martes, 7 de junio de 2011

Depresión norteuropea

Se ahogan las plantas,
el cristal no refleja nada bueno afuera,
todo se para. 
Excepto el tiempo.
Las células siguen envejeciendo un junio sin júbilo, mudo, drogado,
la electricidad da un calor ficticio, sigo teniendo frío.
El silencio es pálido con forma de hilo desgastado que sale del cenicero, espera sin prisa el afilado carnicero con media sonrisa. El día mendiga con una gorra y una cantimplora, bolsas repletas de tiendas en las que nunca ha estado ni estará.
Mañana es demasiado tarde y hoy ya es pasado perfecto.
Es demasiado tarde para sacar la escoba y barrer todos esos recuerdos amarillos agrietados que dibujan un día de junio en el que pude conquistar en mundo y me quedé con este nuevo nudo, castigado sin salir a jugar con la marea.

viernes, 3 de junio de 2011

Y mañana más

Nunca tuve una cama tan grande.
Me acuerdo de las calles de Madrid, tan anchas, solitarias y oscuras. Portales desiertos y ese olor que proviene de todas las partes del mundo. Olor a vida, licor y sonrisas de estiércol. 
Nunca me perdí tanto entre tus piernas. 
Bebimos en cualquier sitio, salimos, reímos y salimos de nuevo. Repetimos acciones, cortamos y pegamos ocasiones, el recordar es siempre parte de un mañana de legañas en camas de amigos. 
Estiro mi cuerpo en equis y respiro ancho.
Cualquier día puede ser el mejor día para proclamar una dictadura a la moral establecida. No hay nos, siempre hay síes y puede que haya quizases, uno al menos tras la barra del bar y fuera, fuera siempre hay miradas cómplices que se desgastan a medida que radiografían a uno. Todo es cuestión de erosión. 
Una gran pena.