sábado, 13 de febrero de 2016

T. S. Eliot

Creo que ya sólo sé hacer eso.
Bebo, enciendo un cigarro y te miro, pálida.
Me pides que te diga, que tatúe en tu piel de naftalina taciturna hormigas de tinta nocturna.
Y sólo sé buscar fluorescencia en combinaciones aleatorias de pensamientos distraídos. Lo siento.
Rompo el carmín olvidado en marfil nervioso, uñas y nudillos que  se frotan buscando la primera chispa.
La primera primavera que no llega.

April is the cruellest month.


Y si mañana murieras hoy te comerías el mundo, lo vomitarías en cualquier calle de Madrid y te dormirías. C'est fini.
Cada día muero, cada día que te veo, cada día que despierto y cada día que no puedo dejar de ser un ser cuerdo. 
Cada día que pasa y no puedo ser Guillermo Tell, cada día que no juego entre las vías del tren. Cada día que no me pierdo un poco es el día en el que algo se va. Y no vuelve. 
La gravedad, el espacio, querer volver yendo más lejos para arreglarlo. Querer regalarlo sin tener regalo ni celo.
Adoro el sabor de tus encías de desconocida...