viernes, 25 de febrero de 2011

Hurricane season

Corre, bebe, fuma, folla, hazlo todo rápido, escúcha música altísima, mírala, pide otra cerveza, reviéntate los ojos cuando mires y escuches a todos y empápate de cualquier líquido.
Nada importa cuando absolutamente todo es importante pero no podemos abrazarlo. Así que hazlo hasta que las tiras de tu piel sean sólo tiras de usar y tirar. Vaga serpiente seseante susurrando casi en silencio, suave, muy suave. 
Acaba en tu cama, o en la suya, o en la suya. Nunca pares porque algún día tendrás que parar y no querrás. Abre bien los ojos porque cualquiera te puede dar lo que buscas, y si no, pregunta, hay putas vestidas de camello en casi todas las esquinas esperando darte el palo. Deja el paraguas en casa,siente los golpes, bebe la sangre y escupe hacia arriba, no hay ducha igual. 
Abraza y besa sin importar el olor, amarillo, verde, rojo o azul, cada poro tiene su perfume, cada cuello su clave y cada pierna su llave. 
Es un huracán con miles de anillos el que me lleva a la destrucción paulatina, no es el tiempo, de momento. La temporada de huracanes hoy comienza, quizás te pille uno cuando menos te lo esperas.

lunes, 21 de febrero de 2011

Ojos

Las pupilas se abrieron como cortinas, la luz sembraba pequeñas bombillas en cada una de sus células desnudas, avanzando como el cáncer, como una ola que en su último hálito roza con su dedo más largo uno de los tuyos. 
Otro Lunes con nubes grises, en su cuerpo los mismos lunares en los mismos lugares, la cama una guerra: toda la ropa muerta. El techo blanco y gigante y la puerta tan lejos como ayer. Los bostezos  siempre oteando la taza de café como un gran agujero negro y los recuerdos encadenados al tobillo, arañan el suelo. Hay demasiados surcos en esta casa.
Bebe a ciegas en un pasillo de memoria y vive por inercia. Su energía es opiácea y planea sobre la marea de su bañera, lentamente. No existen las prisas cuando uno está muerto, o cuando no tiene nada que hacer. Ella nunca  supo diferenciarlo.

Tímidas se abrieron, susurrando pequeños impulsos de vida pestañean.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Me inspira

Me inspira que no mires y te pires. Que te vayas tras las vallas de metal, que me veas tal y como soy. Que te folles a mi mente demente de cristal demencial exponencial del pensamiento artificial. 
Me inspira tu ira pasajera viajera que me mira desde fuera como si fuera un cualquiera desterrado de esta era. Me inspira tu ausencia como ciencia vencida por el sida suicida, asolada de su lado masculino. Me inspira tu rastro profundo, tu mundo común y las líneas de betún en tus párpados casi apagados. Me inspira la luz de tu cuarto a oscuras que tanto cura mi locura. 
Me inspira la mentira...y a ti qué te inspira.

sábado, 12 de febrero de 2011

El faquir

El problema vino cuando, tumbado, notaba pinchazos que hinchaban su pecho. Ya no era aquel chico, las canas echaron raíces y el techo achuchaba. La arena del reloj se quedó en granos suicidas de zapatillas roídas, es una mala estación el otoño para las agujas.
Demasiados problemas para un cuarto tan pequeño, tan solo y tan frío como el último café olvidado, en blanco y negro de la nostalgia. 
Menos mal que el sueño mitiga la fatiga y olvida con su anestesia epidural, menos mal que duerme tan sólo para poder volar y soñar que ayer fue un sueño, que los años no han pasado. Pero pesan las pestañas y siempre llega un mañana con sus termitas devorando los agujeros de las persianas.  
Duerme para olvidar, pero le cuesta tanto dormir...

viernes, 11 de febrero de 2011

Vuelta de tuerca

Y qué decirte cuando las palabras no son más que recortes de periódicos tartamudos, metidos en un sobre con rehenes escondidos de bolsillos vacíos. Una pedrada tendría más sentido, una sonrisa a estas horas ya no vale nada y respirar, respirar es tan sólo un acto reflejo, compasivo y barato, más barato que las intenciones de madrugada.

jueves, 10 de febrero de 2011

sábado, 5 de febrero de 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

Negativo

Adoraba el frío y su sensación de indudable permanencia. Ese color azul, el mismo azul que bajó de los cielos y empapó todas las cosas, como una caricia, como una cicatriz que faltaba en su cuerpo. Sentía cierto alivio viviendo bajo su vientre cuando su cuerpo entraba en contacto con aquel estado invisible, un poder que perdió el norte y cubrió la ciudad con un denso suspiro aspirante a cortar cuellos. 
Disfrutaba cómo dibujaba senderos en su hermosa piel marmórea, caminos que no llegaban a ningún lugar pero, caminos al fin y al cabo. Peor hubiera sido encontrarse un callejón sin salida, ¿verdad?
Mudos los dedos de sus pies y vapor que pasa tiritando por el tren de su boca, ella adora el frío y piensa que ese mensaje de hielo caído del cielo nunca la abandonará.