Siempre te encuentro. La verdad es que nunca debí de volverte la espalda y marchar, que fue marchitarse. Y si no te encuentro, me encuentras, de madrugada bruja volviendo a casa. Porque sobran los motivos y si no, nos los inventamos. Por los espacios en blanco de tu colchón, porque antes era tan sólo una sola cama. Y por las vueltas a, vueltas de, vueltas por. Giremos pues hasta encontrarnos de nuevo en este loco mundo mareado que no sabe a dónde va.
1 comentario:
en la cobardía de no descubrir quién soy te contaré las veces que he sentido celos de la que, viéndola marchar, querías ver volver...
después de seguir una y otra vez la historia, me río de mi diciendote que, como los viajes que no se acaban, son los viajeros los que terminan..., terminan por descubrirse ante sí mismos por un amor que nunca sacarán de dentro de la boca (quizá, como hoy, si de los electrizantes dedos)
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