lunes, 24 de agosto de 2009

Moscas en adopción

Vienen todas a la boca de la copa, sedientas y negras. Moscas en prueba de adopción, "the survival of the fitest" lo llaman, la madre es alcohólica y sufre palizas, el padre compra tabaco en el club de alterne y cuando está nublado se queda en casa bebiendo cerveza de las gotas que pintan el suelo. Ninguna de esas moscas en período de adopción quieren morar esa casa, saben que morirán días después de que acabe el verano. Perdidas heridas agonizantes y solas. Pasto del tiempo se descompondrán. Han leído a Kafka y el futuro es un agujero negro compuesto de muchas moscas negras, nefasto collage.
Las otras moscas que no han sido adoptadas viven en "Un mundo feliz*" en el extrarradio en barriadas donde se estiran desde la tierra brillantes jeringuillas entre basura y muñecas decapitadas que sonríen de lado en medio de un lago de barro ahogando sus escasas pero reales posibilidades, sobreviviendo y viendo diapositivas de un día exactamente igual al anterior. Probando qué mentira se acerca más a su realidad.
Vienen todas a la boca de una copa casi vacía llorando sin saber por qué mientras suena entre unas paredes ajenas a ese mundo feliz "uh baby baby it's a wild world..."
*Aldous Huxley, Brave new world

Ansia blanca

Es lo que todos quieren, una rubia delgada y con una buena delantera, de los tridentes nos olvidamos, de momento. Quieren música de huesos y muelles, eyacular y dar la espalda, descansar.

domingo, 23 de agosto de 2009

Verano

Llegan las vacaciones, la hipotensión y el sudor cicatrizado en el algodón del colchón. Llega el sentimiento de repugnancia, el parón de toda actividad literaria (si se puede llamar literatura a ésto) y consigo el parón coronario. Todo llega y parece que el final es ese filo al que nos abalanzamos a velocidad de montaña rusa con una sola bala eficaz, el juego fatuo de la ruleta soviética a la que jugamos como necios cuando llega el verano.
Llegan las gotas saladas desde todos los poros salvo dos, más ovalados y cristalinos que las propias gotas cayendo desde el monte Rushmore, túneles que dan al alma y que tanto huelen a gasolina en verano. Ojos que rasgan la poca ropa que se mueve por la calle, ojos que quieren entrar y hacerme sudar de nuevo cuando llega el verano.
Llega la soledad que otorga el dios amarillo y me convierte en un rey sin súbditos a las 3 de la tarde. Quién quiere una pistola sin bala, una jeringuilla sin dosis, un novio tonto, una novia rubia, un tablero sin dado... El verano nos escupe altanero demostrando nuestra (mi) inutilidad. Soy la pila o el mando, pero no ambos.
Soy de las personas que prefieren abrir la boca y confirmar su estupidez que callarse.
Me he engañado tantas veces...

domingo, 2 de agosto de 2009

Ginebra y tónica

La conocí antes que ella a mí, es lo que tiene ser un voyeur entre el vulgo del fin de semana. Cubierto bajo el paraguas de la nocturnidad le dedicaba mis miradas para esculpirla bien fuerte en mi mente, y finalmente, ella volvió.
Volvió como vuelven los sustos, las sorpresas, los tropezones y los suspensos. Bebimos de la misma copa, se podría decir que la besé, solamente unidireccionalmente porque así fue mi intención, la intención del cobarde que pega un tirón por detrás y sale corriendo, sólo que esta vez me quedé allí, quieto, para que ella me pillase.
Le prometí amor en preguntas que excavaban en la fértil tierra de su personalidad mientras nuestros labios se olvidaron de las líneas paralelas que ambos trazaron años atrás para cruzarse, aunque no hubo accidente.
Ella volvió y nunca más supe qué mierda le rondaba por la cabeza para no haberme comido la boca.