sábado, 18 de abril de 2015

Demasiado tiempo para pensar en

"No te relajes nunca" decía columpiándose en el alféizar.
"Si te relajas dejarás de querer como empezaste a querer, tienes que tener las pulsaciones siempre un poco por encima de lo normal, tienes que estar ligeramente intranquilo".

Y nos mató un fallo coronario.
Y que nos quiten lo bailao porque los polvos, las risas, tus bragas en la cornisa, mi camisa, tu vaho en mis ojos, los dibujos en tus costillas, los dientes dibujados en los labios, el carmín corrido de sangre, el alcohol en, las uñas paralelas sin cárcel que encierran una piel salina... Eso nunca me lo quitarán.

Aunque tú ya lo hayas olvidado.


miércoles, 1 de abril de 2015

Dos días

No hay lugar al que huir ni esconderse, pegar tu sudada espalda contra aquella pared de ladrillo mojado no fue la mejor opción. Será mejor que saltes dentro del contenedor y dejes que pase, sea lo que sea que tenga que pasar. Tu estómago es un punto final, te preguntas dónde quedó el gusano que se hizo mariposa y en tu bolsillo la última dosis de arritmia, los ventrículos se retuercen y dan forma al regaliz rojo que se ha quedado pegado entre tus dientes.
Sonríes, te mientes entre mierda. Sangre mezclada con aceite de una lata de conservas o algo que se le parece baja por tu antebrazo. Aire verde y negro juega en tus pulmones, como una bolsa papel que vuela, adentro y afuera. 
Te preguntas si se habrán ido, deseas su desaparición, quieres que se mueran y no queden ni sus cenizas, pero no te atreves a ser el que apriete el. Te falta personalidad, valentía, dos cojones sobre la mesa para convertirte en el índice ejecutor. Nadie los echará de menos, justo como a ti, jugáis al mismo juego. Todo vale nada. Es justo el momento de abrir esa tapadera llena de mugre resbaladiza y correr sin dirección. No pienses, abre, sal y ve. Corre a.
Sus brazos, su boca, el límite carnal que une el final de los dedos de su mano, esa cuna con forma de uve de victoria ¿Te has fijado alguna vez? 
El sol araña suavemente las mejillas del parque, grupos de jóvenes, parejas, perros, soledad sentada tras un biombo de lentes oscuras que no dejan ver más allá de su apariencia (me pregunto si todavía estará allí), cigarros, latas de cerveza y un banco que te hace compañía. El tiempo se ha detenido y parece que las pulsaciones se han rebajado. 
Ya sólo queda dejar pasar lo que sea que tenga que pasar.
Cuando todo vale nada.