jueves, 18 de diciembre de 2014

2 de Mayo, cap. 36, Rayuela

Del cigarro de hashish en la plaza al café de al lado, un frío sigiloso se cuela hasta la cocina del esqueleto y obliga al refugio, tan necesario como volver a beber cerveza sentado el dos de Mayo con los mismos desconocidos. Todos miran hacia adelante, al mismo punto, perdidos comparten el cigarrillo, uno se lo pasa al hombre que se giró para observarme con la tranquilidad del que tiene tanto tiempo que no lleva reloj ayer cuando pasé a su lado, lo mira y le quita parte de la boquilla naranja, se lo acerca a la boca y aspira hasta quemarlo, una y dos veces. No duele, ya no duele porque su interior está más quemado aún. Son tres, quizás cuatro. Me pregunto por qué me fui de su lado. 
Los niños juegan cerca de ellos, sin miedo a guerras ni al orín de los perros ni a la bosta invisible que nos rodea el cuello
Silencio en las personas, sigilo en los elementos. Esta plaza es el diván de cemento donde la esquizofrenia de los desvergonzados canta bajo las notas de una guitarra con arritmia. Sólo ellos junto con los niños que todavía juegan a la rayuela sin saberlo se atreven a saltar sobre los charcos. Creo que esos desheredados son más libres que nosotros por el simple hecho de no tener nada más que unas monedas para cambiarlas por cerveza. Era tan pobre que sólo tenía dinero. 
Sistema piramidal. La base son ellos, el cemento que nos sustenta y marca la linea que divide y diferencia a unos de otros. Arriba están los que nunca seremos, y en el medio mediocre, el medio fetal en ignorada suspensión, la gran mayoría, los mediocres, los nada. 
El sistema piramidal guarda la clave exacta para su mantenimiento autónomo de manera invertida. Todo es cuestión de física. Una pirámide puede mantenerse inversamente erguida, como un lápiz limpiamente afilado estar de pie sobre sobre su punta en el pupitre. Pero entonces llamaríamos la atención del profesor/a y nos preguntaría sobre la variable a despejar de los motivos que provocaron la invasión de Rusia por parte de los genes del complemento indirecto y la posterior fotosíntesis del Reported Speech
Es una pena que cuestionar lo establecido sea una asignatura pendiente que todos los profesores tienen (tenemos).
Se hace de noche tan pronto...
Se está tan calentito con las manos entre tus muslos. Uva embotellada para los poetas, Cortázares y Bukowskies. Mendigos con pensión de militar olvidado en una nube de napalm. Bancos de cerveza, conversaciones de vayaustedasaberqué, con la sonrisa limpia de un fuego natural que estalla en el cielo de sus bocas. 
Todos los putos/santos días ahí, comprando cigarrillos sueltos, ¿os acordáis? 
Selfies, copas de balón, del Adidas Tango a tu cintura argentina, et tous nos amours, patterns pretty as can be. Hemos perdido la guerra de nuestras vidas en el momento que dimos un valor a las cosas. 
¿Y ahora qué?
Ahora salgo a la calle y del punto A al punto B paso por el D, por el Y, por el M, a veces por el 18, y otras veces me quedo en el dos de Mayo viendo como pasan los demás. Porque tengo tanto tiempo que no tengo nada, al menos hoy. Porque no tengo nada y por ende tengo todo el tiempo. (Ecuación matemática en la que el orden no (me) afecta. Hablo con ellos, les miro, aprendo, leo y escribo. Te / os / les / nos / la / me (re)escribo.
Ahora que no tengo nada vuelvo a la necesidad de mamar de tus pechos, indefenso feliz, ignorante de nuevo. 

Are you sure you want to delete?

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Lo cíclico del olvido

La ciudad está caduca, el tiempo tiñe de hojas secas el suelo que piso, la luz agotada empuja en viaje de ida un último suspiro de vida antes de que nos crucemos bajo la electricidad de una farola. Bajo el paraguas de un tumulto confuso, cíclico y oxidado que nos impide salir de este crucigrama laberíntico de luces de colores y cumpleaños olvidados.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Desde Berlín

Es de noche, siempre es de noche y pocas veces amanece.

Desde Berlín lanzamos bombas silenciosas, con la fuerza atómica de un gesto fuimos capaces de sembrar de vida la semilla del amor tanto como de romper la cara a la dulce Caroline. 

Nathalie Poza y Pablo Derqui han creado su propio e indivisible microcosmos en suspesión dibujado en una habitación rota de vidas más rotas aún, donde la vida titila sin dirección en la autopista cuesta arriba hacia el dolor. 

¿Conoces esa sensación de euforia que te deja sin palabras? Ese momento justo después del chute, cuando los ojos se cierran y el mundo se abre en dos partes iguales, como una manzana golpeada con el frío y seco beso del filo de un cuchillo. Y un corazón dividido, pero con dos semillas.

Así me quedé cuando se bajó el telón.
Y con dos o tres lágrimas menos.




martes, 25 de noviembre de 2014

domingo, 16 de noviembre de 2014

Acabose bonita

Acabose dulce recuerdo. Me mata pensar que pudimos ser lo que no somos ahora. Tu culpa, mi culpa. Nadie.
Quise ser el que era siendo yo ahora, pero sabes que no pude. Lo mismo te ha ocurrido a ti. Sé que no puedes.

Soy Eva.

Y lo siento.

Es la historia de la puta media naranja que rueda sin sentido, sin razón. La que me mató dos semanas yendo tras de ti. 

Con sentido, sin razón.

Baila, baila y no me roces. Quédate las caricias que te di y que no sentiste, lo siento, siento querer haber creído que te quería un poco que ha quedado en un nada.

Tengo tu carta que no te he dado, no te la mereces. Mea culpa. 
Puta culpa de creer en algo, puta culpa de creer en lo posible.
Puto tiempo desperdiciado.

Nunca.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Te pienso

A fuego lento terminé quemándome, puse distancia y morí de frío, me acerqué demasiado y no pude apreciar la pintura.

Las miradas se perdían, se olvidaban tan rápido como las espaldas se veían la cara. Ella va agarrada a un chico, hablan, nos cruzamos y también nuestras miradas. Fin.

La mirada se pierde entre las calles, busca la luz para calentar lo que queda de sangre estival, mudar de piel, deshacerse de las pesadas maletas con ropa que nunca me puse. 

La mirada liviana es el pozo del alma donde está todo lo que hemos ido filtrando hasta ahora, todo lo que ha conseguido escapar de las garras imantadas de la comprensión, la carroña irracional que nos debilita, irónicamente la misma que nos hace más humanos, más fuertes, más amantes en esta especie de guerra de tuertos y desdentados donde ya solamente nos queda jugarnos el cordis,
una vez más.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Los planetas destruidos

Es extraño. 
Un buen día tengo una pesadilla en el parque de atracciones y pienso que no será peor, que el dolor es mi motor para poder continuar. Herida sobre herida hasta construir un rascacielos que desgarre las nubes y colapse los aviones, que reviente la luna para que no me enseñe más tu cara. Sangre seca, recuerdos que todavía palpitan porque arranco la costra una y otra vez.

Y te veo.

Aquí dentro, bañada en rojo entre tejidos óseos devorándome la piel. Dolor para aplacar dolor. Golpe sobre golpe, agrandando más aún el agujero, con el dedo en la llaga, el mismo que recorría tus pupilas vuelta y vuelta en la pista de baile hasta caer exhaustos sin control sobre una cama de espinas. Indeleble.

El dolor es mi motor.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Dieciocho, diez, catorce

Se vende, se alquila, se traspasa. Es el movimiento incesante, silencioso, la oxidación de nuestras células, la elástica distancia que nos une y nos separa para siempre o tan sólo temporalmente.
No somos más que tiempo, tiempo ganado, tiempo perdido.
Tiempo muerto.

Yo solamente sé escribir, mi tiempo, mis minutos y segundos son las letras que se agolpan, se empujan, se rompen los tobillos en una carrera sin motivo. O quizá con.

Yo solamente sé mirar a los ojos. Me basta con mirar tus ojos para que empujes cada linea hasta el "cling" que me dice que he llegado al borde del abismo, que necesito volver atrás, deslizar con mi derecha la palanca horizontal y avanzar.

Me basta con mirar tus ojos de color nomeacuerdo para que me engañes. Una y otra vez, no tengas prisa.

"Rose is a Rose is a Rose is a Rose..."

Y así fuiste erosionando, poco a poco, beso a beso (que no diste).
Hasta que dejó de tener sentido. Hasta que la última gota logró derramar todos los ramos de rosas.
Tenían más espinas que pétalos.

viernes, 3 de octubre de 2014

El juego de la coincidencia

Es una pena que todo acabe. 
Y no queda más que esas viejas fotos en la retina que cada vez van tornándose ceniza, qué puta mala suerte no ser quién quisiste que fuera. Qué mierda que todo vuelva y no se apague. Que lo hayas olvidado, apartado a este lado, helado.
Que los protagonistas de nuestras biografías son todos menos nosotros, los que nos hicieron tomar el otro camino, los que nos miraron y fueron a por nosotros. Que lo que hicimos lo hicimos por lo que nos hicieron. Acción-Reacción. Piezas de dominó. La chispa que incendió el movimiento, las ganas de comernos la vida en ese mismo momento, la ingravidez del tiempo encerrados en un reloj de arena.
¿Has salido alguna vez de tu cuerpo?
Let's take a stroll outside it... Take a walk on the walk side.
Necesito beber más. Bukowski está tirado en el suelo pero aún respira, me mira, tiene miedo. 
Fue fácil siempre que ella llenara mi copa. (Maldito condicional).
Frances Smith, Marie-Théresè Walter, Dora Maar...
Charles, Pablo...
¿Qué hubierais hecho sin ellas?
My Sharona, Lucille, Roxette, Suzie Q, Victoria, Roxanne...
Es Ella. Mi reina y mi ruina, 
la mina que escribe y camina 
por folios de papel hasta el borde el abismo. 
Qué puta mala suerte ser yo mismo.

jueves, 2 de octubre de 2014

Fueron felices y se devoraron

Aquel día bajando la calle miró a una ventana de un piso bajo, era como una jaula donde ya no quedaban ni los huesos. Dos macetas, quizá tres, hinchaban sus pechos de barro de favela. Se quedó parado. Mirando a una de ellas, la que más sobresalía, la central. Estaba deshidratada, sus hojas, famélicas, tiesas y quebradizas como dagas oxidadas. Se paró. Pensó y salió corriendo de vuelta a casa. En apenas tres minutos volvió a esa ventana de un piso bajo con un vasito lleno de agua. De puntillas con una manita agarró una barra de aquella jaula de un piso bajo, extendió la otra con el vasito y vertió el líquido sobre aquella maceta. 

La esperanza de la ilusión virgen. Los ojos de bandeja blanca, esponja vital. El resto de una vida que ignora el color de la sangre, el dolor por amor, la pérdida, el blanco y negro. 

Una vida que, sin saberlo, ha enterrado un futuro que acabará por sacar su huesuda mano de la misma tierra en la que ahora mismo está plantada la semilla que fue un día la de esa maceta.

Ignora que todos los cuentos tienen final.

Si algún día pasas por la Calle del Molino de Viento número 12, allí verás una ventana de un piso bajo, y cada mañana un vasito lleno de agua. Lo que queda de todos nosotros.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Volver

Vuelve el café solo, el otoño se ha adelantado y la luz cada vez pierde más vida. Es la traslación hacia la oscuridad, fiel compañera que ahora entra sin llamar y va comiendo centímetros a la habitación, como una enfermedad que llega poco a poco, baldosa a baldosa.

Vuelve el humo de boquilla amarilla, vuelve a deshoras. Vuelve la música de hipotensión, los desmayos, el bolígrafo, la pluma y las teclas. La taza nunca está vacía y los troncos talados llenos de alquitrán. Dientes y pulmones son noche.

No quiero encender la resistencia de esta luz de mentira, no habrá fiesta de cumpleaños ni velas que me digan dónde está mi taza ni mi cenicero. Quiero palpar los filamentos de tus músculos a ciegas (verdadera luz) mientras duermes y quizá sueñas. ¿Tú también vuelas?

Vuelven las serpientes a joder la fiesta del papel en blanco, cinco por mano que multiplico en un accidente sobre tu piel, chocando una y otra vez contra tus caderas, costillas, cuello y cabello hasta fundirnos en una masa extraña de huesos, sudor y entrañas, como tus platos de spaghetti, aplastado en tu máquina de besar.

Vuelve la oscuridad día tras día en un solo adiós. Vuelve el exilio voluntario, el hambre, el parásito fantasma y los ojos vidriosos, inexpresivos que todavía iluminan una habitación cada vez más...


Y el café frío.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Hello, I love you Won't you tell me your name?

Coge tus maletas, nos vamos a Hollywood. The doors toca esta noche. Compraremos botellas y cigarrillos, bailaremos borrachos. Llévame al lugar en el que te vi y te dejé de ver. 13 horas de avión, un hostal de luces rotas, ruido de ratas en el patio trasero y sábanas roídas.

When the music's over...

Siempre nos dio igual el lugar, vulgar o aquel de H. Boulevard. En casi todas las calles hay un bar en el que nos podamos cobijar.
Coge tus maletas, pantalones, camisetas, pero deja espacio para los recuerdos a la vuelta. Es lo único que sobrevivirá después de todo.

This is the end...

Necesito tu recuerdo, el que todavía no tengo.
Las cartas se prenden, los regalos también. La ropa dura según habilidad, el carmín se diluye en los labios, las heridas cicatrizan pero el recuerdo es una lápida que todavía no tiene nombre.

Mientras tanto, los desheredados de la gran ciudad se apoyan en la entrada del metro de Chueca, comienzan a beber y fumar a las 10 de la mañana, incluso antes. Hablan de viajes a Hollywood, de Jim Morrison, de bragas en maletas y cartones de vino divididos.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Es absurdo

La ceniza, la música, la distancia del chicle y tu lengua haciendo cabriolas. Gris, alta, camino (de) rosa(s) y mis labios.
He visto que ya no escribes, que te escondes en las nubes de tu urbe. Que te urge no volver a mirar atrás, que has tomado pastillas de Alzheimer. 
Goddamn right it's a beautiful day
Rocamadour se ha muerto y nos importa una mierda.
Ya nadie admite heridas abiertas, las escondemos con sonrisas pegadas, vasos siempre llenos, líneas de letras que no son más que lápidas que un día reventarán para dar paso a esos brotes verdes podridos que se abren paso buscando oxígeno desde bien abajo, siempre, a través del duro asfalto, de las mismas sonrisas que empeño en pegar sobre, de los mismos vasos que siempre seco, de las mismas líneas que siempre dejo.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Last letter

Has vuelto con el verano en todas esas cara de piconera, has vuelto con el sudor, ahora de asfalto y no de sábanas, con el recuerdo de las nubes, en las nubes. Con abrazos de aviones sin alas que planean un futuro a ras de suelo con suficiente queroseno para no llegarte.

Has vuelto sin volver, estás aquí dentro pero no aquí fuera, a mi vera. Has vuelto sin querer, como vuelve lo que todavía vale, sin saber que he vuelto a dibujarte en mi memoria.

Sin siquiera saberlo.

miércoles, 30 de julio de 2014

Vidrio en los ojos

No deberíamos haber abandonado esa manera de mirar(nos).
Dejamos de jugar con extraños, como extraños, ya no nos extrañamos de no extrañarnos.
Ya conocemos los caminos, los atajos, 
nos volvemos viejos, no volvemos.
Perdemos.



Y te perdí el día que dejé de mirarte con los ojos de un crío.

martes, 22 de julio de 2014

Welcome?

La ciudad me recibió, otra vez, y como si no supiera de mi llegada apuntó con sus turbios ojos hacia otro lugar dentro de los miles de lugares que poseía. Lo sabía.
Yo pisé, la pisé, alcé la vista y respiré el aroma que emanaba de sus poros, de sus medias rotas, del calor que brotaba por sus escotes abiertos en pozos. Sonreí. Lo sabía.
Saxofón en Tribunal, glóbulos rojos que vienen y van, cuerpos hirviendo sobre un asfalto de chicle de alquitrán. Todos buscando apagar ese placer que sólo el estío despierta. Nadie quiere arrugarse, quieren volver a Woodstock y besar a Jim Morrison, pero The Doors no fueron.


Van a gimnasios para conseguir cuerpos que sólo la droga esculpe.
Todos perdemos alguna vez, el tiempo es el dibujo de las cicatrices que de-muestra que algún día pasamos por ahí.
La boca me vomitó en plena calle y ella lo sabía. Caminé dejando cicatrices anónimas hasta mi cama manchada de insomnio.
Sabes que estoy aquí y me pregunto por qué no vienes y me agarras fuerte por el pecho y dejas que tus labios miren a los míos, cerca. Dejemos que sea demasiado tarde para no hacerlo.

viernes, 11 de julio de 2014

Tres: Escribir

Ahora entiendo eso de "fumando espero..." 
Sólo que yo no espero. En vez de esperar, fumo y bebo. 
Porque nada ni nadie va a llegar. Y rompo así la ecuación dejando a un solo factor actuar (en este caso dos, o quizá tres)
¿Qué es lo que nos queda, cariño?
No hables delante del espejo, allá no hay nadie.
Ven. Pero vete cuando amanezca. Cuando no encontremos nuestras máscaras, cuando ya no haya nadie, ni siquiera nosotros dos. Cuando no quieras verme. 
Cierra la puerta, pero no del todo, deja que entre ese filo de luz desnuda que degüelle el espacio de los dedos de mis pies desnudos.
Voy a drogarme hasta drogarte con un beso.
Voy a deslizarme por el tobogán de la carne de tus labios.
La ceniza ya no se mueve, es una masa de olvido sin aceleración, sin fuerza.
Hagámoslo sin fuerza, dejémoslo ir hacia aquel acantilado. 

Entonces todo cambiará.


miércoles, 25 de junio de 2014

Apoyado en ti

¿Has fumado alguna vez apoyado en el alféizar de una ventana en lo alto de un patio interior, silencioso, donde sólo se puede oír cuando echas el humo? ¿Un patio rodeado muros blancos de corazón gris carcomidos y ventanas a oscuras que parece que te espían? ¿Donde apenas las tejas te dejan ver el cielo?
¿Alguna vez te has parado a pensar adónde va ese humo que se escapa de tus pulmones y recorre la esquina de esa pared como una caricia gris que no te deja ver más allá de lo que ves?



Pues ahí quiero ir.


Ahí es donde quiero llevarte.

sábado, 21 de junio de 2014

En el estanque dorado

(O la capacidad de Héctor Alterio para transmitir)

Fuerte, veloz, amante exponencial, burlón, derrotador del tiempo sobre todas las cosas, Fred Astaire y Cortázar. El señor Alterio rompe espacio y tiempo, atraviesa generaciones y nos pellizca el cordis con un maldito gesto, una mirada al vacío o una caricia en la nalga. Él lo puede todo, nos puede a todos. Incluso jugar con un as en la manga delante de la muerte. 
Cuando no sólo vale un guión ni un actor, allí está él, el hombre que junto a José Sacristán sumó como nadie Dos menos. Cuando sólo nos queda el amor sobre todas las cosas... 
Lola Herrera, Lola, Lolita, bollito maimón, esponjosa mujer de sonrisa sedante, tranquila, es el pegamento que sujeta la vida de Norman a la barca en dirección Olvido. 
Eduardo Galeano dibuja muy bien en El Libro de los Abrazos la síntesis (si es que se puede resumir un sentimiento) de esta obra, o parte minúscula de ella, con una sola palabra, Recordis, volver a pasar por el corazón. Ayer volvimos a viajar por la vieja carretera del recuerdo, giramos miradas hacia tiempos mejores, juventud no reñida con la prórroga de nuestras vidas.

Vivamos, salgamos a la calle, miremos a los ojos. No cuesta nada. Muramos mientras nos dejen porque ya no podremos hacerlo cuando el árbitro pite el final.

Este es nuestro último verano en el Estanque Dorado, celebrémoslo como nunca antes. Digamos adiós.
No. Nunca.
Digamos...

Hasta el próximo año.

domingo, 15 de junio de 2014

Autodestrucción

Lo siento, sólo tengo el título.
Y un cenicero lleno, y vasos vacíos.
Ríos que no empapan, desembocan lejos, tan lejos como la tranquilidad que da el no saber. La paz silenciosa.
Sin preguntas en la cama, arañando el techo con la mirada. La luz llega demasiado pronto, ayer se nos hizo demasiado tarde, ¿verdad?
Lo siento, porque ya no tengo nada salvo el tiempo que me queda. El tiempo que destruyo en mi huida hacia delante llena de ceniceros y vasos, bragas y calcetines, soluciones y problemas sin, recuerdos en el cajón de los, siempre abierto.



Oh that's an ending that I can't write, 'cause
I've got you to let me down.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Un trozo invisible de este mundo

Cuando te quedas sin palabras, cuando titubeas, cuando pierdes el equilibrio, cuando nada vale nada, cuando infinito está fuera de tu alcance. Cuando la historia se repite una y otra vez, las mismas injusticias, las mismas balas de los mismos y la misma sangre de los mismos, cuando gritas y nadie te oye, porque en realidad no estás gritando. Porque no tienes voz, te la han robado. Cuando el amor está allá, a lo lejos y casi no hay plata. Cuando tienes miedo y tu alma está seca y encogida porque te has defendido dando hostias a una vida que te las has devuelto multiplicadas por un número tan grande que casi no existe.
Este es el paisaje que Juan Diego Botto ha dibujado hoy en el Matadero. Maletas sin número, números sin persona, personas perdidas en el olvido de una fosa sobre la que pasamos y pisamos orgullosos de lo que somos, sin darnos cuenta de que hacemos aún más profundo ese hoyo. Sin querer.
Me recordó a los niños en los parques que juegan inocentes sentaditos en la arena. De pronto se encuentran con un puntito pequeño y negro que se mueve con cierta anarquía, sin respetar sus límites de esparcimiento infantil. Es una hormiguita. Ellos no saben qué es una hormiga. Cogen sus palas y las entierran, otros las aplastan, juegan con ellas. Las matan. Sin querer. 
De un día para otro se han convertido en asesinos en serie. Hoy son hormigas, mañana caracoles quizá. Se divierten. Sin saber.

"La vida no es sólo comer, dormir y esperar un nuevo día, restar minutos a la muerte."

Un trozo invisible de este mundo nos recuerda que tenemos suerte. Suerte de no ser un número más, de no caer fuera de ese conjunto de personas sin número, o mejor dicho, con otro número. Porque todos sumamos. El problema reside en que unos suman más que otros.
Por eso hoy hemos resucitado un poco a los muertos, nuestros muertos. Los que todavía no tienen número ni nombre pero de los que aún se conserva su recuerdo en fotos que cada vez se desdibujan más.
Por eso debemos gritar, volver a recuperar el equilibrio perdido.
Volver a ser. 



"Te mereces el pan, pero también las rosas."

lunes, 19 de mayo de 2014

Rompiendo roca

Soy un egoísta, te quiero para mí pero no te quiero para nada más de lo que te quiero. Y no sé si quiero quererte para algo más de lo que te quiero cuando estoy borracho.
Y creo que no. Sobrio agnóstico y ebrio sobrio creyente.
Quizás debería dejarlo...
Y buscar en la madrugada más mentiras que tranquilicen esta metástasis que ahoga y quema, que arrasa y anega las pisadas de la cordura de una playa a la que nunca llega la última ola.
Quizá sea momento de romper con todo.
De romper el acantilado.

domingo, 18 de mayo de 2014

Paracaídas roto

Y no me llamas, y mi cama en llamas.
Y no te llamo, y tú pasas.
Es difícil sacar una suma de nada.
Así que fumo y bebo, 
espero.
Dibujo de gris el aire, me escondo, 
te arrimo el hombro, 
me destruyo un poco y uno los trozos de este puzzle de escombros. Lo logro de mentira, 
ya no funcionan ni las tiritas. 
Disparo y hago un agujero por el que te observo, 
y bebo y bebo y de botellas vacías lleno mi ego
para sedimentar un futuro de eternos luegos.
Para nada, 
para sumar cero.
Para matar el tiempo.
Paracaídas roto.

viernes, 16 de mayo de 2014

Otro mundo

Aquel encuentro con la muerte supuso el empuje que necesitaba para empezar. París era nombre de mujer, la ciudad con velas eléctricas pero sin chispa. La ciudad de los mendigos encorbatados con la prisa de un yonki antes de y la pausa de un yonki después de. 
París no era el país de Cortázar, quizá porque él tenía la magia que yo no encontré. No más clubes de sierpes, no más Sena ni besos robados enfrente del ayuntamiento. No más trucos en Montmartre. Ni una pizca de amor quedó, ni siquiera debajo de las plantas que cada noche regaba Ninette, su acera era la más limpia calle abajo, lo que nadie sabía era que no salía agua de su regadera sino lágrimas. Las plantas duraron poco, se secó el amor y la Torre Eiffel se desinfló en un gran gatillazo, catapulta inútil y oxidada.
Comencé a no dar importancia a las resacas, a multiplicarlas, a gastar como si mañana me muriera, lo cual no era algo difícil dada la proyección exponencial que mi vida tenía. La tirita en estos casos era la sentencia irrebatible "¡Qué más da!". Comencé a mirar a las chicas, a las mujeres, a los monumentos y a la mierda del asfalto a los ojos. Cuando estás muerto en vida no tienes nada que perder, salvo el dinero que te queda y el piso de alquiler que llevas un par de meses sin pagar. 
Quizá empecé a buscar esa magia por mi propia cuenta (y riesgo). Rodeado de la soledad necesaria para conocer a todo el mundo, sin escudo, sin miedo. Nadie se escapaba de mi curiosa mirada, humildemente desafiante, refresco recién abierto a 40 grados, hambre después de un largo día de playa, última puerta a las 6 de la mañana de la mano de una desconocida, descubrimiento de unos nuevos labios, un sabor diferente, ganar la carrera, perderla en la cama.

jueves, 8 de mayo de 2014

Paseando

Huele a verano en el asfalto, en tu falda de altos vuelos, en tu espalda, en el vapor del caldo que humea desde donde (me) esperas, desde tus poros que no son más que el destino al que aspiro mientras respiro tu rastro. 
Huele a ti, a ti y a ti. 
Incapaz de doblar cada esquina que se multiplica a cada paso que doy, que soy, que das y que eres. No sabes que me ahogo en tus huellas, nado largos de barro para llegar a la orilla de la que zarpaste hace ya.
Huele a verano en tus largas piernas tostadas con la polución de una ciudad sin límites. Una pena que te pierdas en las calles, en los bares. En los mares que vas dejando a cada paso que das.







Pero todavía no huele a verano a cada paso que damos.
Cuando ya no queda nada salvo una televisión apagada.
Cuando ya no queda nada,
salvo tu mirada.

viernes, 25 de abril de 2014

3 horas y 51 minutos

Llegas a casa, te metes en la cama, crees escuchar a los vecinos de arriba follar, pero parece que hablan. La música de un coche en tu calle "chunda-chunda" y los vecinos siguen hablando, o es la vecina que gime, la quieres escuchar gemir, pero sólo hablan, o crees escucharlos hablar.
Entonces comienzas a escucharte a ti mismo, tu respiración aumenta, tus escuálidos pulmones se hinchan, arriba y abajo, arriba y abajo... Y no te levantas, todo es fruto de la noche, una noche cualquiera de cualquier semana de cualquier año.
Y la escuchas gemir.
No, solamente están hablando, quizá discuten.
Y te levantas y decides escribir lo que está pasando (quizá por engañar al vómito).
Te quedan 3 horas para dormir, pero no importa, coges papel del armario y un boli, "¿dónde coño hay un boli?", y vuelves al dormitorio.
Entonces describes todo como si te hubieras quedado en la cama y sólo lo hubieras pensado.
Y aquí me hallo, perdiendo el tiempo que me queda escuchando lo que quiere oír. 

miércoles, 16 de abril de 2014

En círculos

Se quedó ahí sentado, como sin vida, mirando al vacío, mirando hacia sí mismo, hacia su propio interior con la pasividad absoluta que otorga la heroína recién inyectada, la tranquilidad en la que todo pensamiento fluye a una velocidad inversamente proporcional al estado físico, el momento postcoital, justo después de haberte corrido. Ese es el momento en que el auténtico filósofo aparece, la mirada hacia el abismo interior, asoman los ojos, sólo los ojos, y ven lo que hay justo debajo de aquel filo. 
Entrañas, vísceras, laberintos... Nada.

Y el cuerpo comienza a generar líquido de nuevo, y las bolsas empiezan a llenarse, gota a gota. Y todo comienza a ser lo mismo.
Y vuelve el síndrome de abstinencia.

sábado, 12 de abril de 2014

viernes, 11 de abril de 2014

BeVida

La gente habla de un momento amargo en sus vidas y ni siquiera han probado el café o la cerveza.

domingo, 30 de marzo de 2014

Lluvia

Se me olvidó volver la vista atrás, se me olvidó mirar hacia delante, te olvidé. Olvidé recordar acordarme de los acordes de tu costillar. 
Y el piano lleno de un polvo sin identidad, los condones caducados y el cenicero lleno de tumbas, capullos de los que no saldrán mariposas.
Se me olvidó mirar, y pasivo compartí café con aquel gato negro que se fue sin pagar. 
En el parque esos pájaros que describió Poe, de pico naranja, parece que se despollan de mí.
Y tú sigues pensando que no somos más que personas, y yo pensando que no somos más que animales. 
Con todas las brújulas del mundo, 
y sin rumbo.

"Petals on a wet, black bough."

Se me olvidó escribir aquello que recordé.


jueves, 13 de marzo de 2014

jueves, 6 de marzo de 2014

Cuando llegue el deshielo

Si me gusta algo lo cojo, pero si tú también lo quieres lo podemos compartir. Te miro, me pareces extraña, no esquivo la mirada, ¿quién eres? me acerco y te toco ese pelo largo y liso, sin miedo, ¿por qué tu pelo no es oscuro y corto?, no llevas pantalones y nunca antes había visto esos muñecos. Tu cara limpia y tus rodillas blancas. Los dos decimos adiós al metro cuando se va. El fuego quema y el frío encoje, pero no lo sabemos ni nos importa. 
Me miras, te parezco extraño y me ofreces tu bocadillo, miras a mamá esperando aprobación. Mamá sonríe. No sabes que las cosas malas también ocurren pero no sabes qué es "malo" y tocas curiosa mi pelo desordenado y corto, sin miedo. Tu cara está sucia, piensas. Y derrapas torpe la nocilla por mi cara, ensucias tus dedos de muñeca de marfil. Los dos hablamos con los perros del parque. El fuego quema y el frío encoje, pero no lo sabemos ni nos importa.
Y me pregunto por qué te agarran del brazo y te hacen pequeñita y se estira nuestra distancia, se rompen nuestros ojos hasta hacerte desaparecer. Ya no quiero jugar y se ha hecho tarde para todos menos para nosotros dos. Se le hace tarde a mamá, que es mayor y tiene cosas que hacer, cosas que no entendemos, como trabajar, ganar dinero, alimentarnos y comprarnos cosas que no necesitamos hasta que las vemos. 
Hasta que nos vimos.

"Y cómo decir que aún hay más..."

lunes, 3 de marzo de 2014

Afán por lo imposible (o casi imposible)

Tan sólo hace falta salir y mirar, pero no es tan fácil como salir y mirar, hay que mirar, mirar de verdad, mirar con ganas, mirar mirar ¿sabes?
Tienes que mirar como si la miraras. Como si tus ojos hablasen, como si no hiciera falta nada más.
Como si lo supieras de verdad.

sábado, 1 de marzo de 2014

Pupilas que fibrilan

Si vienes a mi casa pensando en un palacio
creo que te has confundido de espacio.
En este lado el desorden se comparte,
como besarte sin que sea sacrificio.
Tu altar es mi altar, 
eso debería bastar para nuestro ejercicio.
Entre tus piernas sigo buscando el refugio que no encontré en el colegio.
Las líneas de tus libros hacen al hombre más sabio,
intentaré sacarme la carrera copiando de tus labios.
Sólo te pido que no cierres lo ojos porque eres mi flexo cuando estudio tu sexo.
Has construido un puente temporal durante mi exilio,
has hecho personal este grito de auxilio
y aunque te hayas ido me quedé con tus canciones 
y con todas la razones para seguirte hasta tu hotel.
Fue como mirar el mapa de tu piel.
Hasta siempre, hasta nunca C.


A kiss goodbye

Sonrió en silencio, una hamaca de perlas blancas acunó mis pupilas. No dijo nada. Los dos sabíamos que acabaría todo con la luz de un día gris y lluvioso, ella lo sabía más y mejor que yo. Y yo me quedé aquí, paseando, bebiendo y fumando sus dos colillas que había dejado, intentando hacerla volver a base de espirales de humo que enraizaran en músculos, sus músculos, músculos que lamí, mordí y devoré ayer. 
Y ella se quedó allí, tan cerca y tan lejos.

A kiss goodbye.

viernes, 28 de febrero de 2014

MKMK

Me sedó, me perdí en el cielo de su boca, en sus pupilas negras, en su cara de niña, en sus piernas de mujer.
Gritó y la imaginé gritándome al oído y pensé que no nos queremos por lo que realmente somos, sino por lo que cantas y por lo que escribo, amor de cara al público, amor de escenario, a diario.
Stuck in reverse, far behind and far forward again.
No way out.

miércoles, 19 de febrero de 2014

domingo, 16 de febrero de 2014

Marlango

Llovió sobre nosotros, nos cagaron los pájaros, pétalos viejos sobre los hombros, agua de la maruja con todo el tiempo del mundo, el tiempo, como lluvia que ignoramos, cae sobre nosotros.
Llueve sin remedio.
Esta habitación está tan llena de aire que no puedo respirar.
Me he dejado los nudillos en la pared intentando abrir una salida que me lleve lejos de aquí, donde sólo haya silencio, he vomitado ayer, hoy camino a cuestas, la mirada perdida y Leonor Watling. 

viernes, 7 de febrero de 2014

Rozamos perfección

Fue la inyección directa a la tarta de frambuesa, intestinos doblados bombeando sangre, la rapidez de una idea surcaba aquellas autopistas sin límite, no había nada establecido, no rules in our country.
Más rápidos que una bala, ávidos por todo, impacientes jóvenes en la puerta de los servicios con bolsillos llenos de coca por limpiar. Tenemos que deshacernos de esta mierda lo antes posible. Ese era nuestro modus operandi. Cirujanos borrachos con ganas de operar. Los bisturís brillaban, nuestros ojos más. Nunca se acababa la bebida ni los cigarrillos, ni la música, sólo iban y venían las personas, que no eran más que taxis que nunca cogíamos. Éramos autosuficientes mientras la música gritara bien alto. 
El sol a las 12, dos agujas hacia el norte con las que cosíamos siempre en primera persona, pero del plural e imperfecto(s).
Fue la inyección que motivó nuestros impulsos, nuestras ganas por hacerlo todo ahora siempre. Nunca como si no hubiera un mañana, porque mañana habrá más de lo mismo, precipicios sin paracaídas. Solo un suelo elástico que nos impulsa de nuevo, otra vez, arriba y abajo, meter y sacar, acosar sin piedad ni miedo a fallar. No somos más que una gran bolsa de basura llena de fallos, los acabados, podridos, y los que quedan por pulir.

miércoles, 29 de enero de 2014

Corriente interrumpida

La soledad no es estar solo, es sentirse solo.
Las calles. Luces encendidas y apagadas. En paz. Balcones blancos, cuartos negros, personas pasivas, plantas en acción. 
Tú por aquí, dirección contraria a mi dirección, paseas con prisa regando de olvido hasta un nunca más que llegará sin darnos cuenta de quiénes éramos hoy.  
El abuelo en el bar piensa con una copa de vino blanco, está solo, los demás vemos el fútbol y él mira, mira más allá de donde podemos mirar los demás. Me pregunto en qué dirección. No dice nada. Nadie dice nada, es el peso de la paja y su volumen. 
Yo sólo miro.
Las calles. Electricidad hiperactiva esperando una respuesta, velocidad de un pestañeo recogida en un gemido de cuello de cisne. Yo la miro, fría, no se inmuta ni cambia de cuerpo, como si pudiera apreciarlo desnudo a pesar del frío. No son rayos x. Es imaginación que ella me regala, se siente sola una noche más, otra noche más.
Como luces que titilan, pequeñas conexiones que hacen el amor en amperios milimétricos, chispas que ocurren cuando cruzamos la mirada en una noche oscura, una noche como esta.

jueves, 16 de enero de 2014

Nueva ciudad, nuevo jueves

Las mentes se masturban, cansadas buscan escapar de la monotonía de otro día, otro día, otro día, otro día.
El problema reside en la búsqueda. Todas esas mentes buscan la X que marca el tesoro, demasiadas monedas de oro con las que no se pueden comprar más mapas.
Y caemos en la repetición, y nos damos a la bebida y a las chicas de miradas fugaces capaces de crear tensión en entrepiernas.
Las mentes se masturban. Caminan con pies de lodo y se esconden tras el telón de la misma obra de teatro, circo a veces.
Suerte que las mentes pueden cambiar de andén, sus conciencias alteradas saltan y cambian de dirección con el chasquido de un dedo que roza bajo las plumas de un edredón empapado de perfumes extraños, cuerpos diferentes, misma fisonomía. 
Nadie más allá de una mirada borracha. Sólo bultos uniformes.
Las mentes copulan, se abren y cierran las pestañas de sus piernas, impuntuales como una cita repetida mil veces.

Esta noche volveré a tropezar, 
pero no en la misma mente.

domingo, 12 de enero de 2014

Dulce Emilia

Emilia, desorientada y perdida. Bañada en recuerdos que se cruzaron en su camino como una autoestopista que guarda memorias del conductor que la recoge. El gran secreto de la vida, la casualidad que abre ese cajón lleno de polvo llamado pasado.
Muy pocas veces los gestos y las miradas habían establecido una comunicación tan profunda y fluida en una obra en la que a veces las palabras sobran.
La familia, ese refugio contra adversidades se ha convertido en una rueda con fugas que gira y gira hasta un posible accidente mortal y moral. El aire se escapa y sus personajes se van asfixiando paulatinamente mientras cada uno intenta remar en un esfuerzo personal e intransferible contra su propia corriente; el amor que nunca existió, el abandono y la mentira de un matrimonio ficticio.
Todos lo saben pero nadie afronta la cara más dura de la vida: la verdad cuando duele.
Menos mal que él, o ella, siempre está ahí cuando se le necesita.

El Amor.

jueves, 9 de enero de 2014

Love is to die

Se nos fue la luz, toda una vida buscándola para acabar en aquellos sucios servicios a oscuras. Tenías tantas ganas como yo de no tener motivos para. Hicimos música sorda y carnosa. Manos arriba, fuera camisetas. Nunca vi un cuadro tan bonito pintado en piel, sin marco, sin límites. Manos abajo, fuera pantalones.
La gente se meaba, golpeaba la puerta, o quizá eran los empujones contra la pared lo que sonaba. 
Mudos, sordos y ciegos. Comunicación bidireccional perfecta. Llagas en los dedos atrapados entre las costuras, cosimos con consecuencias como cirujanos borrachos impacientes por acabar la jornada laboral un viernes oscuro, sin calcular un amanecer que no nos importaba.
Hora de la defunción: el amanecer.

domingo, 5 de enero de 2014

Apuesto mierda

Apesto a noche, apesto a alcohol, apesto a humo. Apesto a ti, por supuesto. Apesto a la distancia que ahoga de fango mi garganta. Apesto a tu elegancia. A tu quiero y no quiero porque puedo pero no me apetece porque careces de los huevos para llevarlo a la práctica. 
Apesto como de costumbre, pero esta noche se me ha pegado una mierda a las zapatillas que no se va ni con disolvente.
Apesto a perder el tiempo. Apesto a nada. Apesto.
Apesto en primera persona, la más importante, la que más huele este hedor. Apesto en presente irrevocable. 
Apesto a abono húmedo bajo tres metros oscuros de olvido obligado. 
Mis piernas cierran puertas hasta la temporada de verano.

No molesten.


sábado, 4 de enero de 2014

Miradas

No quiero volver atrás.
Duele.
No quiero asomarme al futuro.
Vértigo.
Y el presente...
El presente se va, se oxida demasiado rápido, se asfixia. 
El presente que vivo lo convierto en pasado.
El futuro que espero mata un presente que ni siquiera percibo por estar mirando hacia un horizonte que nunca parirá ese tren.
Y yo esperando, sin paraguas, con cerillas mojadas y un reloj que no se cansa. 
La mirada del perro al que han molido a patadas, la del niño castigado, la de la derrota y el cansancio. La mirada abatida bajo la venda. 
El sudor y una lágrima.

El andén repleto de gente con paraguas.