esperanza (vida) son los párrafos que quedan sin escribir, abandonados en la almohada, trampolín de sueños sumergidos divididos entre lo que quisimos y lo que debimos hacer.La vida son restas consecutivas que llegan al cero inevitable mientras se balancean en la cuerda de la esperanza, cuerda endeble y flexible que se agrieta con el tic y con el tac, con el tic, y con el tac.

viernes, 24 de julio de 2009

Personalidad abrumadora

Se iba pero se quedó porque llegó una desconocida. Le saludó, y se sentó delante de él, provocando un sentimiento similar al que aparece cuando te dan un masaje. Sereno sentía cómo las invisibles huellas dactilares del placer recorrían pausadamente el espacio que rodeaban las costillas entre los pulmones y su espalda, haciendo eses desérticas que telegrafiaban sexo matutino. Ella, afanada en sus libros y él, él la desnudaba tirando del hilo que colgaba de su camiseta.

Libros

Si te abro como un libro me perderé en tu historia, tampoco quiero saber tu "érase una vez" sino entrar directamente en tu cama sin llegar a ser feliz ni a comer perdiz.

Zumo mental

El amor hace olvidar el sexo y el alcohol lo hace volver, me pregunto si existen los borrachos enamorados entre la turba de borrachos de amor. Los primeros afloran los días de diario y estos últimos lo hacen los fines de semana, el domingo descansan todos.

Todos menos los que se van al cine con sus respectivas.

Sólo quiero beber, fumar dejarlo todo pasar y mientras pasa disfrutar de la fruta recién cortada y también de la caduca que con el tiempo nos educa. Mirar a la diana de tus ojos sin miedo y dejar que leas que quiero dejar en tu cuerpo mi adn Antes De Nada y sobre todo ahora.

No quiero ser parte de la marea que nos va borrando el cuerpo lentamente ni del viento que erosiona mis tobillos. El olvido es la última página del libro de nuestra vida y así como toda herida cicatriza nosotros cicatrizamos con ella hasta el fin, sólo espero que mi herida sea bien grande.

Sólo quiero beber, fumar...

domingo, 19 de julio de 2009

De nuevo tarde. Tarde de nuevo.

Llegaba a casa como la niebla, impredecible, oliendo a lupanar, a tugurio, dando asco al sentido visual, era uno de los caídos del reino celestial. Miraba al cielo enojado, la luna creciente se reía, más que sonreía, de él. Las horas se acabaron camino a casa. Buscando motivos sin saber si aún seguían vivos entre las muecas del asfalto, vía láctea de microorganismos que madrugan para hacer el pan. "Toma, te regalo el litro". Golpe de suerte, futuro dolor de cabeza matinal donde las ganas de desaparecen mientras dormita un domingo en ascuas predecesor de la rutina monótona, mecánica, mo, me, mo, me, mo, me y vuelta a empezar.
"Mi mamá me mima". "Padre nuestro". "Ponme otra"...
El cataclismo contra el colchón con forma de cráter era inminente, y no dejaba de ser la rutina de fin de semana que sustentaba los motivos de encontrar la esencia encerrada en ese jarrón llamado
fe li ci dad.

sábado, 18 de julio de 2009

El ruiseñor

Salimos bajo la complicidad que nos proporcionaba la oscuridad una noche de verano sin sueño, paseamos por las entrañas del bosque y balanceamos nuestras piernas sentados en una rama junto a un ruiseñor que silbaba, solamente hacía descansos para llenar el vaso de whiskey y dar un suave beso al vaso. Mirábamos atravesando el bosque buscando paz y sosiego, dejamos atrás el ego aunque sabíamos que volveríamos a buscarlo luego. Tanta vida en silencio, tantos poros abiertos oteados por aquel ruiseñor como un oscuro faro alado. Miles de ramas pero sólo una en la que estábamos.
A veces elegimos, otras nos eligen y la mayoría de veces ni siquiera lo sabemos.
Salimos bajo un cielo apenas estrellado con ganas de bebernos la vida, deambulamos pos sucios bares en los que nos sentíamos como en casa, de pie o sentados siempre había una conversación, un cigarrillo a medias y, cómo no, un gran vaso de cerveza adornando nuestras manos con las que esgrimíamos en un mapa el plan perfecto para solucionar desde la crisis mundial hasta el once inicial del sádico deporte del cuero. Tanta gente gritando, tantos ojos absorviendo momentos regados en felicidad etílica de fin de semana, tantos vasos vacíos besados, y olvidados.
Siempre elegimos, siempre sabemos lo que hacemos, aunque nos equivoquemos.

lunes, 13 de julio de 2009

Es domingo

Triste domingo, despedidas, palmas blancas negando en el aire enseñan su vientre a los que se van hacia la soledad de las urbes infestadas. Sólo acompaña la temperatura estival casi a media noche, nadie transita y las calles desdentadas enseñan sus escasos coches de leche. Me despido de todo, de todos. Nadie por la calle. Tan sólo un par de manos agarradas caminan con el compás del cuadrúpedo delante de mí. Hoy no harán el amor.
El calor del verano no saca el mismo sudor en la cama que el jugo del invierno de colchón, pero en domingo no existen las estaciones, nunca las horas fueron tan semejantes entre sí, ni tampoco tan lentas. No existe el descanso y las iglesias lanzan el alma al espacio, vacío. Adiós. Digo adiós pensando en un nuevo aborto de semana que depara horas colgadas en un armario con bolitas de naftalina que tardan en desaparecer lo que tardáis en volver.
Tan lejos de ti, tan lejos de vosotros. Tan lejos de ti.

viernes, 10 de julio de 2009

Y todo a media luz...

Y la muerte se hizo presente con el viento golpeando las ventanas. Se había ido la luz en toda la manzana y nuestros ojos eran incapaces de replicar una chispa, en silencio y cabizbajos, unos sentados y otros de pie apoyados en el alféizar observando el indefenso reino de asfalto mientras iluminaban escasos centímetros de aire a base de caladas. El techo de la casa era inalcanzable, estaba decorado con nubes cargadas de humedad que oteaban desafiantes nuestras irrelevantes figuras. Los alaridos de la oscuridad extendieron su negra alfombra mientras la mirada muda. Volvimos a ser animales, volvimos a ver las estrellas desde un tercer piso de la ciudad.

Por escribir

Volvía de aquel bar que encontramos vacío. Alguien debió haber regado porque de repente crecieron un par de botellines de su barra, los dos cigarros en nuestras bocas surgieron sin más, con una premeditación que apareció por sorpresa.
Un fantasma me observaba desde el segundo piso que hacía esquina en aquella calle en cuesta. El bar comenzó a llenarse como los pulmones que surgen del océano tras una incursión sin ánimo de procrear. Allí no crecen flores, sólo las sirenas ven el plancton que adorna sus orejas.
Y nos fuimos con nuestro sexo. Dejamos a la gente con sus litros, sus risas y conversaciones.
Mañana será otro día. Me replico día tras día.

jueves, 25 de junio de 2009

Vomitando estulticias

La barra del bar se erguía con juncos haciendo guardia, mentiras con hielos, humo londinense sabor a ginebra y bragas de colores componían un arcoiris pegajoso de palmas lisas, sin futuro más que la misma noche. Hablamos de banalidades, ¡cómo no! pensando en una noche loca de sexo en colchón ajeno. Sin saber que la mañana nos sacaría tres tubitos de sangre para su colección de carmín. Sólo quedan unas horas para que la luz nos descubra e inconscientes dejamos los segundos pasar sin comernos la boca. Insensatos. Alguien se comió medio diccionario y no sé qué decir, las palabras se han perdido y el tiempo ha ganado el pulso de mi corazón. Latente el paro cardíaco.
¿Por qué te fuiste?
Mierda enseñando las encías y los dientes soltando chispas. Mierda el puño que encierra un deseo atómico. Mierda el disparate de un guión preestablecido y de su cliché de chicle rosa plástico. Mierda tú que me hablas con ojos encendidos y dejas las sábanas gélidas. Mierda el deseo que has parido y que dejas pudrirse. Mierda tu sonrisa desdentada y gris que alimenta el gusano avaro de tripas crudas. Mierda en general para ti, escombro que me lapida.

miércoles, 24 de junio de 2009

Agh

Trabajo
noche
cerveza
calle
varillas
bar
whiskey
tabaco
gentío
música
miradas
mentiras
faldas
tacones
ganas
huídas
venidas
índice
señala
espalda
caricia
aroma
ignoras
palabras
vino
garrafa
luces
cámara
y
acción.
Hasta mañana.

martes, 23 de junio de 2009

En tus entrañas Anaya

Eran apenas las 10 de la mañana, el sol salía como de costumbre con su inusual fuerza a la que estamos acostumbrados a estas alturas del mes de Junio. Salí de casa hacia el centro de la ciudad con el fin de ver pasar a gente, amigos tal vez. Hacía mucho que no me dedicaba un tiempo, quizás no era realmente un tiempo para mí mismo sino para el resto, al fin y al cabo no dejaba de ser una pieza más del rompecabezas callejero, que encajase o no no suponía un problema.
Llegué a las antiguas caballerizas, ahora una cafetería con la misma estructura de antes, donde daban paja seca a los caballos, ahora manducan al hombre con café y tortilla, lleno de yeguas y sementales bajo un techo cóncavo.
-Un café para llevar con leche fría, por favor.
-Será del tiempo-me dijo un camarero en blanco y negro.
-Pues usted dirá caballero-pedí la cuenta.
-1,25€.
El sol golpeaba la impávida piel dorada de la cara este de la facultad de Anaya, y a pesar de su inmutabilidad parecía más expresiva a medida que los días pasaban, como la suma de la piel y los años. En las antípodas de este edificio la paz térmica siempre clavaba la bandera blanca. Toda la noche conservando la calma para ver nacer un nuevo día todavía con el cordón umbilical colgando, haciendo de puente entre el lejano ayer y hoy. Aquel lugar regalaba una brisa casi nocturna que no se encuentra en ningún lugar de la ciudad charra. La sombra ofrecía en las escaleras apartamentos que encaraban casi al mar al precio de la voluntad. Los que no tenían nada que hacer siempre estaban allí, su edad era incalculable, supongo que cuando te has dedicado a no hacer lo que se supone que tenemos que hacer alguien te castiga y te convierte en vividor, mendigo o yonki. Ellos no eran nada de eso pero aún así estaban allí, litrona en mano acompañados de un par de perros pequeños y cigarros baratos. Su apariencia era aseada, dos estaban sentados y otros dos de pie. Todos conversaban mientras, a 15 metros de ellos, me hipnotizaba con el movimiento del café al son de un cigarro recién encendido que completaba un ritual que hice usual hace tiempo. Tenían tatuajes y eran amables y afables, parecían felices. Sus tatuajes recordaban otro tipo de felicidad pasada. Uno de ellos, al que saludé a mi llegada, se levantó, bajó las escaleras y mirando al tendido incendió un cigarrillo. Me miró y se acercó:
-Pues nada de nada, negativo...-me dijo.
Hablaba de unos análisis que hace pocos días se había hecho, como cada año, para asegurarse de que estaba limpio de enfermedades venéreas y de la alta gama de mierdas que pululan por el aire con un arco y flechas infestadas de nombres raros. Me dijo que había follado a pelo con una mueca de satisfacción y alivio. Me asombró su poder aspirante, en tres caladas convirtió el cigarro en ceniza, sus caladas eran pausadamente arrasadoras, cerraba los ojos cigarrillo en boca y se dejaba ir, y soñaba... Al poco rato se perdió entre los árboles y la hierba, entre las escaleras escamadas del Palacio de Anaya y su gente. La vida aquí pasa lentamente y, quizás por eso, las cosas saben mejor, ya sea un café, un cigarrillo o una conversación con un extraño.

domingo, 21 de junio de 2009

Sol y brisa

El sol tatuaba en blanco y negro las sombras de los árboles. El aire paseaba y corría en un susurro aderezado con calor amarillo. Ella pensaba con la mirada, estaba medio tumbada en un banco, la bandera de su coleta apenas se movía salvo cuando observaba la soledad que le rodeaba a izquierda y derecha. Palpaba una contra otra sus rodillas en golpes sabor morse un mensaje que no pude descifrar, anomalía normal en mí.
Saludó a un chico que pasó cerca de ella.
Sus uñas brillaban y reflejaban un rosa blanquecino que no chocaba con ningún otro cristal salvo en los míos. Abrazó sus rodillas con un fácil lazo y volvió a clavar sus morenos brazos detrás de su espalda en un ángulo recto. Su cuello giró
y me vio.
Se levantó y llenó un cubo de basura con una pequeña bolsa vacía de plástico blanco
y se fue.
Me pregunto si en esa bolsa se habrá dejado algún deseo olvidado.
Yo también me fui. La soledad ya casi no me inspira.

jueves, 18 de junio de 2009

Gotas de sol

Llueve calor o son tus gotas de sudor, es amor en el aire o son los besos que tu hombro izquierdo descubierto recibe como sellos mientras caminas a casi 35 grados, son dos cuerpos creando vapor en el asfalto a falta de aire primeros auxilios, puente interbucal donde dos lenguas revisan torres y puntas de marfil tan afiladas que nos emborrachamos con sangre ajena sin importar de qué país son nuestras venas.

miércoles, 10 de junio de 2009

Nada nos importó

Y los extremos copularon, hicieron migas entre te y pastas tan tarde que las migas se convirtieron en piedras...
Salimos después a tomar algo, celebrábamos un cumpleaños, su cumpleaños. Los ojos verdes de Gabri dejando el baño atrás aparecieron brillantes, recién salidos del lavavajillas. Observé su mirada, ahora gris cenizo, rebosaba amistad entre línea y línea. Guille también salió. El vinilo rodaba suavemente en sus ojos y se hacía más grande a cada vuelta musical.
Armonía pura.
Nada importaba y el tiempo chocaba como moléculas en celo cargándose a cada movimiento con más energía. Las neuronas se daban latigazos eléctricos con cada roce, cada intención, cada mirada... Nada importaba salvo su mirada lejana entre camisetas y tejanos, entre jóvenes y ancianos, entre días y años luz que nos separaban, apenas unos pasos entre la multitud. Solamente es un sueño apalabrado y labrado entre licor.
Ella es real y yo un mentiroso, vendí antes de cazar la piel del oso y ahora tengo deudas por amar jugando y jugar a amar, por jurar que bebería la piel del mar y por tener una garganta tan seca que limo tu lengua en vez de besarte sin salir preso de las barras del mismo acero que conducen este tren a la estación estéril del año.
Todavía no sé que la sal en las heridas hace daño.

viernes, 5 de junio de 2009

Jueves noche 3:22

Saca las palomitas, están crujientes.

Los pulmones rebosan menta y hierbabuena al son de un himno solemne, todos observan y cantan, tararean (qué bonita palabra) palabras que enlazan con sonrisas aterciopeladas, respiran cielo obsesionadas con un ritmo, es el istmo que nos unió en un compás que empujó sangre tan fuerte que la hizo escapar por debajo de nuestras uñas, pintando de rojo las notas musicales que disfrazaban la noche iluminada por un flexo con forma de aspirina.
El sexo encontró su homólogo delante de él, adversario de ajedrez, amor propio sin propina, profiláctico roto en un puzzle de tres mil piezas, y nos infectamos a base de amor.
Dardos y cerveza, cigarros de dos en dos, fantasía sin historia, noria cuadrada. Soy impar y las medias tintas solamente manchan lo banal, mánchame con tu deseo y mójate en mí, de azul o de negro, toca el extremo sin neutros. Aquí abajo el barro es de los puercos y si las llamas queman qué más da, existe un océano de sal y desiertos de agua, savia nueva y octogenaria con muchas batallas que contar, siempre que tus oídos quieran fornicar.

lunes, 1 de junio de 2009

Going backwards

Y al final la chica muere. Él le dio el beso de despedida mientras llovía sobre su femenil rostro abandonado agua salada de color marrón. La depositó en el suelo suavemente llorando. Sus ojos expresaban dolor. De pronto sonó un disparo. Se abrazaron en un lazo que parecía eterno. Y se besaron. Parecía que todo se había solucionado.

Sin pilas

Quién marca el tiempo del reloj que dicta a golpe de aguja. La imagen de la vida es la muerte recién nacida. La vida es un maldito billete de autobús, de tren o avión, que aporta sentido al movimiento pendular al que estamos sometidos.
(Suena Have a nice day, de Stereophonics)
Todo tan blanco, tan pulcro, tantas flores de plástico en el sepulcro.
Tan insignificante.
Y todavía me da pereza levantarme...

Problema semántico

Le estaba viendo venir, venía de frente y me vio fumando. Me vio fumando y me iba a pedir un cigarrillo. Como el águila que ve su presa y ligeramente cambia de dirección a cierta distancia calculando los milímetros para la perfecta ejecución con la velocidad y precisión adecuadas. Me vio fumando y me iba a pedir un cigarrillo. Yo sabía lo que él quería y la maldita curiosidad hizo que mis ojos tímidamente le mirasen. Él ya llevaba desde el inicio de este relato apuntándome con ojos de perro de Pavlov enganchado a la nicotina y aquel fugaz cruce de miradas no hizo más que afianzar nuestro inmediato contacto verbal y mellar en mi seguridad. Me vio fumando y...
-Oye coleguita...¿No tendrás un cigarrillo por ahí? -escupió el cliché.
-Sí -dije. Y seguí caminando.

Mirando abajo

-La curiosidad me ahoga -me dijo.
-Bonito pozo -contesté- y además con vistas.

Nudo en la garganta

Me pregunto cómo se hará el nudo que inmoviliza a la bella dama entre las paralelas metálicas del tren.

Sexo anónimo sin ánimo de

Se recostó dándole la espalda y su cara se estiró en un gran bostezo de satisfacción. Fue el mejor polvo que jamás había echado y, mientras el sudor comenzaba a enfriarse, se preguntaba cómo se llamaba.

jueves, 28 de mayo de 2009

Sexo, mentiras y salvación

Aquella noche el viento se mudó y a las calles le salían lunares con forma de persona conforme con el espacio y el tiempo, sabedoras de que ninguno de esos conceptos podría ser transformado por ellos y caminaban. Distintas direcciones y motivos del movimiento, por placer u obligación, el placer de caminar bajo una pecera celestial que amaga lluvia, la obligación de salir porque las paredes de tu casa rezuman sudor amarillo y van cercando los escasos metros cuadrados en los que te encuentras, seguramente acompañado por un sofá de lija y una televisión con muchos canales y nada que ofrecer.
Entró en el prostíbulo de la calle 63, un lugar sombrío aunque seguro, despejado de miradas que suenan como el mazo de un juez que siempre mira por encima, una calle con una acera amplia y coches oscuros y vacíos y adornada con tiendas que venden alcohol y tabaco a menores que van a comprar un paquete de chicles sin azúcar y el Herald Tribune a su padre. Era una gran calle, pero solamente cuando la noche la vestía.
Aquel lupanar tenía un aspecto limpio. En la entrada hacían guardia dos grandes cortinas de un material sucedáneo de seda que te acariciaba la cara al pasar mientras su tejido se colaba en tus oídos y hacía intuir lo que te esperaba dentro. Era un lugar en el que nadie te miraba cuando entrabas, por eso le gustaba tanto, se sentía como en casa, ¡qué diablos como en casa! ¡mejor!
La luz era tenue y hacía de escudo para los primerizos. Había sofás de color negro y rojo, en sus mesas algunas copas con el agua de los hielos y otras a medio beber abandonadas por el deseo, que ha subido corriendo las escaleras hacia una habitación. Se sentó en un taburete y pidió un whisky con coca cola. La camarera le saludó, su escote también, y de muy buen gusto le puso el licor carbonatado. Encendió un cigarro y antes de que consumiera la mitad alguna que otra chica se acercó, su mente dibujaba a aquellas mujeres como buitres encerrados en cuerpos de diosa pordiosera, privadas de libertad y de luz, tachadas por una sociedad que no para de meter y sacar su infiel miembro en un coño que ha salvado miles de matrimonios.
-"Hola cariño.¿Qué te apetece?"
Apagó el cigarrillo en un cenicero fálicamente alargado y contestó:
-"Lo de siempre. Que me mires desde abajo y me mientas mientras gimes"

miércoles, 27 de mayo de 2009

Vicios y tecnología

Estaba delante de un niño mientras dibujaba y, viendo su estuche, pensó que los mayores habíamos cambiado aquellos estuches llenos de ilusión por otros estuches llenos de cigarros, habíamos cambiado la ilusión por los vicios que nos aportan algo de ilusión. Olvidamos los parques, gritar el nombre de un amigo que estaba en la otra acera o caminaba delante de nosotros, comprar chicles con azúcar y regalices rojos.
Esperando el transporte hacia el trabajo vio pasar a un hombre que hablaba por un móvil con micrófono. Caminaba solo, balbuceando algunas palabras y mirando tímidamente a ambos lados como si le escoltara continuamente un paso de cebra. Hace tiempo un hombre algo desaliñado y con gafas de la posguerra caminaba por el paseo de San Antonio escuchando atentamente una radio apagada. Habíamos cambiado a un loco por una persona que se dejó adornar motu propio por la nueva tecnología cual árbol de navidad. Sin duda acabaremos casi todos así, más parecidos a un robot que a un loco.
Las pastillas que le daban en aquel blanco y aséptico edificio de puertas mudas se las tiraba a los pájaros migadas en el pan. Ahora los pájaros se han comprado un móvil cada uno y tienen necesidades, stress y contaminan el aire con el humo que despiden sus pequeños pulmones, ya no vuelan.

martes, 26 de mayo de 2009

Interferencias

Interferencias elocuentes,

nada es real salvo la mentira que disparan tus pupilas,

el diccionario se está ahogando en la sopa de letras,

donde nadan jeringuillas.

sábado, 23 de mayo de 2009

Sexo al fin y al cabo

Llegó el verano, fue un parto prematuro. Y los insectos voladores comenzaron a flirtear con la luz de las farolas. Pero era todavía Mayo, finales, y una tromba de agua abortó la cálida noche con su riego inoportuno atentando contra el volador amarillo en su intento de alcanzar la luz. Balas acuosas lloraban desde el cielo y él, hábil, las esquivaba con la suerte del enamorado por la utopía de cupido. Pero no dejaba de llover.
Al final tuvimos que salir de aquel piso-mirador y saborear la sal salada de allá arriba. Pisamos el suelo mojado y dejó de llover, aquel insecto ya no estaba, o sí. No me molesté en alzar mi ebria cabeza que ya volteaba por sí sola.
En toda la noche no volví a acordarme de aquel bicho, una noche en la que las manos nunca estuvieron vacías, vasos de litro, cigarros, cinturas o cuellos con forma de vasija y manos que los sujetaban para beber colmadas de ese licor caliente que llaman sangre, o sexo.
Y como toda cópula trae consigo, después del placer vino la avalancha de calma blanca, un último empujón y nos desinflamos con la última espiración. Todo un poema acerca de lo bonito de lo prometido y las ganas de seguir haciéndolo. Después de un descanso, claro.
Pero no hay descansos y el sexo no para...¡mentira!
Al final acabé solamente solo en silencio suspirando por un poco de sexo de segunda mano, sucio y sibilino pero siempre acompañado. Sexo al fin y al cabo...

lunes, 18 de mayo de 2009

Roe, roe, roe...

Roe el tuétano de mis huesos, como la uña y la pizarra desgarrando lenta y violentamente. Salen mal parados tanto la víctima como el agresor, en este caso ambos coinciden en la misma persona, en el mismo cuarto lleno de vasijas difuntas por gula que siguen tragando lágrima a lágrima las gotas que irremediablemente suicidas se lanzan desde un techo blando y putrefacto fruto de la humedad. Si desde allí nos ve Alguien, debe estar peor que nosotros.
Abatido por las balas con dirección y sello caminaba herido de vuelta a, encontrando solamente consuelo en un coche fúnebre aparcado delante de la iglesia. Ahora los coches negros no imponen tanto como antes, ¿hemos aceptado la muerte mejor que hace años o simplemente la ignoramos?
La muerte consuela, nos dice que tenemos todo el tiempo del mundo, pero yo sigo cabizbajo intentando encontrar en el mapa asfáltico la gran x sin saber que un paso de cebra me puede enterrar.
-"Doctor, ¿qué tengo?"

viernes, 15 de mayo de 2009

Sólo existe hoy

Se confundieron las manos y el cielo, la libertad con los grilletes de algodón de azúcar, las heridas y los puntos de sutura, la miel que brota de la costra. Todo fue una amalgama de metales pesados que cayó sobre los socavones de mis dientes como un delicioso postre tóxico. Y yo pensando en palpar tu entrepierna por debajo de un mantel de papel infestado de lunares blancos con forma de miga de pan. No me gustan los banquetes con disfraces, me gustan los disfraces que la hambrienta luna nos regala, cuando los últimos compases del tango crepuscular comienzan a vestirnos con la oscuridad justo antes de que la luz de las farolas destroce nuestro rostro. Por eso nos refugiamos en la confusión del sinnúmero y nos fusionamos con el licor y más tarde el licor se fusiona con nosotros en las noches donde la reciprocidad no existe.
Mañana será otro día...

jueves, 7 de mayo de 2009

Whiskey on the rocks & roll

Y hoy no llueve. Me quedaré dormido esperando una llamada mientras rasgo mi garganta intentando encontrar la nota adecuada. Otro cigarro se apaga en el cementerio gris, lápidas amarillas, dedos mordidos y uñas escupidas. La mano cuelga del sofá entreabierta, la puerta me mira tuerta y la corriente se cuela aquí haciéndola gritar como si se le clavasen astillas lanzadas con flecha, estúpido cupido me ha escupido y el aire se compacta, es difícil respirar con este calor que llena de brea mis pulmones, whiskey on the rocks and roll mientras espero como agua de Mayo que me sirvas otra copa, guapa. Esta noche no será diferente, beberé y te miraré y esperaré a que me mires y se haga un paréntesis entre ambos hasta que se rompa y te pires. A veces mis ojos balbucean y se tiran de cabeza en los tuyos y bucean en círculos claros y oscuros y terminan por agarrarme de los tobillos y empujarme bien adentro, en tu profundidad donde te respiro mientras efímera desfilas a mi lado como una estrella con los faros rotos.

lunes, 27 de abril de 2009

La ciudad

Y nos dimos el último beso después de un largo rato. Allí comprendí cómo funciona ésto; cada cierto tiempo el cemento se resquebraja por las pisadas selváticas de manadas de todas las razas que bajan y suben, entran y salen sin compasión, carentes de una mirada que les identifique. Supongo que aquí todos son -somos- algo parecido a un clon de algo o de alguien un lunes por la mañana. Como decía, cada cierto tiempo surgen entre las palmeras metálicas, aparecen dentro y fuera de los cristales de esta cueva millares de neutrones, protones y algún ion. Son movimientos individuales constantes, así como el movimiento general que todos provocan bajo la batuta de un director a veces ciego y otras veces manco. Este movimiento general, universal, se compensa con una calma transitoria cuando las serpientes subterráneas se alejan dejando esparcido su vómito, que se ramifica como hormigas en llamas y terminan por desaparecer a través de los agujeros donde las avestruces incuban sus cabezas. Así funciona ésto, es la paz absoluta que descansa en el núcleo del huracán. Y tal y como se va, vuelve, y así sucesiva y progresivamente los altibajos se suceden como una montaña rusa que termina siendo ruleta para los que van y no vuelven o simplemente se perdieron por el camino porque les robaron la suerte.
-¿Lo oyes?, Aquí viene -es el parásito que se ha colado en el intestino de Madrid. Muerde y avanza, avanza mordiendo una manzana que un niño ha coloreado a rayas y que la Esperanza se ha encargado de oxidar arrugando su piel.
Allí comprendí cómo funcionaba todo, la teoría gravitacional terrestre, la atracción de los cuerpos -no entre ellos, sólo tú sabes eso-, la inercia y sus puñetazos, patadas y empujones. Aprendí a dormir despierto y fui almohada de sus sueños durante tres o cuatro paradas. Descubrí que el fenómeno que los que comenzaban a ser americanos denominaron Melting Pot lleva existiendo aquí muchos años. Me di cuenta que la parafernalia televisiva esconde la misma humanidad que la del mendigo que pide un cigarrillo en Lavapiés. Al fin y al cabo todos somos humanos, aunque los rayos catódicos les transformen en reinas y reyes.
En el autobús pienso dando ya la espalda a la ciudad lo grande que es, pero no sé si es mejor, no sé si hay más oportunidades en un pequeño frasco de perfume o en una garrafa de agua de colonia...
Madrid menguaba cada vez más.
Sólo la extraña parsimonia de una ciudad en continuo movimiento puede empuñar la tinta con tanta fuerza que escriba en esperanto la conclusión que trae consigo el viento cada vez que aparece un nuevo vagón de metro.

Yendo

Ella estaba detrás de mí y no me atrevía a mirarla pero creo que giraba su mirada hacia la ventana para que yo la observase sin piedad y tatuase cada milímetro de su piel en un recuerdo que alimentase mi impaciencia hasta que, por deseo del destino, nos cruzásemos en la ciudad.
Ella no sabía quién era.
Nuestras miradas no se cruzaron.


"Como la última vez, la última noche en París, paseando, ella venía hacia mí cruzando la calle, y era su cuerpo y su vestido y su pelo y su forma de andar, y la sensación que transmitía: ¿soledad?, ¿no?, ¿qué? No lo sé, pero esa sensación nos atraía a medida que nos acercábamos, nos atraía mutuamente -y los ojos, más que los ojos, ¿qué?-, nos arrastraba por dentro y por fuera cuando nos cruzamos, fue más maravilloso que el sexo, más maravilloso que hablar, más mágico que llegar a conocernos alguna vez. Bueno, no estuvo tan mal después de todo"

Shakespeare nunca lo hizo, Charles Bukowski

25 - 27 de Abril

Amanece y parece que no lo merece, otra fotocopia en blanco y negro aparece a las ocho de la mañana. Los escasos rayos del escaso sol entran sin hacer caso, su intensidad intermitente ilumina un cuarto vestido con el algodón y poliéster de la anarquía. Un mantel de libros, cd´s, hojas sueltas, cartas sin abrir, cables y migas de pan duro hacía invisible la mesa y parecía que los objetos se mantenían en suspensión, como el aire que entra en un cuerpo con ilusión, liviano a través de un túnel anillado de seda se adentra en las bolsas alveolares.
Nacía un nuevo día.
Pero éso no era lo más importante.

jueves, 23 de abril de 2009

.sentido el busques le nO

Hay tormenta en el cielo de mi boca, el paladar está de luto, lo adivino por el velo.
Se han liado el cargador del móvil, el cable del ordenador y mis pensamientos en un nudo que traga mis dedos portadores de paz. Tú a un lado y tú al otro.
La vida de la vertical caerá por su propio peso y formará una crisálida con el mapa del camino a casa. El tesoro, la espada y el parche son tan sólo escarcha que la luz devora a paso de gusano, lento, firme y dejando una estela de baba como un recuerdo de lo que fue.
Todos volvemos solos a casa, unos follan carne contra carne y otros con la almohada y tú quizás no lo sabes, pero copulas con mis palabras.
¡Abracadabra!

martes, 21 de abril de 2009

Kill me

Mátame con cada palabra en cascada.
Mátame sin paréntesis ni puntos que detengan esta sucesión brillante y afilada que siega la altura de mis anhelos, haz de mí un instrumento oxidado olvidado. Puedes fumarme los dedos y borrarme las huellas de todos ellos salvo el del corazón, es la única huella que aquellas olas no borraron...

sábado, 18 de abril de 2009

Perdona, ¿Tienes hora?

¡Corazón bombea!
Que yo te vea.
Caudal que riega mis venas,
siembra vientos vestidos de piedra,
congela mi angustia en tela de seda y trágatela.

Esta noche las calles se visten de vino tinto, el color del vatio dibuja sombras a solas que no se consuelan y yo, perdido entre la penumbra te escribo desde la asfaltada doble continua cambiando de acera superado por un llanto interior que se rasga y desespera. Existe el crepúsculo perfecto entre aquel tacón lejano y la madrugadora escoba del barrendero.

domingo, 12 de abril de 2009

Cuenta sueños

Era morena con los labios rojos, nuestras espaldas compartieron medio metro cuadrado en la barra del bar, era una diosa y no pude perder la oportunidad de tocarle la espalda, cadera o culo. Aquella noche la encontré en mi armario buscando algo que ponerse, de rodillas sobre una balda. Le pedí que me dejara hacerle una foto, apenas veía pero me esmeré en sacarla lo más bonita posible por si el recuerdo la desterraba de mi mente, no paraba de poner caras producidas por, quizás la vergüenza. Mi rostro debía ser como ese tipo de quesos fundidos que se estiran cuando los untan con un trozo de pan. Le dije cariñosamente embelesado por su figura, cara y presencia que fuese natural, inmediatamente recompuso su cara y tomé la foto que esta mañana adorna cada minuto de mis letras hacia ella. Le dije que era preciosa, y se sorprendió, pero fue una sorpresa esperada.
"Quiero besarte".
O algo así le dije, de pronto, nuestras dos bocas lentamente se disolvían en un beso pausado y eterno, su lengua era algo más gruesa de lo normal pero muy ágil y podía sentir cómo giraba y rozaba su filo con mis células más receptivas. Me enamoré de dios.



"My my my myyyyyyyyy Sharona..."

Calzoncillos

Adelanté a un sonido de tacón camino a casa, era un sonido armónico, imperfectamente deliciosa la madera intentando hacer fuego con el asfalto. La calle era recta, semi oscura con coches helados escoltando la margen izquierda y yo, tímido y enamorado de madrugada, con metros de ventaja dibujaba un te quiero en cada ventana para que ella al pasar lo leyera.
Era preciosa,
y analfabeta.

sábado, 11 de abril de 2009

El novio de la tía que me gusta

El novio de la tía que me gusta es un pelele sin cuerdas que espanta moscas cuando baila, un necio, un saborea copas de madrugada, es el palo onanista que mete más el cerumen en el oído, de ahí su sorda ignorancia, custodia cada milimétrico recuerdo del tacto en la cintura de sus amigas cuando llega a casa y su pene escupe la bilis agria del sexo casero, es el último pedo de un ano con diarrea, el tropezón en forma de cubo en un lago denso amarillento anaranjado aparcado a la puerta del bar por el que salía señalando al cielo con el índice reprochando amistosamente a su compañera el tiempo de espera por haberse quedado despidiéndose de mí.
En realidad ni siquiera sé si son novios y ella no me gusta tanto, pero él, me cae mal de cojones.

jueves, 2 de abril de 2009

Hace frío

En el salón de su casa, dentro de un armario, se encontraba un espejo que había vivido allí desde que tenía conocimiento, lo había visto de pasada, parado mirándose cuando era pequeño y todavía coincidía con la altura del primer anaquel, en las celebraciones de navidad, en los pocos ratos que estudiaba en el salón. Pero él creció y el espejo dejó de retratarlo, se olvidó de él por mucho tiempo. Hasta hoy.
Buscando desesperadamente unos apuntes que no conseguía encontrar, se agachó en frente del primer balde de aquel armario del salón. El espejo escupió una imagen notablemente desmejorada, quizás enfadado por el despecho que el olvido prolongó tantos años, arrugas, barba descuidada, cabello despejado y anárquico y ropa sin planchar, como si esa imagen erosionada estuviese tallada en aquella neolítica pared de cristal. Se miró, paró pensativo y en cuestión de segundos retiró la mirada amedrentado por sus propias pupilas, que apuntaban directas y enfadadas echando en cara haber perdido tanto tiempo de su vida en banalidades y dando como resultado un aspecto que el reflejo del espejo llegó a odiar.
Salió del salón apresurado.
Siguió sin cuidar su imagen, tampoco la interior pero cada vez que giraba el frío pomo de la puerta del salón algo le decía que hacía mucho tiempo dejó de ser él para ser alguien cuyo espejo odiase.

miércoles, 1 de abril de 2009

No es amor

Y otra noche que nos engañamos, teñimos la noche con el flexo lunar y dimos pasos agarrados de las manos sin ni siquiera mirarnos. Se nos hizo madrugada sin querer mientras la heroína recorría arrasando cada milímetro de nuestras venas, tsunami color púrpura que ahogó los inyectados párpados entre olas que hacían de paréntesis en cualquier portal, pared, rincón de la ciudad descuidado de la electricidad.
La noche estiró su tallo hasta la madrugada empeñada en quererse hacer eterna entre los chismorreos de los grillos y la luz de las luciérnagas a ras de asfalto y humo de coche, y aunque la noche se reencarne mañana, siempre muere, como mueren extasiados ellos dos en cualquier colchón de pensión barata, sabedores que mañana serán prometeo hasta el ocaso, entonces saldrán de su escondite en busca de más amor que los una.

martes, 31 de marzo de 2009

Sin batería

Y la última cucharada de cereales se quedó en sus comisuras de madrugada como el vestigio que dejó una guerra entre piedras de marfil y colmillos famélicos. Su garganta engullía los restos cadavéricos de una noche de insomnio, gominolas de semáforos y poseidones levantando faldas a pleno pulmón, un olimpo en ruinas en medio del salón y el tazón vacío, la tele apagada y sus pies descalzos sintiendo los latidos del suelo, sus uñas quemadas, los dedos amarillos y las muñecas rotas por jugar a ser pequeño sin saber que la fuerza le sobra, y la ilusión en la nevera, junto a las sobras.

jueves, 26 de marzo de 2009

Otra vez tarde y borracho

Muere la noche a través de mis córneas y suspira alumbrando tu nuevo día, difunto para mí hasta casi entrada la tarde, cuando soy fénix con ojeras.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La ivaginación

La imaginación es la única mujer espectacular y perfecta que nunca te follarás realmente.

sábado, 21 de marzo de 2009

Cuesta

¿Y ahora qué? La madrugada pregunta a la punta del lápiz.
Un coche encendido replica el eco de mis pasos, pausados.
¿Dónde está el equilibrio del ebrio?
Lo marca la luz de las farolas que saludan con sobria gentileza.
No me doy cuenta mientras madura lenta la flor de primavera
dividiendo ambos lados de la carretera.
Y me dejo llevar,
camino interminable que apunta al mar.

lunes, 16 de marzo de 2009

Viaje desde hasta hacia para por

"Del papel que ella me dio en blanco y yo convertí en letra azul en el autobús de vuelta a Salamanca y que se extravió en el autobús o de camino a casa el 15 de Marzo de 2009 y que he reconvertido con el fin de desahogar la tristeza que implica perder algo con un valor incalculable para mí y que tan sólo significa una hoja doblada dos veces para el resto del mundo"



No hay lugar con más encanto que una estación de autobuses. Todavía es de día, las maletas van y vienen, algunas dicen adiós girando el cuello dedicando una última mirada hacia el andén. La atmósfera que rodea a las estaciones de autobuses debe de ser especial porque hace que las personas expresen su amistad, amor, añoranza por la ida y un sinfín de sentimientos, buenos sentimientos, forjados con la incandescencia de un abrazo mientras se repiten las palabras que ya han sido dichas una y otra vez antes de la despedida. La repetición mecánica de una o varias frases tiende a memorizarse (a corto plazo) y quizás se haga para evitar el olvido, quizás se haga para evitar el olvido.


No hay lugar con más encanto que una estación de autobuses, está oscureciendo pero todavía hay luz suficiente como para dibujar la escena, la luz es escasa pero intensa y las maletas que salen de la bóveda con olor a ropa doblada intentan observar entre algún bostezo y estiramiento si les han venido a buscar. Algunas salen disparadas a la salida sin mirar sabedoras de que nadie les está esperando. Recién llegada, maleta en mano que abandonará en vertical para dar abrazos entre un mar de piernas locas. Tanto los abrazos de bienvenida como los de despedida, los de despedida quizás más, son más sentidos y tienen más significados, son nudos en cuya efímera fugacidad nadie puede desatar, nadie puede desatar.



La llegada implica despedida pero la despedida no implica nada más que tristeza, tristeza que siempre sobra y que se encuentra en un sucio rincón acolillado de cualquier estación de autobuses esperando compartir viaje con alguien que se despida, con alguien que se despida.



Menos mal que las últimas miradas, las últimas palabras, el último tacto de tu mano, los últimos abrazos y los últimos te quiero que decimos con el fin de parar el tiempo no siempre son los últimos, no siempre son los últimos.

lunes, 9 de marzo de 2009

¡Cuánto habría ganado quedándome en la cama!

Hay días en los que es mejor quedarse en casa bajo el calor inconscientemente trabajado durante horas en la misma posición con posibilidad de retozo. Hoy ha sido uno de esos días.
Pillo el coche y a los 5 minutos un anciano de aspecto jovial me da por detrás, es decir, impacta con su cïtroen pitingo de color azul en el extremo derecho trasero de mi coche, (mi coche que comparte mi hermano conmigo y que nos compró mi padre). Del impacto creí que me había metido en un hoyo, miro hacia atrás y ahí están la pareja, su mujer ni se inmutó y yo mientras mirando qué había pasado y buscando los porqués de semejante sacudida, todo esto aderezado con una cola como la de nacho vidal pero en metálico rugiendo con sus cláxones impacientes conductores con boina babeando de rabia que deberían tener todavía una ele cargando en el remolque de ignorancia supina y que no se acuerdan de cuando ellos la llevaron(la ele) porque la imbecilidad de estos papanatas no tiene límite y si lo hubiera o hubiese lo destrozarían a la velocidad de la luz por el carril de la izquierda adelantando en rotondas para avanzar un magnífico puesto que le ahorrará 5 segundos de su vida detrás de un novato que lleva tres semanas con el coche. Total que del impacto se me salió el intermitente delantero bajo izquierdo del coche, que la amable transeúnte por la que paré para dejar pasar en el paso de cebra de la discordia y que fue el origen de mi "porculada", me indicó que no estaba en su lugar, como si de un ojo salido o saliente colgando de las venas. Entre el jaleo de cláxones una chica en un coche negro con los labios rojos, no sé si del carmín o de la sangre que sus propios mordiscos provocaban por una rabia desatada a causa de esperar a un novato que ha "recibido" por primera vez me gritó "pero mueve el coche que &$&¡¡¡* ..." a lo que le contesté con la peor de mis caras(me cuesta poco ponerlas) que ARGH%&!!!!!... esa chica moderna no se había dado cuenta que todavía le adorna una preciosa boina con restos secos de paja.
Apartamos el coche y dirimimos el asunto o cuestión. Eso no es nada, dijo él. Eso del intermitente no hemos sido nosotros, dijo la experimentada mujer tricampeona del París Dakar. Y yo, el más tonto de los tres, pensativo, pensé que de un golpe por detrás no podría haber salido el intermitente de delante. No hubo parte.
Al final conseguí colocar el intermitente en el trabajo y cuando volvía a casa, casi con la sonrisa de lo que ya era una anécdota...



se me rompe de cuajo la llave del buzón al girarla y se queda dentro.




La gente que viene de fuera y dicen que los charros somos muy de pueblo...aciertan muchas veces.



Feliz Lunes.

domingo, 8 de marzo de 2009

Vuelta a la bebida

Las piedras fueron protagonistas entre gritos, entre sus grietas. La calle llena, rebosante de sequía incapaz de ser colmada por cubos de hielo que tan sólo adornan el cristal, cristal por todas partes, en los balcones, en las ventanas a pie de calle, puzzle de cristal en el suelo que nadie intenta componer de nuevo y gargantas castigadas por la euforia nocturna, éxtasis etílico que se masturba en cada mirada a cada cuerpo diferente. Las pupilas eran cuadradas en el esperpento y la cara deformada, pero no importaba, aquel tobogán era divertido y la velocidad nunca jugó malas pasadas. Fue el polvo perfecto, con el amable camarero y con las desconocidas con las que compartí casi medio pitillo. Nunca supe fotografiar lo que vi sin cámara mas las palabras son parcas para hablar de la vuelta a la vida. Tendrás que mirarme para entender.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El sofá a las 18:00

Acuoso Marzo, entras llorando sin llamar y te cuelas como el viento sibilante con su aterrador cante, tan profundo que empapa, llega al tuétano y desaparece. Llevas días haciéndonos partícipes de tus lágrimas bañadas en un sol ineficaz que ilumina vagamente figuras que no significan nada, estás ausente. Protagonizas la soledad entre los bastidores de un teatro situado en el metro, un teatro de paso, de paso rápido donde el detalle se ha extinguido y la obra se repite con una aburrida invariabilidad, aquí no hay metro, aquí no podemos enterrar la cabeza y hacer como si nada pasara. Pero lo hacemos. La calle es un metro al aire libre donde una mirada no vale una rubia y los semáforos son siempre una suma perfecta, aunque a veces el ámbar hacer dudar hasta a las máquinas. La mujer y el hombre tenemos un poco de máquina en nuestro interior, y las máquinas también tienen un poco de humanidad entre sus cables, ¿o qué os creíais? Nadie está a salvo, salvo Marzo, que pasa campante entre humanos y aparatos de hierro oxidando este atardecer en el que me tengo que ir porque no llego a clase.

martes, 17 de febrero de 2009

Vista y gusto

Cuando te veo muero un poco, porque sé que cuando mis ojos se bañan de nuevo en ti volverán a secarse en un hasta luego de lágrimas ausentes, sólo de vuelta a la rutina recordando ese último gesto que firmaba la elástica prolongación física entre los dos.
Todavía ignora mi pobre alma estos 20 minutos de distancia entre una estación de autobuses que se hace cada vez más pequeña y un autobús cobarde que siempre llega a tiempo, siempre allá a lo lejos.
Cada vez que te veo muero un poco,
pero más muero cuando no te veo.

jueves, 5 de febrero de 2009

¿Cuándo fue?

No recuerdo el día en que empecé a quererte, quizás siempre lo hice, quizás mis genes lleven tu nombre impregnado, quizás tus miradas puntiagudas rocen el vinilo y mis ojos comiencen a girar silbando una nueva melodía, porque contigo no hay principio ni final, porque contigo todo y siempre es empezar, volver a empezar.
¿Cuándo fue? Me pregunto mientras clavas tu mirada haciendo sonar una canción que nunca acaba...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Hasta luego...

hola cielo....
pensarás que estoy tonto...pero no me ha gustado la manera de decirte adiós, tan repentina, tan "no mía", tan fría y tan rápida, cuando nuestras despedidas son lentas y melosas, como cuando nos besamos, interminables.

...

he conocido otra manera de querer, porque creo que se quiere diferente a medida que uno crece, y creo que en esta época de mi vida, de la nuestra, el amor se vive de muchas maneras, con pasión, con cabeza, sin ella...de maneras indescriptibles, hechas posibles gracias a ti por cómo evocas con tu mirada, con tus gestos, con tu boca...con tu mirada, tus ojos...donde me paseo y me recreo, una cárcel posible fuera de ella...

martes, 27 de enero de 2009

Sacando la basura

Hoy he jugado con el fuego y me he quemado
los días son como lastres, son casi las tres
de este martes roto en mil partes
mi cerebro se ha fugado con el ego
fueron a por tabaco y dijeron que volverían luego
es normal soy tozudo
intento encajar las piezas de este puzzle con legos
y si lo hago mal dibujos nudos
para qué las cuerdas vocales si soy mudo
delante de la tele jóde**
vas a tener que pagar la TDT
te recomiendo TNT
y ante el avance detente
no hagas lo que hace el resto de la gente
yo rimo porque porque quiero y porque puedo
porque debo porque bebo
porque haga lo que haga si no escribo un poco muero
como un cero.
me gusta abusar de la gramática
un amigo no se mide en matemáticas
es mi temática
aquí la gente es humilde
no van de
ni a por
van con
la sonrisa siempre puesta.
tengo odio a mi propio odio
que siempre termina siendo el podio
el monopolio
de esta manera es tan fácil liberar esta mierda que tanto me consume,
con suma paciencia progresa sin ciencia
la ficción no es la esencia en mis papiros
si no me gusta lo que veo huyo o me piro
y si no me sale nada pataleo como un crío
ultimamente casi nunca río, me falta brío
estoy lento no contento con mi vida aún sonrío
si duele te jodes,
tenemos moratones por correr maratones con zapatillas sin cordones
tengo una herdida que no para de sangrar
voy a alabar a tu dios, a ver si él me puede curar.
mi fe se tambalea no sé quién va más borracha de los dos,
tengo cien promesas en los bolsillos para vos
también tengo fama de cabrón,
porque me piden regalos y yo les doy carbón
los reyes son los padres y dios es un invento,
los conventos son hoteles que no pagan al ayuntamiento
dime si es mentira lo que cuento, tele, prensa,
es mejor leer un cuento
allí no hay tantos muertos, por eso es ficción,
por eso llora está canción, sin solución
la comprensión amordazada por la discusión sin pedir perdón...
sin pedir perdón...
sin pedir perdón...