martes, 27 de marzo de 2007

Pluma con flash

Lo siento, he abandonado esta planta que bonita florecía para pasar a plastificarla para siempre, de momento. De pintar algunos oídos que pasaban por esta estación estancada, gracias, a tomar la esencia momificada de las miles de gotas, que son nuestros momentos, y encerrarlas en su propia imagen. Lo siento, te dejé al margen casi al filo pendiente de un hilo, me preocupé tanto en la tinta tonta y en aquella tormenta y en el frescor de la menta en mi mente que me nubló en mi pecera de agua de segunda mano. Preocupado tanto en escuchar mis canciones y en sacar el jugo al juego que ahoga sediento sedante delante de mi asiento que ya ni respiro ni siento, lo siento. Hoy he vuelto para abrazarte a mi manera y a besarte la Primavera, porque no soy yo el que vuelve a escribir, vuelves tú a mí.

martes, 20 de marzo de 2007

A. Magno

Bueno bueno, es como si lo estuviera viendo...esos ojos que todo lo devoran y atraen buscando la señal que se dirija hacia un cofre que al final siempre se encuentra, puede ser un tesoro o un pergamino, la pregunta es, ¿ qué valdrá más ? ¿ es necesario estar metido en una caja con música que pinta tanto los oídos como los rasga ?
Algunos creíais que la caja no se podría abrir, tú me dijiste que había abandonado tras esa cortina interrogante que arrastra siempre a una contestación jocosa por mi parte, pero me jode realmente no expresar lo que desconozco, no creas Sr. Magnánime que estoy dibujando una fina y ligera duda que recubre a una explicación, no por Dios®, no. Tengo tres millones diecisiete mil doscientas ocho razones para arrodillarme ante usted antes que ésta.


¿Abandoné la pluma en algún rincón de esos que por mucho que los evites siempre acabas descubriendo ? No lo sé, pero no la perdí, siempre la tuve conmigo, lo que se exilió al infierno fue el tintero y mi pluma se secó, pero siempre encuentro un amigo que alimenta mi ego, y tú pecas, y yo peco.
Gracias.

lunes, 5 de marzo de 2007

Imaginando

Lucha sin cuartel, cuarto entreabierto, despiertos de madrugada, ahogados espadachines sudorosos buscan el compás en sus movimientos, inquietos abordan casi los trescientos sesenta grados que sólo se vuelven monótonos y sin sentido cuando no se quiere hacer la guerra, sin tierra de por medio que los separe siguen la contienda silenciosos casi sin abrir los ojos pero con habilidad para desgarrar la ropa sin provocar herida alguna, murmuran las palabras inaudibles e inauditas de los dos en cada esquina del cuadrilátero acolchado mientras demuestran su destreza inagotable en este arte donde ambos ganan o pierden. Exhaustos se devuelven los golpes a cámara lenta como al principio, cuando medían su conocimiento más que su fuerza, porque aquí no vencen los poderosos sino los que se entregan al otro. Espadas enfundadas, abren los ojos para observarse mutuamente y no esperan a entablar el cuerpo a cuerpo ciegos por hacer mella de nuevo con las manos, que sedientas de calor humano buscan cobijo entre articulaciones ajenas con el fin de causar el delirio que sólo una batalla como esta puede hacer.
El viento cerró aquella curiosa puerta y el sudor se evaporó hacia la ventana impidiéndole ver la escabechina entre dos guerreros que se amaban y que terminaron rendidos finalizando un beso eterno.

sábado, 3 de marzo de 2007

A solas

No es por el esfuerzo que ello supone, es que no hay nada más, al menos por hoy.
Como un vaso haciendo el pino, las gotas luchan levemente y se dejan llevar por la inercia y yo,
atraído por la luna como agüita salá también me dejo llevar por el viento nervioso de una habitación en calma y un ventilador con tos que suenan al unísono elaborando una ensalada musical adornada con golpes de oliva sobre el teclado, aceite que sale del sudor vago y lejía avinagrada que cae desde los ojos. Todo un menú para celebrar en petit comité, tan petit que el vino me lo he bebido todo y ahora la inercia está dentro de mí.