martes, 31 de marzo de 2009

Sin batería

Y la última cucharada de cereales se quedó en sus comisuras de madrugada como el vestigio que dejó una guerra entre piedras de marfil y colmillos famélicos. Su garganta engullía los restos cadavéricos de una noche de insomnio, gominolas de semáforos y poseidones levantando faldas a pleno pulmón, un olimpo en ruinas en medio del salón y el tazón vacío, la tele apagada y sus pies descalzos sintiendo los latidos del suelo, sus uñas quemadas, los dedos amarillos y las muñecas rotas por jugar a ser pequeño sin saber que la fuerza le sobra, y la ilusión en la nevera, junto a las sobras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la ilusión en la nevera????
y qué coño hace la ilusión en la nevera con este frío?
la ilusión hay que sacarla al sol
y con las sobras nunca, eh?
(que hace mucho que no saco el látigo para sugerir :P)

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