Miles de poros abiertos abriendo casi Agosto, como pozos de petróleo vomitando al cielo en gritos ahogados. La piel quema y qué más da si no nos da la gana poner el punto final a la mañana.
Y el pulso en rebajas, rebanados en tiras de confeti de una fiesta ya acabada.
Las espinas de la Rosa no son más que escalones hacia el pétalo.
Si algún día llegas a subirlo, dime si me ves.