martes, 30 de diciembre de 2008

Aquí

Aquí el tiempo no pasa, el trazado de las letras es el mismo, pausado, sístole y diástole, aquí el tiempo es monótono, gira en la misma órbita obsoleta y apolillada, a veces huele a hierba fresca y otras casi no se puede respirar. La irremediable atracción empuja las señales de tráfico hasta hacerlas cuarenta y cinco grados respecto al cielo y la tierra, corte longitudinal que divide a humanos de espectros con aspecto de sujeto ebrio camino a casa. Aquí el tiempo no pasa, sólo pasan los pasos que dejamos atrás, olvidados en una huella impoluta rodeado de un eco fugaz, tan fugaz como nosotros mismos. Aquí nada pasa, ni siquiera volvemos atrás en nuestro caminar, empeñados siempre en llegar y dormitar en la manta de la silenciosa y calmada madrugada, las luces de neón iluminan los cuartos sedantes y sedados tiñendo de la misma mierda sueños embadurnados de polución nocturna.
Buenas noches Mundo, Buenos Días Sueños...



Goonight Bill. Goonight Lou. Goonight May. Goonight. 170
Ta ta. Goonight. Goonight.
Good night, ladies, good night, sweet ladies, good night, good night.




jueves, 11 de diciembre de 2008

Pensamiento en prelavado

Un cigarro en el balcón se hace corto cuando escribes mientras fumas, y quizás uno no escriba lo que desee o lo que había pensado, pero el tiempo de un cigarro es el exacto para fumar mientras uno piensa lo que quiere expresar, el vaho se confunde con el humo del tabaco y copulan afuera, en la atmósfera que hace de paraguas protector de punta a punta de la cuidad donde más personas fuman mientras caminan en la suave neblina que ha parido este nuevo día, otras hablan por teléfono y la mirada perdida vacilando ante un paso de cebra que puede convertirse en el protagonista de hoy. Tinte rubio, botas altas de cuero marrones, guantes y abrigo, y el semáforo en rojo.
Nunca se ha de lavar un pensamiento, un pensamiento tiene que salir a la cuerda sucio y si puede ser con el líquido amniótico, un pensamiento tiene que llorar por sí solo sin necesidad de una bofetada, porque un pensamiento puede nacer de un golpe, pero no sobrevive por él.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Derrota

Llamó a la puerta el suspiro otoñal, que exhala un réquiem. Llamó a la puerta el viento cantante, frío y seco, que lame el tuétano y permanece hasta que amanece. Llamó esa hoja verde y marrón con su baile de madrugada a la puerta de mi casa, pero se quedó en la puerta, tímida ella y yo despistado no miré atrás, pasó la noche bailando sola. Llamó la inconsciencia vestida de dama con movilidad absoluta, pero yo juego fuera del tablero con la vida que se escapa recién nacido Enero.
No había nadie aquella noche, agua embotellada y desierto, pájaros nocturnos que caían fusilados desde las esqueléticas manos que clamaban venganza saliendo en forma de fuente desde el suelo pavimentado. En la gravilla se podían distinguir vísceras, riñones y pulmones que todavía expulsaban humo del tabaco en cada pisada de viandante, parecían humeantes cloacas neoyorquinas, todo formaba parte del suelo que nos sostiene y que tanto castigamos a cada paso.
No había nadie aquella noche que murió con mi sueño, hojas en el suelo sin consuelo y una pesada puerta que dictaba sentencia replicando con el último golpe de arena sobre la caja de madera en la que dormía, como yo, un nuevo Sábado, el mismo Sábado.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Madrid

Madrid es un paraguas color arco iris bajo el cual podría residir el mundo entero, de hecho ya lo habita. En la Gran Vía puedes observar en la puerta de una tienda oriental la cuidadosa técnica fumatoria del espigado dependiente, índice y corazón humeantes señalando al cielo, o en cualquier parque puedes perderte entre el verde a observar a gente dando un paseo, corriendo o simplemente perdiéndose como tú, es una ciudad tan inmensa que las cosas extravagantes o únicas tienen la casualidad de verse repetidas en cualquier lugar de la ciudad, la ciudad de los extremos.
Las entrañas enmarañadas de calles que bajan de la Plaza Mayor al Congreso son verdes y marrones, estrechas y acogedoras con poemas en el suelo que nunca se pisan por respeto. Los bares cercanos a las zonas de negocios huelen a humo de puro que deja entrever falsos apretones de manos y reflejan tras sus cristales un olor opaco a importancia revestido de etiqueta y sonrisa perfecta sin calvicie.
Es una ciudad desestructurada donde llegar tarde es llegar puntual, una ciudad que debería tener al menos treinta horas, treinta horas para amarte.
Madrid tiene
amigos
en
cada
puerto
y un infierno con candentes raíles donde un demonio te aguarda en cada parada.

Madrid puede ser Dirdam.

Solamente allí los pájaros son valientes, o quizás demasiado curiosos, y aterrizan a un palmo de tí preguntándote de una manera aterradoramente bella cómo te va el día, sólo en Madrid los lejanos pájaros asmáticos pueden formar un gigantesco collage y convertirse en un cuervo asesino, tan solo por un instante, ¿verdad?
Madrid eres tú en Monforte de Lemos, Madrid eres tú en la Calle Redondilla, Madrid eres tú desde el primer día en Méndez Álvaro, y yo no soy nadie sin vosotros.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Frío y besos

El frío te devuelve a mi recuerdo, estás en los escasos grados que recorren mis pasos y que convierten en hielo el espacio entre los dedos de mis pies, un frío casi tan profundo como tu mirada. Estás en el viento afilado que saca punta al lápiz que dibuja en el aire una intención con el vaho que irradia una perezosa mañana de Noviembre. Estás sin estar, como el frío que tanto siento y que hace tiritar el marfil en morse un mensaje moribundo que medita mascar unos labios morados. ¡MUAS!

Café Birdland Jazz

El café estaba lleno, se podían escuchar casi todas las conversaciones flotando en un aroma que viajaba de mesa en mesa con el humo de los cigarros de hachís, blancos biombos que ocultaban la identidad de sus consumidores. Era un café cosmopolita donde resultaba sencillo advertir las diferentes respiraciones características de cada país y comunidad, la respiración de los argentinos era escasa porque daba mayor importancia a la palabra y por eso su inspiración era profunda y fuerte, la de los gallegos era misteriosa, uno no sabía si tomaban o expulsaban aire, la de los mejicanos era un tanto confusa, llena de anglicismos debido a su proximidad geográfica con el "gran país", la de éstos últimos era una respiración de gran volumen y ruidosa más bien parecida a los ronquidos patrióticos que hinchan tanto el pecho que le permiten ver a uno todas las condecoraciones, la de los extremeños es afrutada y viste dulcemente nombres y adjetivos con el infantil traje del diminutivo, la respiración de los salmantinos, los natales, dicen que es tosca y seca, demasiado alta y que tiene poco que ver con la vida.
Todos tomaban café y así mismo su sabor cambiaba en cada una de sus bocas, los enamorados extrañamente pedían un café para cada uno cuando en realidad saboreaban el del otro cuando se bebían la boca. El café del grupo de amigos sonaba a metal mareado y a dos sobres de azúcar por cabeza, sonaba a sonrisas y a caries sin importancia.
El café del solitario era el único que sabía a café, inalterado y con cautela elevaba la taza con pulgar e índice mientras descubría lentamente la nuca y sus labios creciendo hacia el borde.
Unos pagaban la compañía al precio de un café, y yo pagaba su café para tener su compañía, nunca supe si estaba solo.

martes, 11 de noviembre de 2008

Estreno tu libreta Moleskine

Hoy aparecen lunares color Sol en la pared proyectados por los micro bostezos de una persiana con insomnio, el día llega con el humo de los primeros cigarros, alimentan una tímida niebla que trae a mi recuerdo las mañanas de Navidad en las que no costaba levantarse para apoderarse de los regalos e invadir la calle. Ahora todo cuesta demasiado, incluso levantarse.
Todas las mañanas hay carrera de mil metros en la Gran Vía, siempre gana la prisa. Hombres y mujeres multiplican sus pies al son del llanto metálico de unas carrocerías que aún bostezan y que no reparan a la hora de tocar el claxon delante de una iglesia fúnebre, prisas por todo, ¿prisas por qué?
Yo me quedo escribiendo, viendo la gente pasar delante de mí un paso de cebra iluminado por la furia de la figura de un peatón son sarampión encerrado en un semáforo.
Hay un colegio delimitado por vallas que lo liberan de la carretera principal, son las once menos cuarto, es la hora del recreo y el patio se viste de un arco iris de algodón y poliéster separados por un porcentaje gris que se lleva siempre una multinacional. Se oyen gritos de emoción por la conquista de lo que nos parece a nosotros a simple vista nada, un simple patio de recreo donde la imaginación nada en su propio caldo de cultivo en el cuero de un balón o en el plástico tóxico de una muñeca eternamente feliz y con la mirada perdida, quizás pensando en la cantidad de regalos que va a comprar con la tarjeta de crédito de su rubio y apuesto marido. Algunos de esos niños se aferran a esas vallas, las abrazan sin inmutarse y comparten la misma mirada de reos durante el recreo. Veo, ya lejos del colegio, a otros niños que hacen pellas con sus abuelos, los verdaderos padres, aunque estos niños no se escapan para poder ir a fumar, sino que los raptan para que el abuelo se fume el cigarro después del desayuno y que la abuela no le deja, y para que sus padres puedan ir a trabajar y en un futuro incierto le den la paga a ese niño con la que se compre el paquete de tabaco.

¿Por qué los ancianos sienten especial debilidad por pasear por las calles más estrechas?

Solamente las ganas de apaciguar el frío llegan antes a casa, la semana empieza hoy, Martes, el recuerdo es fallido y la intención nula, pie izquierdo brazo derecho, pie derecho brazo izquierdo, no quiero estar en guerra conmigo mismo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Publicando en silencio

Y escribía pausado en su espalda, tersa, cóncava y convexa, ella, precisa, escuchaba ciega y atenta el húmedo trazo del amanuense, empeñado en escribir solamente para ella. Sus dedos se hundían lentamente sin que ella notara la presión en sus costillas, nunca un piano sonó tanto a mujer ni una mujer tanto a música. Los libros apilados sobre Sansón dibujaban pasos de cebra borracha sobre dos cuerpos proyectados por la última y rojiza luz de un Sol curioso que susurraba lentamente un "Hasta mañana" mientras hacía mutis por el foro estirando su cuello con el fin de saciar su deseo de ver lo que firmó que no vería en el contrato ante el tribunal de las reglas de rotación natural. En su habitación la ropa estaba en guerra, calcetines tiroteados, jerseys con el cuello roto, pantalones que dieron la vuelta campana y explotaron, los de pitillo prendieron la dinamita, las chaquetas metálicas lucían condecoraciones que si bien no tenían nada que ver con la guerra, promulgaban el exceso a través de tres palabras en forma de chapa que difundieron primeramente los Rolling Stones, banda cuyo nombre surgió por un blues de Muddy Waters llamado Rolling Stones o más popularmente conocido como Catfish Blues (el Blues del Siluro). Como animales sedados, uno el escriba y ella el atril de su propia espalda dejaban marchar el día entre líneas que no querían extinguirse y que, a pesar de vivir sobre su piel, el filo de aquel cuerpo podía cortar mi respiración que espiraba paulatinamente trozos de vida en una cama que ella hizo mía también.

Lluvia y aire

El sigilo y la paciencia del ladrón cobijado en la cueva de un garaje ronda en una calle tan estrecha como mi respiración, llueve y el agua limpia el asfalto de transeúntes, al fondo de la calle alumbra una vela eléctrica, alta, tísica y rubia, sola.
Mil bolsillos vacíos y tan solo un guante blanco sucio en la puerta del garaje.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Hace frïo

Siempre, las gotas caen lentas, aparecen las cuentas del dolor matemático, suena el aire opaco y mis pasos se derriten en zumo de lsd desde el cielo, forman charcos despreocupados, espejos de lo que nunca volverá a ser, recuerdos del pasajero ebrio de madrugada. Los coches pasan y se olvidan, encienden el pisoteado asfalto fruto del desconcierto sinfónico de los neumáticos con prisa. Me cambio de acera, soledad me espera al otro lado, traje transparente, una larga y negra cortina cabelluda y la mirada afilada de un cirujano mientras la gente vuelve en sentido contrario, o quizás va.
Nunca, fiel a ti esnifo tus ojos y ensancho mis venas, la circulación se multiplica, inyección que riega mi cerebro de tus profundos pálpitos y así me llego a conocer en tercera persona, ya no hace falta que salga de mi cuerpo. Hace frío y no quiero llegar a casa, sólo rellenar estas líneas con un fin:nada.
Cantarme hojas caducas que besáis obligadas el suelo que piso, contarme qué veis desde allá arriba y si la veis, mis brazos no llegan y bebo del delirio en la distancia con el fin de fabricar un trozo pálido de tu piel, nunca ese virgen color blanco cobró un significado tan completo ni amplió mis ganas de comer sin cubiertos ni servilleta, ni siquiera encima de la mesa, nunca ese virgen color blanco cobró tal importancia entre sábanas sin importancia, nunca el sexo entre paréntesis derritió las paredes de tu casa.

lunes, 27 de octubre de 2008

A medias

La lluvia se confundió con el sudor paso tras paso, las antenas de los paraguas sufrían interferencias y los coches se multiplicaron por esporas, el día abortó a la noche prematuramente y mi dirección, perdida, la apuntaban mis ojos perdidos, ellos siempre llegan antes a ti, directamente o jugando a dar rodeos. La lluvia caía suicida regando transeúntes miedosos jugándose la vida bajo tristes balcones y alféizares marrones, buscando escapar raudos del agua asesina, se les olvidó que ese agua copuló con la tierra un día y les dio la vida.
A penas caen unas gotas y las calles ya están desiertas, es tarde y la libertad vaga a lo largo de avenidas y yo, yo te observo.

martes, 21 de octubre de 2008

Te besé mientras dormías

Te besé mientras dormías, me levanté a tu lado y antes de ver la luz a través de una ventana que nos observó durante toda la noche vi tu cara boca arriba pidiéndome que la llenara de besos, no me lo pensé mucho y con el torpe sigilo que otorga el despertar de la inconsciencia entre legañas cedí mi cuello y la dulce gravedad situó mis labios sobre los tuyos.
Te besé mientras dormías sin querer devolverte a la vida, y lo hice dos veces para asegurarme que no era ningún cuento de esos que siempre se quedan estancados en el barro de la fábula, era tan real como los dos besos que te di mientras dormías.

sábado, 18 de octubre de 2008

Frío

Se oyen voces casi orgásmicas abajo en la calle Palominos, los americanos llevan en los genes la colonización de los colonizados y sus indescifrables palabras arrasan con la calma de una larga y estrecha calle sosegada en un segundo plano por las suaves y profundas notas de un piano fantasma.
En el bolsillo izquierdo el mechero y en el derecho el tabaco de liar, enciendo y kamikace me suicido un poco más mientras mato el tiempo observando un asfalto teñido de hojas verdes, chicles y papeles y un cielo blanco e impoluto como una mesa de operaciones.
La ciudad entera es una gran tarta llena de velas metálicas que están por estrenar y me pregunto por qué suena el viento si aún no están encendidas, ardo en ganas de presenciar su cumpleaños.
Balcones vírgenes, cristales sucios y abejas que saborean miel rancia en todas las habitaciones, es la hora de comer y los zombies famélicos danzan hacia sus casas para recibir el aguijonazo diario, el mismo chute que devuelve sus vidas a escala de grises, tienen suerte de no ser ciegos.

En el bolsillo izquierdo el mechero y en el derecho el tabaco de liar, segundo cigarrillo mientras veo la vida pasar sin mirar el color del semáforo.

Es erróneo

Es erróneo el pensar que una imagen vale más que mil palabras, y más cuando esa imagen es descrita con menos de mil palabras, es erróneo el pensar que existen las palabras siempre, nunca y absoluto. Deben de ser erróneos los puntos que separan, murallas gramaticales libres en una imagen que medita en estado de coma por una eternidad, pero tan solo una eternidad.
Debe de ser erróneo el edificio en ruinas que forma este texto y sus párrafos divididos en pisos, debe de ser erróneo su arquitecto sin licenciatura y escritura de molde rota, quebrado el lienzo espera demolición de este palacio que pretendía erigirse tan cerca de mar que se convirtió en una barriada donde los yonquis vienen diariamente a buscar su felicidad afilada y puntiaguda entre paredes oxidadas y puertas sin cerrojo. Así suelen ser los castillos construidos en el aire. Así es el lento tiempo en manos de la impaciencia, y lo raudo que se nos va cuando lo olvidamos, así son las palabras que prometen cuando son sólo una idea, caen veloces por su propio peso, pero a la hora, y nunca mejor dicho, de la verdad nos mordemos la angustia mientras perdemos la mirada sujetando nuestra frente con la palma de la mano libre de pincel o pluma.
Y las manchas son inevitables como tus lunares, como la estrella que forman si los uno, inevitable como el recuerdo pero más aún como el olvido, como la mentira de la muerte.
Todo es mentira, solamente nos lo creemos para hacerlo verdad.

martes, 30 de septiembre de 2008

Caos

Hay tantas cosas que querría decirte y que se han quedado escritas en algún papel de esta habitación, perdidas sin sur ni norte, sin suerte, sumergidas en el imperio del caos silenciosas comisuras cosidas forman parte de la historia del olvido guardando polvo en una mesa con velas violadas, champán templado y envoltorios de preservativos, envoltorios también al fin y al cabo.
Hay tantos barcos de vela a la deriva en estas venas, la ausencia del recuerdo es la cuerda en el cuello, áspera seca las cuerdas vocales y enmudece. Que nunca nos falte el recuerdo en esta anárquica habitación, que nunca dejemos de hacer el amor por no tener motivos, que follemos sin motivos. Mañana moriremos sin dejar legado alguno porque el olvido siempre gana, las personas siempre pasan y lo que queda es siempre nada.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Me dejaste entrar

Qué fácil es caminar por el filo de tus labios afilados limados por los míos, por donde siempre bebo tus suspiros, donde giran los jadeos que nacen en tu pecho y empañan mis ojos.
Qué fácil es dibujar en las nubes de tus labios con la yema de mis dedos, no hay falanges suficientes para disfrutarte, y tú estás llena de las huellas que me delatan, que se adelantan a mi intención de leerte en braille y se tatúan en ti, detrás de tus rodillas, allí se doblan los deseos hasta tu cuello, mazorca de carne que a veces desangraría porque me conviertes en animal irracional cuando bajas la persiana, cierras la puerta, te giras y me hablas con una mirada que lo dice todo.

martes, 23 de septiembre de 2008

Una de detectives

Por más que rascaba su cabeza no hallaba solución al crimen, un cuerpo que moría de un balazo en pleno vientre después de escupir entre sangre el nombre de Smith, dos mujeres sentadas en un sofá tan frío como cada una de las falanges de aquellas dos féminas que sujetaban un cigarro humeante mirada seria en blanco y negro, la mejor mirada para impedir descifrar lo que a uno le corroe en su interior, una mirada clara que no despierta ninguna duda o pocas pero que puede guardar en su interior cieno dispuesto a engullirte , como la mirada del calmado asesino que tiene planeada paso a paso tu tortura desde el primer golpe hasta el primer gatillazo que acabará con tu vida.
El detective Vic Calloway agitaba su café esperando que una respuesta surgiera del vaso o de las rojas bocas perfectamente decoradas de las mujeres que impasibles dirigían su lenta mirada por los recovecos de aquel salón manchado con un cadáver y su último aliento, Smith , en forma de pista mezclada con el humo del tabaco que les oteaba desde el techo para después lavarse las manos y huir por la ventana sin querer saber nada de aquel incidente, asesinato o como quieran llamarlo.
Ben Gallagher yacía en medio del salón, pasaba de largo la cincuentena el poderoso director del Central Bank que nadaba en su propia sangre en medio del salón y sentadas tomando café delante del banquero Mrs Gallagher y Miss Prize, la mujer, ya viuda, y amiga del cadáver respectivamente que parecía que estuviesen esperando a que el cadáver se levantase y gritase el nombre de su asesino.
Collins el criado apareció para retirar las tazas de café ya frías de la mesita, y si la mirada de las mujeres era lenta y de dos colores, la de Collins era casi imperceptible, la escondía bajo la humildad de una mirada baja siempre atenta a los objetos por recoger o limpiar, lo que suponía para el detective Calloway un gran impedimento ya que anteriormente todas sus preguntas habían tenido una respuesta perfecta como si se tratase de una canción de jazz en la que primero habla un instrumento y los demás le responden en plena armonía, pero sólo nuestro detective sabía que el jazz se basaba en la improvisación y sabía que desde las congeladas cuerdas vocales de aquellas mujeres de témpano solamente salían notas improvisadas una tras otra como si quisieran imitar a la jovencísima Ruth Lee Jones apodada ya Dina Washington que por entonces encandilaba a un público totalmente entregado a una mujer que deseaba estar una hora contigo esta noche*. Pero esta noche ya cerrada escondía unas manos que olían a pólvora, y por mucho que unos ojos guarden impasibles un secreto, no se ha de olvidar que el resto del cuerpo también habla y unas manos intranquilas que no dejan de fumar pueden revelar pequeños detalles que Vic apuntaba mentalmente.
Miss Prize era amiga de no hacía mucho tiempo de Mr. Gallagher y sabía de su cuantioso caudal y de su altanera reputación dentro del mundo de las finanzas, ella era una mujer de escasos treinta años, soltera con pocas amistades y un trabajo en el Mercado de la calle Hawthorn, en contadas ocasiones habían quedado para tomar un café y charlar amigablemente sobre los intereses, tantos por ciento, avales y nóminas, conceptos que escapaban al conocimiento de Miss Prize pero que no le importaban mucho si al menos disfrutaba de un tiempo de descanso fuera del estresante mercado, era una relación, si la podemos llamar de esa manera, recíproca, ella disfrutaba la compañía de un hombre interesante pese a su edad y él afianzaba una cliente más mientras pasaba un buen rato antes de volver a la rutina de la vida marital, los cafés siempre los pagaba él.
Mrs Gallagher era la típica mujer acomodada gracias al trabajo de su marido, joven para un banquero y bellísima, quizás radicaba cierta maldad en tanta belleza, pero no lo suficientemente bella para un hombre con tanto dinero, su única ocupación era mantener la casa limpia y hacer una comida que cuando mejor olía era cuando estaba cruda. Nunca quiso tener hijos con Mr Gallagher, consideraba tener hijos como una pesadez por no hablar del desgaste de una figura después de uno o varios partos, Mrs Gallagher dedicaba su tiempo a ella misma y a gastar el dinero que su marido ganaba fácilmente en ropa y pasatiempos. ¡Qué hubiera sido de Mrs Gallagher sino hubiera "pescado" a Mr Gallagher!

-"Miss Prize, ¿Le importaría enseñarme sus manos?", dijo el detective.
Miss Prize temblorosa extendió sus manos curtidas delante de la figura de Vic.
-"Es extraño...", meditó Vic, "...estas manos están manchadas con alguna sustancia negra, como si fuese aceite...¿Sabe de dónde ha podido salir Miss Prize?"
-"No, no lo sé...yo...no sé de dónde ha podido salir Mr Calloway"dijo extrañada Miss Prize.
-"¿Ha podido salir de un arma recién engrasada?", insinuó el detective.
-"¿¿¿¿Cómo???", exclamó sobresaltada Miss Prize, "Yo nunca he tocado un arma, me he dedicado toda mi vida a trabajar para construirme un futur..."
-"No me cuente su vida Miss Prize", interrumpió Vic, "Este arma que hemos encontrado en el jardín de su casa ha sido disparada hace escasas tres horas y rebosa aceite, al menos podría haber limpiado el arma después de haber disparado a este hombre..."

Horas después Miss Prize era conducida entre sollozos y gritos que aclamaban justicia a comisaría para leerle sus derechos.

Un muy buen plan, en realidad el silecioso y silenciado Collins fue el que, a órdenes de Vic Calloway, puso aceite de motor en la taza de café que sirvió a Miss Prize y solamente a Mrs Prize, el resto ya se lo imaginan todos ustedes.
Un muy buen motivo, el dinero de Mr Ben Gallagher, con su muerte su pobre viuda recibiría varios miles de dólares del seguro de vida de su marido más el dinero por la venta del Central Bank.
El amor, mejor motivo aún que unió a una mujer aburrida de su marido y obsesionada por el dinero con un detective de segunda que buscaba una rápida jubilación al lado de una bella mujer.
Collins hizo el mejor trabajo de su vida, colocar aceite en una pistola y tirarlo en el jardín de la casa, semejante artimañana le haría ganar el suficiente dinero como para sumirse en unas vacaciones permanentes rodeado de otros Collins.
Y como todo tiene un precio, Miss Prize tuvo que pagar un precio muy alto por encontrarse en el lugar menos adecuado, en el momento menos adecuado, en el Central Bank ingresando el poco dinero que ganaba en el Mercado de la calle Hawthorn mientras en el café de enfrente le observaban cautelosos Vic Calloway y Mrs Gallagher.






*Dina Washington, If I Could be with you one hour tonight (The Bessie Smith Songbook)


viernes, 12 de septiembre de 2008

Volver a empezar

Los pasos me seguían acompasados de madrugada, arriba al fondo nubes blancas densas ascendían lentas creando un áurea artificial y clara que rompía la pauta que rige la noche, la oscuridad se había interrumpido en aquel espacio no tan lejano que adornaba mi camino a casa, ahora había una esperanza de romper el sistema que gobierna la vida en esa brecha que rasgaba el cristal estelar, mientras apuraba un cigarrillo cabizbajo pensaba en si esos pasos me adelantarían si me parase a esperarlos, o si por el contrario serían fieles a una realidad que a medida que pasaban los días cuestionaba más y se descalzarían con un sonido apagado entre un pasillo que solamente conocían mis pies de puntillas y una luz que se asomaba por la puerta entreabierta de la cocina.
Nunca es tarde si estás en la cama medio tapada, si te levantas de madrugada y ves por el pasillo migas de pan en forma de pantalón, camiseta y calcetines, date la vuelta y busca entre las sábanas, seguro que me encuentras, seguro que te encuentro porque no sabes que me hago el dormido para ciego escuchar como la vida se concentra en tus pasos desnudos y en la presión sobre el colchón de tu cuerpo liviano que casi me mece entre algodón y células, después hacemos el amor y dejamos de cuestionar si el fin del mundo está a la vuelta de la esquina.

martes, 9 de septiembre de 2008

Maldito segundero

Maldito segundero, ahora que te necesito impasible me miras sin llegar a observarme desde la fría altura de tu palacio entre fogones que susurran gas y migas de pan en un suelo plagado de lápidas cuadradas. Maldito segundero encerrado sin tener adonde ir, tú nos mueves, nos colocas en la boca del metro, en su boca, dentro de un bar, aglomeras feligreses a la puerta de la iglesia, nos haces llegar tarde para ver como una puerta tras otra se queda a un centímetro de nuestra nariz, centímetro a centímetro entre cada segundo trescientos sesenta grados de locura entre la noche y el día el día y la noche. Maldito segundero tú nos ves crecer, podrías ser el padre de la humanidad salvo por tu propia inhumanidad que te convierte en destructor de tu propio creador, ahora me miras poderoso desde arriba y yo no sé qué hacer, pido que te pares pero continuamente impaciente avanzas con la monotonía de un sonido que golpe a golpe va clavando las escarpias donde cuelgan las fotos hechas recuerdo por ti mismo y que terminarás borrando de nuestra mente. Cuentas inquieto los segundos que le quedan a nuestro orgasmo en el que somos libres de ti, una vez terminado somos todo tuyos de nuevo, por eso paso la vida soñando que amo y amando el sueño de amarte porque no mueres cuando amo mas cuando no amo muero al ritmo de un maldito segundero.

lunes, 8 de septiembre de 2008

miércoles, 27 de agosto de 2008

Para ti

Iluso enciendo un cigarrillo pensando que cuando tire la colilla aparecerás girando la esquina para darme un abrazo con tus grilletes bien abiertos,
porque no hay mayor libertad que la que te da alguien de quien no quieres escapar.

martes, 26 de agosto de 2008

El banco

Ahora, cuando el día comienza a morir aunque todavía no agoniza, cuando sale la brisa a pasear sin premisa por tejados, parques y se cuela en tu cocina y se queda en la repisa, no existen reglas ni rejas que pongan límite. Sentado sintiendo su refrescante beso de seda contemplo tranquilo mi soledad, estoy solo pero no más solo que los demás. Individuales salen del parque con su sombra sudada, otros pasean nuca despejada, quizás recorriendo el camino de ida mirada pegada en el asfalto.
Allá una farola hace de estrella amarilla en una ciudad tan iluminada que apaga el cielo. Luz que aleja el miedo, que nos deja ciegos y que rasga las velas de este barco condenado a morir a la deriva sin un miserable punto de apoyo luminoso.
Solo,
como la farola que me saluda e ignoro cada día que paso por tu ventana volando y me encuentro la luz de tu cuarto apagada, como esta noche que falsamente ilumina una sombra difusa en un banco. Ojalá la luna me empujara contra el suelo, al menos tendría la compañía que tampoco me ofrece la luz del día.
Y sé que allí tú no tienes luz ni coordenadas y que tan sólo son palabras las que se extinguen a cada línea que pasan tus ojos, como las impacientes cerillas que desean saber que habrá más allá. Sé que tú también estás perdida, que te duele pero no sabes dónde tienes las heridas. Te ofrezco mi soledad entre dos cipreses montando guardia, una bicicleta con la que ciego te puedo llevar a casa, un papel doblado y mi boli con tinta tiritando a bajo cero.
Te dejo tocar mi vida y que pases tu lengua por todos mis poros y que me cierres la boca a besos de esos que borran la memoria ahora que empieza a refrescar y pienso en bostezar mientras toco el arpa con tu cabello escondidos bajo las sábanas.

sábado, 23 de agosto de 2008

Estás en la epidermis de mis gafas de sol

Me susurras confidente y fundes mis cartílagos, que escuchan atentos cómo nacen las palabras en tu vientre, en velas que iluminan vagamente un cuarto con dos cuerpos que se mueven al compás de las estaciones. Verano.
Nos arropamos con nuestras pieles, yo a tí con la mía y tú a mí con la tuya, ya no existe más vida alrededor que la que ambos proporcionamos cuando jugamos a Dios sabe qué. Jugamos sin hueso, así evitamos fracturas mientras lenguas limadas que terminan siendo palillos con los que extirpamos los restos de nuestro banquete carnal que nunca nos sacia hablan desnudos sin mudas.
Llega Septiembre y seguimos con hambre, ceno delante de la tele la peor comida en la mejor bandeja, tu vientre. Desde pequeño siempre fui de los que repetían en la mesa, y como he cambiado poco, sigo siendo un crío y sigo repitiendo plato.

jueves, 21 de agosto de 2008

Sueño

Entre estas rejas desterrada te quejas, lloras por una eternidad espontánea que nos aleja, perpleja abres los ojos rota y finges sonrisas de cristal que dibujan cicatrices en tu favorita pizarra oxidada, olvidada abres los brazos buscando alivio en cada trazo que marcas a tu paso, no hay nadie. Tus lágrimas saben a tónica y secan el suelo que siguen los que siempre van solos, si supieras el camino de vuelta...si supieras el camino de vuelta no volverías, aunque matase a todos los pájaros que devoran los trozos de pan que hice migas cuchillo abierto empuñando el gas.

martes, 12 de agosto de 2008

Caricias en el cielo

No había nada ni nadie alrededor, únicamente el grito del viento que sólo fluye fuera de la ciudad, es un viento con acento, viento de fuera que hace hablar a la paja y a alguna bolsa de plástico extranjera que se ha colado en medio de la nada, más allá de la cuneta al lado de una vía de raíl oxidada donde han crecido flores amarillas fomentadas por el poder del olvido me encuentro con un amigo, apoyados en el capó de su coche pedimos al cielo que llore. No podemos pedir a la luna que nos guiñe, su majestuosidad de marfil con caries que la hacen igualmente preciosa duplica nuestras formas en un suelo pajizo de tierra, ya no estamos solos.
Tantos lunares en piel morena me hicieron pensar en ti, en el brillo de tus dientes, en la tierra que pisas y en tu aliento que me llega con el viento en forma telegráfica basada en ceros y unos, cero sin ti, uno contigo. No pude pedir un deseo aunque vi estrellas fugaces camicaces que son algo un sólo momento y pierden su sentido dejando una estela en forma de caricia en un cielo lleno de espectadores alumbrando semejante haraquiri que lo abre momentáneamente. Me pregunté si esa estela sería capaz de construir un puente entre tú y yo, aunque solamente fuese ese brillante y apresurado momento, sólo necesito ese momento para verte tocarte y sentirte bien fuerte y saber qué es ser un astro iluminado gracias a otro, como la luna y el sol, amantes en la distancia.

domingo, 10 de agosto de 2008

Sin título ni sentido

Y desear encontrar el alivio en las sábanas otra noche que comienza a clarear, encontrar el mismo bar y mi cerveza caliente caducada de un día para otro en el baño, el mismo camino a casa, la misma borrachera, diferente tu mirada.
Quiero dormir sin pensar en querer dormir, quiero cerrar los ojos y dejar de existir durante lo que dure este elixir. Tengo miedo de dejar de escribirte lo que te escribo y pierdo los estribos, no sé hacer nudos ni sumar con los dedos, uno más uno dos y así sucesivamente, amarte no es querer como quiere la gente, mentiras recicladas, y la verdad es que sólo sé escribir cuando llego ya por la mañana y no te veo en la cama, por eso sólo quiero dormir sin pensar, porque sé dónde estás y estás lejos, por eso quiero cerrar los ojos y esperar al día siguiente, donde un paso dado significa estar un paso más cerca de ti.

sábado, 9 de agosto de 2008

Cuando vuelves de Madrid el cielo se hace postal

De madrugada

Me debato entre garabatos de madrugada con palabras que saben a humo y hielos desgastados. Cada vez que me miro en el espejo del ascensor de madrugada parezco un año más viejo.
Ella mientras, duerme en nuestra cama, postrada como caída del cielo, su falda es un plástico que abandonado baila de noche en la mitad del asfalto. Tengo sed y si me como esta rodaja de sandía me comeré tu roja sonrisa, sangre y carmín de un beso robado a Dios quizás, o a un loco vagabundo que me dio clases de arquitectura. Sostener estos pilares de piedra pulidos con abrazos en fácil a tu lado, mientras duermes hablas de nosotros dos, te escucho desde mi cama y añoro cada cicatriz y surco que surca mi cuerpo que siempre va a dar a ti, siempre.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Me quedé con ganas de besarte

¿Qué es lo que hay detrás de esa sonrisa? Fuegos artificiales entre dientes y encías, una lengua que juega con el deseo y anuda mi garganta. Me pregunto que habrá detrás de esa sonrisa mientras pierdo el sentido sentado olvidando lo demás y dejando que mis ojos giren hacia dentro. Tensos sus labios dan forma a suspiros a bajo cero que llenan la cama de vocales, consonantes y exclamaciones en una sopa de sudor frío y caliente, nunca templado, los términos medios siempre fueron demasiado vulgares para una fantasía ilimitada. Me pregunto qué tendrá esa sonrisa que me convertía en faro con collarín apuntando directamente hacia ella.

sábado, 2 de agosto de 2008

Diario de A Borde

Todo comienza en la estación de autobuses de Salamanca, en los servicios un hombre que orinaba de pie a mi lado expulsó un pedo, bien, primer arqueo de ojos señal de sorpresa.
Una vez sentado en la plaza 25 del autobús mis orejas se hicieron grandes ante la conversación de dos chicas que conversaban a mi espalda, con acento americano de la Texas más profunda y con un olor a carne quemada, y no de buey, una chica charlaba con su amiga sobre amores, compañeros de piso que hacían agujeros entre la pared de su habitación y la suya y sobre futuro, trabajo y responsabilidad...vanidades envueltas en celofán sobado por un yonki semi rehabilitado mientras intentaba apaciguar su voz sabor chicle de fresa con extra de azúcar con música de mujer.
Llegué a la capital, eran casi las 8 de la tarde, hacía calor y había mucha gente diferente a la de mi ciudad, Salamanca, por lo que mi instinto me hizo moverme para no ser presa fácil de los posibles depredadores que mi mente inventaba.
Me recogieron y me llevaron en coche hasta lugar seguro, una casa de apenas cuarenta metros cuadrados adornada con puerta verde y un patio llenos de flores del mismo color que la puerta.
Ebrios salimos después de cenar unas pizzas caseras de casi nueve euros unos amigos de mi amigo y su novia, borracho el prisma es agradable, sociable y además hace menos calor.
Bar de rock, música en directo en nosequé calle y buen rollo. Copa tras cerveza chupito y tabaco de liar, era inevitable que un animal sociable apuntase sus ojos en dirección femenina, y así fue. Una chica de cuyo nombre no me acuerdo recogía los billetes invisibles que arrojaba al son de una canción, así entablamos una conversación sin sentido: esos billetes que yo lanzaba servirían para que ella se construyese una casa en Madrid con barbacoa y piscina, a cambio yo tendría una habitación pequeña y coqueta, nos veríamos en dos años, según ella, el dos de Agosto de 2010. Mientras nos reíamos de la camiseta rota por la espalda de un chico uníamos pensamientos tan artificiales como los ingredientes de aquel chicle de fresa con extra de azúcar, sabía que nada pasaría pero esa sensación de ser querido sin serlo era tan agradable...viviendo la misma mentira bañada en alcohol...noche tras noche...noche tras noche...noche tras noche...
Me despedí y nos fuimos de aquel bar, Honky Tonk creo que se llamaba, ebrios todavía señalando con nuestras pupilas dilatadas las migas de pan que dejamos a la ida.


Ella no parecía dispuesta a quedar aquella noche, vivía en las afueras de Madrid a casi hora y media del centro y él sólo quería verla, amor de pantalla lo llamaba, confusión o falta de amor que coincidió en ambos...
Llegó a casa y ebrio escribió una carta en la pantalla del ordenador, una carta muy larga sin origen ni destinatario y quizás sin sentido, pero daba igual porque estaba ebrio.
No sé si podré dormir, hace demasiado calor.

sábado, 26 de julio de 2008

Ella

Iluminaba los recovecos de mi persona, mataba con su gimnástica lengua los insectos que me acechaban y me hacía vivir cada línea de los cuentos que susurraba en mis oídos. Me dormía con ella en las mismas nubes que nos duchaban después de habernos levantado en este mes tan tórrido, buscaba socorro en sus brazos que parecían lazos sobre mi cuerpo y compartíamos sin parar aire de pulmón a pulmón mientras el dióxido de carbono jugaba con nosotros y nos colocaba en la cama, empotrados en la cocina, en la tapa del váter y dondequiera que demostrásemos nuestro amor, ninguna esquina de esa casa quedó virgen.

lunes, 14 de julio de 2008

Cama para uno [part XV]

"¿Tan difícil hubiese sido decirle que las historias de amor como la que él contaba siempre terminan bien?"

Él era un tipo con un gran pronto y se dio cuenta tarde de que no hizo bien, podría haber permanecido allí sentado callado iluminando pobremente con sus arrugados ojos su rostro, en silencio, porque aquella podría haber sido la última vez, quién sabe. Sin pensar paró el ascensor antes de llegar a su piso, respiró y pulsó el bajo. Esta vez el espejo sí devolvía una imagen y lo tomó como una señal. Salió a la calle y se clavó en el suelo, ahora sentía algo por sus venas...era frío, el frío que provoca el miedo, con ella nunca lo había sentido, quizás ahora (la) empezaría a entender.
Fue directo al café con cierta prisa pero sin correr, sudaba bastante y las lágrimas que caían al suelo de su cabeza y cuello se evaporaban al tacto con en el infernal asfalto. Entró en el café y sus ojos apuntaron a una mesa ocupada por una pareja que se besaba en la mesa donde durante los últimos meses casi frecuentemente se habían dejado congelar dos cafés con leche, uno con azúcar y otro casi sin mientras un cuento flotaba entre los dos. Ahora esos vasos de café estaban en la metálica horizontal que sujetaba elegantemente aquel camarero vestido en blanco y negro.
Llenos de. Solos.
Se acercó a la barra y dejó tres euros allí, se dio la vuelta y se marchó. El camarero le preguntó por qué dejó el dinero allí a lo que él contesto abriendo la puerta entre el humo del tabaco de un pitillo recién encendido
"la próxima vez que vuelva no hará falta pagar, además...debo un café"

Salió a la calle y se dio un paseo que le hiciera encontrar el alivio. Mientras caminaba exhalando humo a su paso como un antiguo tren en la noche pateaba piedras que encontraba a su paso sin pensar que sería el camino que le hiciera llegar a la equis del mapa*, al rato se dio cuenta de que llevaba tiempo pateando piedras, demasiadas piedras en Madrid dispuestas casi en una línea recta perfecta. "Algún crío" pensó y siguió andando hipnotizado golpeando las piedras sin pensar dónde le llevaría.
Se acabaron las piedras, levantó la cabeza y se topó con su portal, su recorrido acabó donde una vez comenzó algo. Se sentó allí y encendió otro cigarrillo con el fin de que el humo en señal de paz subiera hasta su balcón...de pronto sonó ese zumbido metálico que ofrecía entrar a nuestro amigo dentro de la casa. Nadie preguntó desde el telefonillo y él entró sin dudar sabiendo que había mutuo acuerdo. Subió por las escaleras, el piso estaba lejos y cuando llegó casi sin aliento se encontró con su puerta entre abierta...



*qué mejor tesoro que tú.




domingo, 13 de julio de 2008

Cama para uno [part XIII]

Se levantó y sin mediar palabra se marchó. Cogió el metro, línea 6, la circular se sentó y cabizbajo dejó que el vagón avanzase durante un par de horas que no fueron suficientes para impedir ni calmar un pensamiento unidireccional. Solitario volvió ya de noche a su casa girando asustado la cabeza cada vez que el viento se mofaba de él moviendo alguna bolsa abandonada en el suelo, casi podía escuchar el eco de la cópula entre viento y plástico, ahí estaba el aire que le faltaba. Mientras su mirada, incapaz de levantar vuelo, recorría el mapa asfáltico de alguna calle de Madrid sin prestar atención al resto de luces blancas, verdes y rojas que adornaban un árbol de navidad hundido en la neblina tóxica de los coches. Giró el ojo del portal y el calor del edificio le reportó algo de tranquilidad que se esfumó en un claustrofóbico ascensor color verde metálico cuyo espejo no devolvía imagen alguna.
En realidad ella tenía razón, y tenía muchas dudas sobre él. Tenía dudas, no sabía o ignoraba. Y tenía razón, tenía razón porque cuando alguien ama o quiere se entrega sin duda alguna, y ella tenía dudas. Estaba enamorada de un personaje de cartón, como ella dijo, y se dio cuenta de que su creador no era como su personaje, él era un tipo normal y su personaje era cuidadoso en las palabras, dedicado a cada célula de su cuerpo por la que había un verso, físicamente era una persona común, no demasiado atractivo pero lo suficientemente común como para pasar desapercibido entre la multitud y que había convertido con su palabra un personaje perfecto para ella, un personaje que no podía escapar del mundo cuadriculado pintado a base de mina de carbono para poder abrazar a aquella morena mujer, como en la distancia que nos separa.
Él la quería y ella tenía dudas, entonces entendió que las palabras chocan en un límite invisible que no podemos evitar y que aparece cuando uno menos se lo espera para separar, lo que no sabía era si ese límite estaba impuesto por alguna regla universal o natural o por nosotros mismos, los que nos hacemos llamar seres humanos.

Se levantó y sin mediar palabra se marchó, pero solamente se fue para que ella no le viera llorar.

jueves, 3 de julio de 2008

Soñando despierto a punto de irme a la cama (2:26)

Las uñas limadas y la mirada fija, sabes que odio levantarme habiendo dormido cuatro horas un sábado por la mañana y encontrar una desnuda cama anoréxica vestida con recuerdos de una felicidad absoluta, abrazado a un sueño castaño guiado por unos ojos claros que se hacen fluorescentes cuando no encuentro mi sitio en ti saboreo lo que fueron pocas horas atrás sentado delante de la cama, y pienso que entre ambos no hay puntos ni comas, sólo mis lunares y el hambre que no sacian nuestras bocas...
No puedo dejar de volver a las páginas en las que fuimos felices flexibles fibras de un material no inventado sobre un colchón erosionado donde crecen árboles con los restos olvidados de nuestra piel gracias al fruto del sudor desenfrenado.
No puedo dejar de inventarte y solamente quiero que vuelvas para que veas que soy un mortal más que fabrica un pedestal para una humana más, dos pedazos de nada que acompañan a un cero ciego a la izquierda. ¿Quieres?
Seguiré soñando un poco más, porque ahí sí eres mía y yo soy tuyo, allí...
¿Sabes?Todo ésto es irreal, pero me satisface la idea de saber que cuando sea posible será mucho mejor e indescriptible.

lunes, 30 de junio de 2008

Cama para uno [part XI]

Esta historia no es real porque todavía no se ha cumplido, realmente no sé si se cumplirá porque nadie la entendió como tú ni prestó tanta atención como tú, nadie me ha pedido siquiera que se la volviese a contar...
Te enamoraste de aquel chico por su debilidad, quizás porque te dio pena o por sus detalles, no lo sé porque nunca me dijiste si me querías o no y yo nunca te lo pregunté, aún así tras los cristales rotos que he ido dejando en mi camino inicié esta historia con ambos separados porque así comenzó la nuestra, mejor dicho, la nuestra empezó como "no juntos" que no es lo mismo.
Hoy te he contado esta historia de nuevo, con Junio casi acabando en este café amargo y tú me has hecho la primera pregunta

"¿por qué has vuelto a contármela esta tarde, en esta misma mesa, en este mismo café, después de tanto tiempo?"

Siempre luché por encontrar una historia que me uniera a alguien en este mundo, dentro y fuera del papel, pero todas las historias que he ido escribiendo se han esfumado, como las personas que se aburrían con ellas o mostraban indiferencia debido a que nunca encontraban el final (ni siquiera sé si había alguno) y se aburrían por el camino o yo les dejaba de contar historias porque creían que les estaba contando un cuento, desde que te conocí entendí que lo que debía hacer primero no era buscar una historia sino encontrar a la persona que me entendiese y que formase parte de la mitad de esa historia, tú.


Quieres ser esa chica cobarde de maleta de cuero marrón, camiseta de tirantes, faldas y bragas mal dobladas, la chica que observa fotos desnuda en la cama, la que tiene un matasellos en su roja boca y escribe te quiero en el vapor del amor de madrugada, la que no concibe un puzzle para una sola persona, quieres.



sábado, 28 de junio de 2008

Hoy es ya mañana

Nace un nuevo día a eso de las ocho menos diez y las ventanas comienzan a abrirse, las casas respiran después de otra noche bochornosa. La estación engaña a los noctámbulos, que vuelven tiritando a casa, unos se encojen de hombros y otros chascarrean sus dientes entre marujas en bata y chicos con mochila que comienzan un nuevo día. Unos en una dirección y otros en la opuesta.
En mis pasos hacia la cama mato este nuevo día pensando que mis dedos son tan solo una extensión que trata de tocarte inútilmente.

lunes, 23 de junio de 2008

Cama para uno [part IX]

"Se me ocurrió que quizás podríamos empezar a armar el puzzle de nuevo juntos..."


Eso le dijo a él, eso implicaba recoger su ropa perdida por la habitación, la del cuarto de baño, la que llevaba más de una semana en el tendedero pintando de arco iris la fachada de una casa gris, la ropa de la lavadora, sus bragas que se ponía de parche en sus batallas interminables en alta mar, baja mar y entre mar, sus faldas que hacían de capa de superhéroe y de fina manta de siestas a mediodía, implicaba recoger su cepillo de dientes, despertador con el que hacía sonar la mejor de las melodías de marfil, aunque su mejor cepillo de dientes era su lengua, la de él, buitre carroñero siempre dispuesto a hacer ese doble favor. Implicaba hacerle la maleta con todo eso, implicaba recibir unas llaves repetidas que no tenían cabida en ninguno de sus bolsillos, pero también acarreaba el que en esa maleta se llevase la futura rutina, y que surgieran las visitas sorpresas, la cama para dos improvisada pero siempre con los mismos protagonistas, la espera en la boca del metro a ver a esa mujer desfilar mientras los ojos se besaban antes de que los labios hablasen, la impaciencia, los mensajes sin sentido, y sobre todo, la vuelta a escribirle cartas y recibir cartas con un matasellos color carmesí, escarlata, rojo, bermellón, colorado, púrpura o grana.

La casa estaba como siempre había estado, hecha un auténtico desastre, cosa que nunca le importó a ella, todavía salía vaho del cuarto de baño y las fotos vestían una cama anárquica de color carne y dos ojos femeninos encendidos que apuntaban sosegados como si esperasen una respuesta. Fue una gran sorpresa encontrase con ella cuando menos se lo esperaba, casi desnuda en su cama observando fotos...El alcohol en sangre amortiguó el shock que produce encontrarse a alguien en tu casa de pronto, pero ella era sigilosa, tan sigilosa que podía entrar en tu cuerpo antes de que tus nervios comenzasen a mandar la información al cerebro para hacer nacer un orgasmo. Y estaba allí, pidiendo derretir las fotos con el calor de los dos y hacer un nuevo edredón multicolor, estaba pidiendo volver a hacerlo bien, y hacerlo eterno, porque la distancia en una ciudad no es distancia cuando los abrazos y el último beso del día dejan el calor y el sabor dilatando en sus cuerpos hasta el día siguiente, o hasta la siguiente vez que se vean.
Él hizo su maleta, pero aquella noche la pasaron juntos.

viernes, 20 de junio de 2008

Cama para uno [part VII]

Llegó solo a casa, borracho y empapado, había hecho su camino largo para refrescarse con un auténtico chaparrón de madrugada. La llave se hundió en la cerradura al tercer intento, la puerta lloró al abrirse y decidido fue a tomar el camino de la cama, esta vez dormiría sobre ella y no a su vera, chapoteó dejando huellas sobre el suelo sin percatarse de una carta que alguien había metido debajo de la puerta y que había pisado y arrastrado en la suela de su zapatilla derecha hasta su cuarto. La borrachera era lo suficientemente importante como para evitar que pensara en ella. Se dejó caer en la cama y se quitó la ropa en su lúgubre cuarto solamente soleado por un flexo pertinaz e ilimitado. Zapatilla izquierda, zapatilla dere..... -"¿Qué es ésto?"- Se preguntó poniendo en uve sus finas cejas. Era una carta acompañada de una fotografía, su carta y una fotografía de ambos que decía lo siguiente:

"Lo siento, quiero volver y no perder más el tiempo, quizás el poco tiempo que me queda, o que nos queda, no quería ser egoísta pero no puedo dejar de serlo, aunque sé que es más egoísta el solamente serlo contigo"

Se terminó de desnudar, cogió una toalla blanca y se dio una ducha bien caliente, solamente con el propósito de hacer vapor. Cuando salió del cuarto de baño se podía leer en el cristal de la mampara te quiero.


viernes, 13 de junio de 2008

Cama para uno [part V]

Algo tembloroso cogió el bolígrafo pero de pronto, cuando se disponía a escribir, sonó el telefonillo del portal, y de un salto su figura sombría se desvaneció del cuarto para teletransportarse de inmediato a la cocina, que es donde estaba dicho telefonillo, y contestar:

-"¡¡¿¿Si??!!
-"¿Está Ana?
-No...Te has confundido...
-¿Sabes en qué piso vive?
-No.
-¿Me podrías abrir para ver en los buzones, por favor?

Colgó. Colgó con la misma fuerza con la que arrugó aquella carta que seguía adornando la mesita de noche como una de esas figuras que adornan por defecto una casa y sólo hacen que guardar el polvo, colgó suave, casi sin fuerzas más que cuidadosamente. En realidad aquella llamada inoportuna le salvó de empezar a escribir una carta que no sabía ni cómo empezar. Sólo rondaba por su cabeza la primera de las escasas y últimas líneas llenas de borrones de aquella carta:

"Ambos sabíamos que que este día llegaría. Lo siento, lo siento tanto..."

Él sabía que algún día ella se iría, pero tan pronto no, no tan pronto. Ni siquiera le despertó, porque sabía que él no le dejaría irse, nunca, siempre entre sus brazos. Ahora estaría en su casa de las afueras de la cuidad, en su siempre limpia e impoluta casa de las afueras donde el radio de los brazos de él no llegaban a juntar ambos pechos en uno solo. Ahora estaría en su impoluta casa de las afueras haciendo...no lo sabía.
Decidió retomar la carta pero pasados diez minutos su postura encorvada permanecía inmóvil, el gigante papel seguía en blanco y una pregunta volaba sobre el cuarto que ni él podía formular, estaba cansado. De pronto se rompió la paz sepulcral con el sonido de su móvil, los párpados se abrieron hasta la nuca y mostraron sus ojos cristalinos, casi se cayeron al suelo pero no había tiempo para una cirugía improvisada. "¿¿¿Dónde coño está el puto móvil???" El sonido continuaba hinchando de música la casa pero el eco impedía su localización. Cada vez más tenso y nervioso levantaba, movía, tiraba y pateaba cualquier objeto que le cerrase el paso u ocultase cualquier objeto que a su vez ocultaba otro. Carcasas de cd´s, cd´s sueltos, bolígrafos sin capuchón, un calcetín divorciado que copulaba con una zapatilla bastante cerda, la caja de su cámara de fotos llena de cables que se apoyaba soberbiosamente sobre toda una pila de apuntes hasta casi tocar el techo.
Después de remover cielo y tierra apareció el maldito móvil con su maldita melodía de teléfono de toda la vida "ring ring...ring ring..." Descolgó impaciente:

-"¡Qué pasa tío!¿Te bajas a tomar unas cañas o qué?

Eran las ocho de la tarde del día siguiente a la despedida unilateral y lo que menos quería era salir a "divertirse" con sus amigos, pero quizás sería lo mejor. Despreocupado y sin prisa se vistió, intentó buscar la misma pareja de calcetines pero no fue posible, uno de invierno algo roto y negro y otro de verano blanco, menos mal que las zapatillas eran fáciles de encontrar.
La boca del metro estaba cerca, bajó por su laringe mecánica y una vez en su estómago tomó la dirección del encuentro. Afuera de las tripas de la cuidad se encontró con un gigantesco hormiguero, había muchísimas hormigas, todas en diferentes direcciones y sentidos y con olores infinitamente dispares que formaban una amalgama imposible de digerir además de ser tóxica, olía a vainilla en exceso, a hojas de menta, chicle de clorofila, olía a puta, a proxeneta a la parrilla, a humo del tabaco que fuman los coches y que el agua de ayer no se pudo llevar.
El primer bar estaba casi vacío y sus escasos ocupantes no se movían de la barra; al fondo una pareja hablaba afablemente y cerca de nosotros, que nos sentamos en tres taburetes cerca de la puerta, dos críos a la última con piercings y tatuajes comentaban sin mucho interés mientras sus dos amigas recién salidas del colegio de monjas, más animadas, ensayaban pasos de baile. Parecían teletubbies. Dos litros de cerveza, tabaco de liar y planes de futuro entremezclados con fútbol y, por supuesto tías, como no, eran la conversación de los tres amigos.
Él ocultó su problema y puso la misma cara de siempre adornada con una sonrisa, ambos mitigados por su mirada cómplice que nunca engañaba.
El siguiente bar estaba más animado, era el bar al que siempre solían ir pero no fueron antes porque todavía no estaría lleno, y, efectivamente, a esas horas ya había bastante gente y buena música, en cierta medida era un alivio.
Esta vez fueron copas para todos. La camarera ya sabía lo que querían y después de los típicos saludos y el "¿qué tal?", los vasos de whiskey con cola ya estaban a punto y preparados y la noche comenzó a animarse hasta que su corazón dio un vuelco cuando se giró y la vio entrar, era la chica misteriosa que se encontraba algún fin de semana de luna llena de sus primeros años locos de universidad cuando hacía el "triplete" de Jueves, Viernes y Sábado. Nunca se hablaron pero a él le hubiera encantado follársela, o que ella le hubiera follado a él. Pero esta vez no estaba dispuesto a disparar su mirada a bocajarro contra sus ojos y se dijo:

"Es la puta típica escena del puto típico chico al que abandonan y sale a emborracharse para olvidar y termina liándose con otra..."

Pero él sabía que eso no resultaría ni funcionaría, así que esta vez pasó olímpicamente, aunque ella nunca se hubiera percatado de su existencia.





jueves, 12 de junio de 2008

Cama para uno [part III]

Se tumbó en la cama y miró el techo, giró la cabeza y vio la arrugada carta en la mesita, parecía que le daba miedo tocarla, cogerla y leerla de nuevo, todavía se podían ver algunas letras, frases en la bola de celulosa. Cuando terminó de leerla por primera y única vez intentó aplastarla contra la palma de su mano derecha, con la que tantas veces le había escrito cartas de amor sin remitente, pero por mucho que quiso imprimir fuerza sobre ella no pudo, en ese momento las fuerzas le flaquearon y sólo pudo hacer de ella lo que veía en ese instante sobre la mesita donde antes había dos móviles, una botella de agua con un cielo cerrado de vapor para dos, a veces sus bragas y otras sus calcetines.
Inmóvil, inerte sobre la cama.
Se lió otro cigarro mientras sus pensamientos de difuminaban entre la bruma, decidió poner algo de música, se levantó y buscó entre sus apuntes y maravillosas cartas del banco selladas con labios rojos algún disco, cd o cassette pero no pudo encontrar ninguno que le apartara de la interrogante de aquella huida. El desorden caótico de aquella habitación le hizo abandonar la búsqueda y optar por "el primer cd que pille", pero la música en ese momento no fue buena elección, en aquellos momentos todo apuntaba a la misma persona, era inevitable. Tuvo una idea, la radio, encendió rápidamente la radio y subió el volumen para escucharla desde la cocina donde encendía el fuego y colocaba la cafetera llena de agua de grifo y café de supermercado. "Huelga de transportistas...supermercados vacíos...los precios suben...por culpa del petróleo..." Recién hecho, acercó sus labios al ardiente vaso e intentó saborear el café pero el calor le hizo apurar su movimiento para dejarlo en la mesa de la cocina. Demasiado tarde, demasiado lento, su mano no pudo aguantar el calor y con la misma fragilidad que arrugó aquella carta que yacía en el otro cuarto la mano dejó caer el vaso de café al suelo, él ni se inmutó, bajó la cabeza y pensó en voz alta: bonito collage. Ahí lo dejó. Se hizo otro café y lo llevó consigo mismo al cuarto donde aún latían débilmente los recuerdos, se sentó al borde de la cama, dejó el café en el suelo, encendió el cigarro con una mano y estiró la otra para cambiar el dial, paró cuando encontró saxofones, clarinetes y trompetas, sonaba Gene Krupa, el humo del cigarro y el caluroso olor a café el sumergieron en otra época donde ella ya no existía. Pero el café se vuelve frío y el cigarro se acaba...
De pronto un brilló iluminó sus pensamientos, que nunca dejaron de rondar sobre ella, se acordó de las cartas del banco, de sus labios rojos milimétricos y perfectos y de su mano derecha, con la que le escribía cartas de amor cuando a penas se conocían. Se lió otro cigarro de camino a la cocina y café amargo en mano se sentó delante de una gigantesca hoja en blanco...

Gene Krupa, I hear music.

martes, 10 de junio de 2008

Cama para uno

Recibió una carta y entre lágrimas la arrugó. Afuera llovía y la noche comenzó a correr su velo entre el cemento erguido, él no tenía sueño, ni mucho menos. Estaba sentado en la cama midiendo el frío con las palmas de sus pies, y estaba muy frío. La televisión solamente iluminaba y los últimos coches caminaban casi silenciosos a sus gélidos y solitarios garajes. Lió un cigarro e inspiró, había dejado de fumar hace cuatro o cinco días. Su mirada estaba completa y desorbitadamente perdida, intentando divisarla a través de los gruesos muros de su habitación y del edificio, intentando que sus ojos saltaran de las cuencas y volaran hasta poder otearla, hasta que sus venas saltaran como una frágil cuerda por la que dos personas tiran en sentidos opuestos. Y entonces quedarse ciego. Con ella aprendió a ver las almas, a calibrar su belleza simplemente escuchando una voz o leyendo unas letras, daba igual el físico pues lo efímero se va, pero la huella que deja un alma dura más que la propia vida, porque dura en las vidas de los demás. Esta vez ese alma de mujer se evaporó porque se fue, y él no sabía a donde fue, y no sabía a donde ir, por eso fumaba sentado en su cama sintiendo el frío en las palmas de sus pies descalzos, recordando la maravillosa figura curvilínea de mujer descansando después de hacer el amor que observaba aún apasionado sentado fumando en el regazo de la cama. La calle estaba iluminada con el color de los vatios, desnuda completamente.

lunes, 9 de junio de 2008

Biblioteca

Impaciente, como un niño sin chupete si te sigo mirando voy a limar mi marfil con el hueso de mis dedos.

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Bostezaba lenta y rebosante, su espalda curvada como la lengua que está a punto de saborear alzaba su pecho hacia el cielo y mi boca famélica solamente pensaba en devorar ese antojo en silencio, con mis ojos.

domingo, 8 de junio de 2008

Silencio

no espero que te enamores de mí,
soy rapero roquero solista abandonado y mc,
soy el rey destronado copulo en tus oídos, los traspaso,
estoy navegando en una isla de hielo en el fondo de este vaso
vivo en un paisaje urbano,
no sé lo que es una amapola hasta que la tengo en la mano
dejé el tabaco y he vuelto
dejé las drogas y he vuelto
dejé la bebida para devolver y seguir bebiendo
para poder seguir contando cuentos, todo mentiras
somos el recuerdo que dejamos en los demás, en sus vidas
¿tienes un papel en blanco? yo lo pinto
dibujar lo que piensas es mejor que hablar, no finjo
he pensado en y he escrito cuatro o cinco
y han llorado todos en el circo,
querían ver risas tartas y brincos
pero hoy el payaso no tenía su día,
la sonrisa no tiene grilletes ni es sumisa
todo van tan deprisa que derrapan hasta las prisas
las familias pasan a un segundo plano,
en el primero las empresas y los billetes en la mano
las tarjetas ya no dan crédito
y los niños más listos repiten, es inédito
ver un intelecto perfecto roto por defecto

las escuelas tienen cáncer, algo tienen que hacer,
la educación es un deber pero...¿quién se va a mover?
la tele miente más que pinocho,
nacho, ¿y tú que vas a hacer?
"¿yo? yo me emborracho tumbo al ocho y viajo hasta el infinito"
por no tener no tengo ni esos besos tan feos que imagino y pinto
así que todo lo que tengo y lo que quiero me lo invento.

lunes, 2 de junio de 2008

Es una pena

Es una pena que ya no podamos jugar con nuestras manos como críos enamorados sin saber qué es eso, la gente nos miraría mal ¿verdad?, y esta edad se está acabando. Podría haber jugado con tus manos y con un simple código sacarte aquella sonrisa que guardan las fotos de tu cajón olvidado, y olvidadas las sonrisas y las fotos, todo menos tú ahora, pero creo que ya es tarde y los patos también morirán y el pan que guardamos se pondrá duro, y los columpios en los que ahora chillan los niños mañana chillarán del óxido, la madera de los bancos comienza a abrir y quebrarse, los mismos bancos donde se abrían solos los libros y donde tuvimos nuestros primeros quebraderos de cabeza, discusiones, primeros besos, regalos y chupetones. Es una pena que ya no podamos jugar con la libertad que nos daba el toque de queda en casa, el tiempo valía mucho más cuando valía. Es una pena que ya no podamos jugar más con las miradas, ahora todo el mundo se tapa los ojos con paraguas, y quizás sea mejor así, yo todavía no quiero ver ojos secos estriados y moderados donde ya no crece la ilusión. Mis ojos gritan aún afónicos y mis manos siempre abiertas pero boca abajo porque no quiero recibir ni mendigar sentimientos sino dar a quién, como yo, todavía quiera jugar en los columpios y tirar migas de pan al agua.

domingo, 1 de junio de 2008

De ti a las seis a.m.

Me golpearon en la nariz, sangré lentamente pensando en la muerte, en poder volver a verte y en las excusas del día siguiente. Mi brecha, primeriza, que curé untando tiza y ni tus besos ausentes ni la oscura brisa camino a casa cerraron.
Tú nunca cierras la puerta.
La sangre presente y tu, ausente, y no te encuentro entre la gente. La sangre quita el hambre, tu piel me desgarra, tengo entre los ojos una señal de guerra y es lo único que me queda, el recuerdo de tu piel de seda.

sábado, 31 de mayo de 2008

Bah

Para qué escribir si este boli es estéril, no más que el autor, que necesita beber para vomitar toda una amalgama de sinsentidos vertidos en copa de tubo tan volátil como este agua de madrugada que se evapora y llega a tu cuidad y te ahoga, ya sé que no son horas pero mi mente te devora sin demora y aunque tu estés fuera yo te dibujo en mi alcoba donde la tregua es la impaciencia de las lenguas que se hacen de rogar, y tu sabes latín, y yo soy mudo, tantas palabras para decirte que te quiero no entran por embudo.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Desde dentro

Contigo sin fianza porque hay confianza.
Contigo por la espalda porque no tengo espada ni soy enemigo.
Contigo y tu ropa visto la cama y el suelo.
Tus huesos ilíacos, montañas cubiertas de piel donde no hay nieve aunque cuando estoy encima me falta el aire.
Tu fémur, mi almohada blanda y blanca.
Mis falanges añorando tus falanges, tus falanges ignorando la intención de mis falanges.
Siete vértebras cervicales, tengo la suerte de poder besar tu cuello.
Los nudillos desgastando mis dientes, impacientes.
Y la boca llena de transeúntes que salen del metro buscando.

lunes, 26 de mayo de 2008

Más de lo mismo

Era un tanto peculiar, caminaba lento, rápido, lento rápido con los cascos puestos escribiendo en la trasera de sus hojas de recibos del banco, nadie existía y en los bares abandonados sólo bebían las luces de colores, la de la tragaperras y la intermitente luz catódica.
Escribía de camino a casa cuando regresaba por la noche, sólo escribía por la noche, pero el camino solamente le recordaba lo que había escrito la última vez que volvió a casa. Las mismas calles en números rojos sin nada que ofrecer, los mismos pasos cansados y el vaivén de un cuerpo empuñando un bolígrafo escribiendo unas líneas, izquierda y derecha, izquierda y derecha que abandona para coger las llaves del portal y acabar de escribir para ella entre interferencias de una radio atrapada en un ascensor ascendiendo.
Casualmente siempre acaba la canción justo antes de hacer girar la llave que lo traga en casa, donde no sabe escribir ni se acuerda de ella porque no la escribe.

sábado, 24 de mayo de 2008

La cara B de mis muñecas

Niñas y muñones bailan, medias teñidas y zapatos limpios, el bar estaba casi vacío, casi lleno. Me preguntaba dónde coño vivirías, el número de tu puerta y el de tus medidas. Me preguntaba el precio del dólar en las comisuras de tu cintura, en la fina línea de algodón de tu cadera, me preguntaba qué ventana guardaba una luz encendida bajo sus persianas. ¿Y si estuviera debajo de tus sábanas mañana? Sin cepillo de dientes, ni llaves de casa, sólo los vaqueros y mi monedero sin un euro, pero lleno de tequieros ebrios todavía, sigue el sueño...

martes, 20 de mayo de 2008

La noche pedía un blues

La noche pedía un blues, triste y desértica la avenida luces blancas pares que vienen, luces rojas pares que van y luciérnagas metálicas que no puedo alcanzar.
La noche pedía un blues, un paraguas compartido, un semáforo amigo que me detiene y me cobija de la lluvia, demasiado impaciente, me mojo.
La noche pedía un blues que no pude encontrar, las fachadas cierran sus ojos, somnolientas, ya es Martes, suicidio consecutivo, infinitas balas, demasiadas, demasiado lejos aunque...
aún me pregunto si todavía sigues despierta.

domingo, 18 de mayo de 2008

¿Vienes o voy?

Hoy volví a casa con jazz en los auriculares, Willie Dixson y su I can´t quit you baby, tranquilo, disfrutando de la vista que la sintetizada luna acetilsalicílica me ofrecía entre cortinas de nubes blancas, casi transparentes. En los bares aplausos de cuero con sabor a victoria lograda varias jornadas antes, pasión etílica y con sabor a humo, demasiadas contrariedades se unen otro Domingo envejecido y cada vez más similar a mí. Vivo demasiado cerca de cualquier lugar y a veces me gustaría caminar largo hasta llegar a una ventana iluminada con forma femenina, sentarme encender un cigarrillo y esperar el movimiento, pero siempre acaba apagándose la luz, y yo a dos velas y con siete colillas arrepentidas en el suelo. ¿Dónde estás? Quizás me haya alejado sin darme cuenta aunque te he dejado besos en la nevera y unos cuantos en el congelador y te los seguiré dejando siempre que pueda para que con su frío te den calor, hasta que lleguemos a intercambiar nuestro propio calor debajo de la manta y hagamos nudos con los dedos de los pies y nos arañemos la boca.
Ven.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Saltaste a mis ojos (aquella)

Guardaba aquella foto en blanco y negro que recortó del periódico local, allí estaban sentados, solitarios, separados los dos por un asiento. Tres días finitos compartiendo aire de pulmón a pulmón entre ellos, limitados por aquella barrera invisible, y por una timidez respaldada por la incómoda idea de rechazo.
Aquella pared, dedicada enteramente a ella y a él, único recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue. Era morena y sus afiladas y eternas piernas se retorcían como un regaliz con sabor a vaqueros erosionados por una piel escondida.

Aquella pared manchada con la foto de un periódico…

Aquellos largos hombros en los que me hubiera dormido sin poder dormirme, aquella mirada por el rabillo del ojo que se colaba en su rostro tan tímida como la primera sonrisa, dubitativa y tan lejana como aquella kilométrica silla que nos separaba.
Se entretenía rayando el papel de sus escasos apuntes sin prestar atención al ponente de aquella reunión anónima, rayaba tanto el papel como mis entrañas a rayas se desgastaban por un único pensamiento románticobsesivo, dibujó algo que no pude ver, quizás era su nombre…
Mírame, te estoy escribiendo porque soy mudo y tengo un nudo que une dos zapatillas y una está rota
y la otra,
la otra ni siquiera es su par.

martes, 13 de mayo de 2008

Siempre desde la lejanía

Siempre desde la lejanía, allá a lo lejos mordí el mundo, se abrió el cascarón y cayeron la yema y el huevo al suelo que nadie pisa, donde aún no llega la brisa y la prisa es sumisa de los grilletes de papel. Ser fiel a tus labios es mi misa, la anorexia en la cocina y el hambre en los lavabos, la sartén y los trapos, tu vestido a cuadros que te quito y me quedo a cuadros: película de dos rombos. Mañana será el día más feliz de mi vida si te encuentro a mi lado y me has borrado las heridas.

lunes, 28 de abril de 2008

Todo sigue como estaba

Descalzo y sentado apuro la soga mientras escucho el interminable y monótono sonido de un teléfono al que doy la espalda e ignoro y que me mata un poco más cada vez que escupe ese grito metálico. Descalzo y de pie casi desnudo por la inercia que me seda cada mañana anudo las horas sin demora mientras escucho música de mujer entre guitarras y una voz que me colma*, mientras enciendo el móvil y veo las llamadas perdidas de hace una hora, media hora y quince minutos, lo vuelvo a apagar.
Me hubiera encantado conocerte.
Descalzo de pie sobre la silla oteo el mundo, mi mundo, escaso estrecho y encogido como un abrazo de mentira separado por un plástico que asfixia y que envuelve los regalos de los niños que aún creen en. Descalzo de pie desnudo sobre la silla ni siquiera llego a verte, me hubiera encantado conocerte...







*P J Harvey

miércoles, 23 de abril de 2008

Predicción ilusoria

El salón estaba lleno de gente, unos estaban sentados en los sofás charlando y gesticulando con una sonrisa pintada y los ojos dibujando atentamente al que hablaba entre copas de ron y whiskey, cocacola y naranja. La televisión sólo servía de flexo vertical a una mesa llena de colillas limpias y tabaco suelto plantado en ella. Había más gente de pie alrededor de los sofás, centro neurálgico de la fiesta que perdería la batalla a medida que subieran los minutos de celebración. En la cocina se hablaba de chicas y chicos, de fútbol y juegos de niños, peonzas, canicas y cromos, también de muñecas, pantalones ceñidos y tangas de colores. El pasillo de la casa, gran vía paralela al salón, se estiraba y dilataba como si respirase, dos puertas a la izquierda, tres a la derecha y un servicio en frente, por el que pasaría el alcohol de todas las ebrias uretras que festejaban no sé qué.
Existían miradas cómplices que se acababan de conocer, las más bonitas, una mirada cómplice con alguien a quién acabas de conocer es como enamorarse muy rápidamente surgiendo el deseo de explorar todo de esa persona ya mismo, también había miradas tranquilas, ebrias, sobrias, asombradas, miradas que estallaban en cataratas de carcajadas que hacían que esa casa fuera partícipe de nuevas amistades, de nuevos retos y nuevos besos que acabarían el Domingo en la estación de autobuses dando a luz a una nueva ilusión compartida.

domingo, 20 de abril de 2008

Son tus palabras

Es curioso lo imbécil que soy al volver a saltar de nuevo sobre el charco que tanto me empapó y que juré que no volvería a tocar nunca más, esta vez ese charco has sido tú y he vuelto a saltar sobre él para intentar empaparte los labios con agua y barro, y tú has saltado con cada una de tus palabras y me has empapado, y me he dejado empapar porque me gusta el aliento de una extraña que llama a las puertas de mi buzón dejando regalos que leo sin cansarme hasta cansarme de andar con los calcetines llenos de agua y de los resfriados que puedes llegar a causarme, porque no jugamos al mismo juego y tú llevas catiuscas y yo las uñas muy largas y los dientes también. Porque te miro con otros ojos aún sin conocerte y porque ésto es una declaración de amor sin saber qué es el amor pero solamente tengo mis palabras y las voy a lanzar como lancé todas las demás tiempo atrás, con sentido y sin razón, resentido el corazón ya no da mas de sí y sus estrías son cauces donde navega esta tinta casi extinta que bombea no sé quién aquí adentro.
Siempre me gustó ser de los muchos que se ahogan en un vaso de agua y de los pocos que nadan en un charco.

sábado, 19 de abril de 2008

Viernes casa

No puedo dibujar en la ventana si no vienes y sudamos para hacer vapor,
no puedo hacer castillos con el algodón de estas sábanas ni alzar frontera con la almohada si no vienes y luchamos los dos,
no puedo arañar tus piernas con mis uñas rotas para jugar al tres en raya en ellas si no vienes y mueves,
no puedo caer en tu trampa disfrazada de ombligo si no vienes y haces de señuelo a mi lengua ciega.
Cuando te tenga te diré que todas estas palabras han sido para ti, pero las palabras no enamoran sin embargo las mentiras sí y aún siendo palabras las mentiras son menos palabras que las palabras en sí, es todo lo que me queda y a lo que me agarro fuertemente con una mano, en la otra el vaso de whiskey aún más apretado intentando derretir el hielo y crear vapor con el calor de mi palma para poder dibujar lo que soñaba que dibujaba en tu ventana.

sábado, 12 de abril de 2008

Throwing the "trastos" to my own roof

Esta flecha señala justo el centro de Mis entrañas, De Mi ser, del pAladar en el que tu lengua se ahoga y se desahoga, dentro del pensaMiento concentraDo, el centro de la MAgnífica idea que se evapora el día siguiente, el centro de Mi pegajosa mente, la División de las MoléculAs, la vuelta a ser nadie, a pisar sin Marcar huella, a ser quien era antes De serlo, a vivir sin respirar y flotar y flotar... ahora aMo con lA MiraDa y escribo desde el pupitre de Mi AlMohaDa aMAneciendo dorMiDo con ropa de ayer y la caMa todAváa huele a siesta.

Te quiero desde el olvido

de una cocina en madrugada a oscuras y fría donde escribo sentado en un taburete la partitura del sonido de esta nevera congelada llena de líquidos sin caudal, sin venas por donde navegar, de momento.


Sigo buscando un cuerpo...

domingo, 6 de abril de 2008

Antojo de las 3:51

Quiero tener la batuta de tus suspiros, quiero tenerte tanto como entretenerte y verte desnuda sin nudos mientras nuestros labios mudos se anudan sin ayuda, quiero ser el compás de tu cuerpo, tu verbo soberbio y el último muerdo del que te acuerdes un viernes, si es que vienes. Quiero ser la palma de la mano que palpa tu cara y descifra el braile de tus pupilas en esperanto, tan universal y sin embargo mía. Quiero ser el artífice de tu sonrisa, el poema en tu sopa de letras, el que sacuda tus vértebras y te deje sin palabras, tus amarras, tu puerto en el desierto, el techo descubierto, tus virtudes tus defectos...

viernes, 4 de abril de 2008

París

Lávate las manos antes de tocarme, esteriliza tu boca antes de besarme, envasa al vacío tus ojos llenos del reflejo de ese reloj de arena que no para de llamar a tu puerta, no a la mía. Lejía para tu espalda curvada, pilar y tejado con goteras de sudor cuando hacemos el amor.
Limpia tus manos en mí, bésame con la boca llena, mi lengua será la servilleta doblada que coquetamente limpia tus comisuras, mírame bien, no para que tus ojos sean el reflejo donde pueda observarme sino para poder ver más de ti, donde el tiempo no existe y ambos nos infectamos cuando cerramos los párpados. Mi espalda es el tejado con goteras por donde entran los primeros rayos que te besan a primera hora de la mañana, aunque tú sigues dormida hasta la hora de comer, cuando la lejía ya ha bendecido el largo pasillo que pisas hasta llegar a mí.

lunes, 31 de marzo de 2008

De camino a...

Aquella hoja seca seguía mis pasos empujada por el viento silencioso de algún sollozo, las palmas de mis pies se fundían con el asfalto creando pozos vacíos vasos del rocío del mañana y la mirada liviana enganchándose en un futuro inmediato a media noche de camino a casa. Señalé al cielo con el índice rodeado por un cordel con el que anudaría la luna de lunes sin nubes, o tu cintura pincelada con perfume y tiraría, tiraría para alumbrar esos besos ciegos que caen en cualquier cuadrante de tu cuerpo imperfecto y por eso peculiar, campo de batalla donde morir y matar, muslos con forma de la culata del rifle sin cañón que fusila mi sien y ombligo trinchera acorralado por deliciosa piel sin necesidad de especias, caricias ficticias porque las invento como invento esta guerra suicida contra un papel con espacios que forman un caudal con forma de mujer, vivo y escondido, escondido vivo observando en el camino pupilas que no responden, cansadas de la rutina lápiz sin mina que ya no puede dibujar más pequeño cada vez, yo no puedo jugar solo a este ajedrez. Vino y tabaco para comer, dejémoslo ir tan lejos como quiera, algún día el mundo se acabará y allí entonces nos encontraremos.

viernes, 21 de marzo de 2008

¿Y si mañana no te levantaras?

Se vistió rápido con lo primero que encontró dispuesto a encontrarse con la chica que creía que quería, antes se pasó por la panadería para comprar una pistola y llenarla con granadina y las minas de lápiz y tiza que había gastado en sus cartas de amor lanzadas a boca jarro contra una pared manchada de cal y cemento, contra nadie, contra el aire que nos separa y nos da vida.
Le pidió amor fugaz a cada cuerpo que le seducía sin temor al rechazo porque siempre hay un cuerpo que está esperando a pasar el arco de la compra en el supermercado, y luego otro y otro y así sucesivamente.
Él consumía cuerpos que consumían, o al menos lo intentaba.
Salió a la calle a amar a lo amable el tiempo que hiciese falta, a hacer el amor, a besar y a follar, a reír, a abrazar y a escuchar la música de muelles sentado en el puerto de la cama balanceando los pies ante el desfiladero del tiempo.
Saboreó el tiempo de cada mujer que le dio lecciones de vida, se adueñó de su tiempo entre copas de whisky y sábanas, entre el calor y el vapor del sudor que provocaba la avalancha sexual entre desconocidos que decidieron unir sus oraciones con una cópula detrás de otra.
Fotografió sus almas con cada pestañeo y llenó su habitación con cada foto de cada una, ahora sus retratos tapaban el color de la cal, trescientos sesenta grados de literatura alumbrados por una vieja bombilla los trescientos sesenta y cinco días de un año a oscuras sin tiritas ni máquina de afeitar, sin conjunciones copulativas y sin espejo siquiera.

sábado, 15 de marzo de 2008

Avenida Monforte de Lemos

Tuve que marcharme para volver a pensar en ti, de hecho nunca te fuiste de mi mente, he escrito papiros que rebosan mandamientos en vano en baños donde la tapa del retrete se tiñe de coca pero las modas se evaporan y lo que queda de cada uno al final son sus propios pensamientos, masa que mueve planetas sin punto de apoyo. Me entristece pensar en el tiempo que no he llorado, en las manos tan llenas de nada y tan vacías de tanto, en la figura que mece a oscuras la cama en la que imagino triángulos que se estremecen hasta convertirse en círculos, en tu cintura erosionada suavemente por las olas del mar fruto de mis gritos al vacío, sigo viviendo en aquel lugar donde las ratas saborean los botones de una camisa de fuerza, ahora soy libre para encerrarme en el desordenado cuarto de un genio sin comillas y para entender que la espera es una mera ilusión, una condena con cadenas donde las miradas que no aciertan aciertan en algún lugar donde sólo estás tú.

jueves, 28 de febrero de 2008

Marihuana

Tuve que salir a la calle, moribundo y mareado meditaba sobre mi estado mientras mi cuerpo caminaba urgentemente hacia ningún lado, la cuestión era salir y caminar. Pensaba tanto que las ideas se desvanecían y perdían su significado, andaba mirando al suelo ahogado por la masa de gente, huía de las luces fluorescentes de los semáforos, sobre todo de las verdes, si las miraba directamente su fuerza cegadora se metía dentro de mí a través de los ojos y restaba mi capacidad para mantenerme erguido. Nunca llegué a desfallecer así que proseguí mi camino pidiendo que no acabara la calle en acantilado. Por la calle Toro seguía a una figura que, en cierta medida, se parecía a mí, o al menos eso era lo que creía, por su siniestro y lento paso, parecía un yonqui envuelto en un chándal rojo y negro, preciosos colores para la noche, cuando pasé a su lado mi curiosidad giró el cuello para darle cara a esa figura enigmática cuyos pasos seguía. Era la cara de un joven yonqui desdentado con unos pómulos que salían de su rostro como el coxis de una mujer de caderas que hacen curva y de vientre plano. Mi paranoia comenzaba cuando pensé que aquel yonqui de pasos pausados le hablaba a mi espalda y buscaba, como yo hice antes, ponerme un rostro. Entonces mi mente subió la seda roja y los miles de fantasmas que aguardan debajo de mi cama salieron a escena, sólo tuve que apresurar el paso y hacer mutis por el foro entrando en la Plaza Mayor. Necesitaba estar ocupado físicamente para que mi mente dejara de crear mundos paralelos que me condujeran a la locura, por lo que decidí meterme en un 16 horas (allí trabajan un poco más de la mitad que en un 24 horas) para abastecerme con algún tipo de líquido aunque la verdad es que no importaba qué comprase mientras estuviese tranquilo y sin sobresaltos en mi pálido pecho, finalmente manzana y lata de bebida. Seguía el camino con los mismos achaques de nerviosismo artificial que aumentaban o disminuían en función de la rapidez de los albañiles que trabajaban en mi cabeza para solventar los chispazos interneuronales, otros tienen arquitectos, delineantes o notarios en la suya, muchos piensan que la cuestión es tener muchos muebles de muy buena calidad allí arriba, pero las termitas siempre llegan...
Me apetecían calles oscuras, angostas y lúgubres porque ya no me daban miedo las pisadas ni las conversaciones entre coches o esquinas y la luz que antes quebraba mis pobres pupilas ahora no me alcanzaba. En una calle de esas, cerca de la avenida Italia, una parada de bus hacía compañía a una chica apoyada en la pared de aquella estrecha acera que esperaba al camión azul que venía del cementerio. Me pregunto a quién traería de esa dirección. Yo procuré no mirar por si conseguían hacer un lazo entre mi mirada y la suya y así arrastrarme con ellos. La chica subió, creo.
Del resto del paseo poco más recuerdo salvo que me encontré con dos amigos y traté de probarme entablando conversaciones ordinarias con ellos, aunque siempre preocupado por escuchar y mostrando cierto grado de interés de tal manera que mi mente estuviese siempre ocupada, también tiré unas cuantas fotos que hoy he borrado y que representan un viaje que terminó siendo agradable y en el que conversé borracho conmigo mismo.
He dormido sobre la manta toda la noche y al levantarme cuando nace la tarde en los relojes que lleváis, de aguja o analógicos, me he asombrado al percatarme de que he dormido sobre un abrecartas y sabiendo lo que me muevo ni se me ha ocurrido palparme los posibles cortes. Qué importan...

miércoles, 27 de febrero de 2008

Mientras camino

Después de observar todas las miradas ajenas que reflejan el vacío de la mía, llego a una conclusión: NADA. Nada soy, nada me llena, pero todo llega.
La necesidad de las necesidades es otro invento, como la vida, la sangre y las heridas, mentiras.
Mientras, el amor que celebro luce en la contraportada de la piel de un viejo periódico arrancado a tiras.

martes, 26 de febrero de 2008

Love yourself

Las chicas sólo quieren chicos guapos,
de cuerpos vestidos con harapos de etiqueta
y con drogas para tabiques caros sin receta.
Las chicas quieren moda e imitan,
se limitan vistiendo iguales
y se encasillan como los puntos cardinales, subnormales.
Los chicos siguen el rollo y son quienes no son, un sol,
para llegar a un corazón de cartón tras invitar a la chica a otra copa de ron,
sólo quieren follarte y aunque tú quieras lo mismo la diferencia es tu cinismo
no eres especial ni diferente ni te vas por la tangente ni tienes don de gentes.
Los amigos no existen si persisten,
apuesto a que el primero ni se acuerda de tu himen de virgen,
será porque finges desde el saludo hasta el beso al cornudo.
Me mantengo en mis palabras y no les hago nudos,
mi cielo no es tu cielo y tampoco vestiré como esos modelos
porque lo más bonito de tu pared con posters son los celos.



viernes, 22 de febrero de 2008

Deseo de Viernes (deseo de Venus)

Sonreía en su paso al dormitorio por el pasillo mirando al suelo y colocándose su largo y negro pelo tras los cartilaginosos. En el sofá mi hambrienta mirada seguía la sombra desnuda que nunca se perdía, de vez en cuando ella oteaba entre sonrisas cosidas desde el cuarto para confirmar mi cuerpo inamovible a escasos cinco metros de distancia, sin parpadear por miedo a perderme un segundo su infantil y mudo juego me alimentaba de sus fugaces apariciones clamando compañía en un gran silencio, dictando sentencia dejando las huellas de su esencia a través de un pasillo cada vez más largo, sólo nuestros ojos hacían de puente entre dos cuerpos que se escribían cartas a gritos pidiendo convertirse en larvas encorvadas entre mantas por el resto de la noche.
Mañana será otro día.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Pesadilla en esperanto

Las manos colgaban de la cabecera de la cama, abotargadas por la inercia rebosaban sangre y los ojos, aún cerrados, lloraban conscientes de la pesadilla que comenzaba a digerirse a medida que se iba despertando, intentando descifrar un sueño que poco a poco iba erosionando la aguja del minutero, alzheimer que devora sin piedad los buenos y malos mientras los intentamos hacer nuestros, como atrapar el aire.

martes, 19 de febrero de 2008

Piensa en mí

Piensa en mí. La ducha es triste, es el último día y la casa respira y abre los pulmones de los cuatro cuartos en soledad, sólo el agua recita y el cuerpo calla mientras observa el suelo de la bañera llorando un recorrido hacia la oscuridad. Se bañaba porque no quería ver sus lágrimas, quería ignorar su tristeza entre agua y mezclar la melancolía del último día.
Hacía matemáticas de madrugada y construía pensamientos aletargados mientras esperaba a que ella le despertara en mitad de la noche y le invitara a su cuarto, allí había calculadora y las cosas eran más fáciles aunque la mayor parte de mi tiempo he sumado y restado con el alma y con los dedos y he jugado con los dados, de ahí la barba y el saco de dormir.