lunes, 23 de noviembre de 2009

Él era un chico corriente [Part. IV]

“Disculpe… ¿Me pone un café con leche, por favor?”
Una chica morena con un bolso marrón y una carpeta azul entró en el bar, obviamente no era una borracha. Su cuidado aspecto reflejaba limpiamente una imagen meticulosa, fruto del esfuerzo invertido en detrimento de horas de sueño.
Los chicos del café abandonaron su ritual para ofrecer sin timidez un largo y tendido vistazo a aquel cuerpo que pasaba y posaba delante de ellos. Después de un par de comentarios sin verbo y onomatopéyicos bajaron la cabeza nuevamente y retomaron la ceremonia en un café casi vacío y frío ya.
Ella se sentó lo suficientemente cerca de él como para que advirtiera su presencia y lo suficientemente lejos como para salvaguardar su intimidad. Las miradas se cruzaron sin ninguna intención. Dejó la carpeta sobre la mesa, el bolso en el taburete y antes de que se acercara a la barra allí estaba, dedicándole el mejor de sus gestos el dispuesto camarero que gentilmente le atendió. Mientras, el chico del biombo gris seguía atento la jugada. Esperó de pie su café con leche y en menos de un minuto se dio la vuelta plato en palma hacia la mesa, donde se abanicó rauda con el sobre de azúcar, lo rasgó y lo volcó de lleno sobre el líquido vainilla. Tras varias vueltas de reconocimiento, no vaciló a la hora de engatillar la taza, su preciosa boca se hizo un punto y seguido y bebió tímidamente.
“Pero… ¿¿¿Y mi café???”. Dijo alterado.
Nadie contestó.

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