jueves, 7 de enero de 2016

Calor

Baja incandescente tráquea, casi fundida pero estoica ante la intención de doblegar el espíritu del bebedor a deshoras, como si beber tuviera una fiesta en el calendario en la que los alumnos llenan los bares a escondidas y estrangulan los vasos a plena luz del día, celebrando el día del ahogamiento
Baja naranja fluorescente, lento como el beso que se disfruta, fuerte como los dientes cuando inciden en la fruta. Y no vuelve. Como los besos de ida y las cartas sin remite. 
Pero volvemos a besar, a escribir y la historia se repite.
Todas las piedras sobre el camino y los dientes de león y las velas de cumpleaños fusilados a ambos lados. 
La botella para el escritor y la pluma para los poetas. La negación del mañana siempre presente y el nunca imposible.
Las calles están llenas de muchachos borrachos inextinguibles dispuestos a incendiar la mecha que les lleve de viaje a otros Planetas, o al Sol, qué podría ser mejor.