jueves, 18 de diciembre de 2014

2 de Mayo, cap. 36, Rayuela

Del cigarro de hashish en la plaza al café de al lado, un frío sigiloso se cuela hasta la cocina del esqueleto y obliga al refugio, tan necesario como volver a beber cerveza sentado el dos de Mayo con los mismos desconocidos. Todos miran hacia adelante, al mismo punto, perdidos comparten el cigarrillo, uno se lo pasa al hombre que se giró para observarme con la tranquilidad del que tiene tanto tiempo que no lleva reloj ayer cuando pasé a su lado, lo mira y le quita parte de la boquilla naranja, se lo acerca a la boca y aspira hasta quemarlo, una y dos veces. No duele, ya no duele porque su interior está más quemado aún. Son tres, quizás cuatro. Me pregunto por qué me fui de su lado. 
Los niños juegan cerca de ellos, sin miedo a guerras ni al orín de los perros ni a la bosta invisible que nos rodea el cuello
Silencio en las personas, sigilo en los elementos. Esta plaza es el diván de cemento donde la esquizofrenia de los desvergonzados canta bajo las notas de una guitarra con arritmia. Sólo ellos junto con los niños que todavía juegan a la rayuela sin saberlo se atreven a saltar sobre los charcos. Creo que esos desheredados son más libres que nosotros por el simple hecho de no tener nada más que unas monedas para cambiarlas por cerveza. Era tan pobre que sólo tenía dinero. 
Sistema piramidal. La base son ellos, el cemento que nos sustenta y marca la linea que divide y diferencia a unos de otros. Arriba están los que nunca seremos, y en el medio mediocre, el medio fetal en ignorada suspensión, la gran mayoría, los mediocres, los nada. 
El sistema piramidal guarda la clave exacta para su mantenimiento autónomo de manera invertida. Todo es cuestión de física. Una pirámide puede mantenerse inversamente erguida, como un lápiz limpiamente afilado estar de pie sobre sobre su punta en el pupitre. Pero entonces llamaríamos la atención del profesor/a y nos preguntaría sobre la variable a despejar de los motivos que provocaron la invasión de Rusia por parte de los genes del complemento indirecto y la posterior fotosíntesis del Reported Speech
Es una pena que cuestionar lo establecido sea una asignatura pendiente que todos los profesores tienen (tenemos).
Se hace de noche tan pronto...
Se está tan calentito con las manos entre tus muslos. Uva embotellada para los poetas, Cortázares y Bukowskies. Mendigos con pensión de militar olvidado en una nube de napalm. Bancos de cerveza, conversaciones de vayaustedasaberqué, con la sonrisa limpia de un fuego natural que estalla en el cielo de sus bocas. 
Todos los putos/santos días ahí, comprando cigarrillos sueltos, ¿os acordáis? 
Selfies, copas de balón, del Adidas Tango a tu cintura argentina, et tous nos amours, patterns pretty as can be. Hemos perdido la guerra de nuestras vidas en el momento que dimos un valor a las cosas. 
¿Y ahora qué?
Ahora salgo a la calle y del punto A al punto B paso por el D, por el Y, por el M, a veces por el 18, y otras veces me quedo en el dos de Mayo viendo como pasan los demás. Porque tengo tanto tiempo que no tengo nada, al menos hoy. Porque no tengo nada y por ende tengo todo el tiempo. (Ecuación matemática en la que el orden no (me) afecta. Hablo con ellos, les miro, aprendo, leo y escribo. Te / os / les / nos / la / me (re)escribo.
Ahora que no tengo nada vuelvo a la necesidad de mamar de tus pechos, indefenso feliz, ignorante de nuevo. 

Are you sure you want to delete?

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Lo cíclico del olvido

La ciudad está caduca, el tiempo tiñe de hojas secas el suelo que piso, la luz agotada empuja en viaje de ida un último suspiro de vida antes de que nos crucemos bajo la electricidad de una farola. Bajo el paraguas de un tumulto confuso, cíclico y oxidado que nos impide salir de este crucigrama laberíntico de luces de colores y cumpleaños olvidados.