Últimamente escribo poco y con la letra muy chiquitita.
Antes me salían lobos por los poros y ahora el tiempo tirita…
Recurro a la mirada gélida que se pierde entre las llanuras de una mesa desértica.
No hay signos de oasis.
¿Quieres un oasis? Puedo llorar si quieres.
Sobrevivo a base de recuerdos, es inevitable mirar atrás y a veces me apetece vivir desde donde empezó el camino y lanzar las palabras tan lejos como hoy. Tan lejos como tus oídos ahora que me ves desnudo y me desnudas a cada línea que desabrochas. Escribir lo que pienso sin pensarlo, sin pensar que tú me lees y que eres el protagonista de un sueño fantasma tan frágil como hacer caso a un niño que te dice que ya ha acabado los deberes mientras escribía esto.