jueves, 31 de mayo de 2007

sólo café solo

Aficionado a deseos de esos que no se cumplen, a comer algo del algodón de las nubes, a disfrutar del paisaje de la urbe, a saborear justo lo dulce de la manzana, a beber del medio vaso lleno. Desconocedor de los hechos realizados, paladar dorado que no ha probado caramelo del amargo suelo, desconocedor del interior de las alcantarillas y del brillo de unos ojos ácidos, borracho de cartón.

domingo, 27 de mayo de 2007

"Tú eres igual que los demás"- con una mente por ordenar y posterior desarrollo de la misma lograrás ser diferente-"Como los demás"

Incluso en la más absoluta quietud siempre nota el tacto del curso sanguíneo por su cuerpo pintado por venas continuas y discontinuas que tiñen la piel de un rojo ávido, por vivir y por recorrer un cuerpo cíclico sin pánico.

viernes, 18 de mayo de 2007

Dulcinea

Dulcinea tiene unas converse de tacón alto, sus gemelos son regaliz de caramelo que se estira y dilata a cada paso que desliza sobre el suelo, sus muslos han sido y son premio de ebrias cacerías donde patinan sobre el hielo de su piel peleles.
Dulcinea lleva flequillo y fuma a su estilo los pitillos, los únicos que han saboreado su agrio carmín a cambio de vida. Dulcinea es el pedestal de papel que mantienen todos los Robin de su bosque y de los bosques de los alrededores cuyas flechas nunca acertarían su blanco amor.
Dulcinea tiene lentejuelas tatuadas en su cuerpo que saludan como un flash a cada movimiento, regando en arco los iris ajenos que la contemplan a cámara lenta y la graban para tener sexo de coctelera con ella.
Dulcinea no se ve en el espejo porque hay besos rojos embadurnando el cristal y se dibuja eses en su rostro de diosa pordiosera, abre la puerta dejando la luz encendida y baila en blanco y negro el "you never can tell" de chuck berry por el pasillo acariciando ambos lados de la pared dejando una figura en forma de cruz y un humo que penetra tanto que la sientes.
Dulcinea para el tiempo y tiembla sola en invierno, se refugia en el cajón de la lejía y bebe de la cañería cuando nadie le ve.
Lo peor de todo es que los tristes seguiremos siendo nosotros.

jueves, 17 de mayo de 2007

hache dos 0

Se respiraba un aire maltratado y decidió con desidia abrir los pulmones de la habitación un poco más, sus pupilas sin pilas yacían casi arropadas por la manta de piel que tiritaba en morse y los dedos intranquilos de sus manos intranquilas hilaban alterados una larga bufanda invisible que terminaría agonizando colgada de un recuerdo audaz pero fugaz, y por lo tanto polvoriento. Seguía sentado, sediento, su cabeza buceaba lenta, a un lado, y al otro escuchando cómo cada extremo de su mundo entonaba la misma nota. Pero todas las canciones acaban y las pulsaciones se vuelven perezosas y el cuello de plástico descubre nuevos ángulos en cuadros con relucientes sonrisas forzadas que se tornan grotescas cuando destiñen en agua salada.
Todo pasará y me hará saborear en alguna llanura el dulce polvo de un coche indiferente pero con retrovisores para ver a los que se quedan atrás, esperando a que alguien les lleve al siguiente desierto.

jueves, 10 de mayo de 2007

Las escaleras

Entonces cómo lo hacemos, tú agarras por ahí y yo empujo desde un lado, o mejor levántalo mientras lo sujeto por aquí debajo, quizás sea mejor empujar entre los dos desde aquí, nunca creí que el peso de mi conciencia pesara tanto que tuviera que pedir ayuda.

negativo

Abro una ventana
toco teclas taquicárdico
espero
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nada nada nada...

sábado, 5 de mayo de 2007

Volver volver...

Si es sí parece un no que realmente es un sí, si es un tal vez no volverá a ser nunca tal vez, siempre pesará más la balanza a un lado o al otro, los extremos. Nos extrañamos aún siendo extraños con legañas que nos impiden ver más allá...siempre puntos suspensivos...el suspiro...el suspenso y la cama hecha incienso ardiendo, tus labios rojos el saxo y el sexo olvidado, los pasos pausados y los dardos en el pecho...hacer el amor en el techo recorriendo largos trechos, y no me siento satisfecho.
Palabras, tan solo son palabras de un cigarro acabado cenizas de un árbol caído, hablar de lo vivido de la libido de un silbido entre tus piernas y de las miradas que penetran en trance sin hacer nacer ningún percance entre el comienzo de la noche y un nuevo amanecer.
Hazme nacer.