miércoles, 27 de junio de 2012

Radiografía de un abrazo

Le quise dar un abrazo de esos que funden las costillas y quedan enredadas. Un abrazo en el que troten los corazones. Quise hundir mis yemas en su columna vertebral y esnifar la esencia de su cuello directamente a mi cerebro, como un disparo visceral, sin opción a suspiro.

Le quise dar un abrazo de esos que apagan las luces y el tiempo. La quise para mí en ese momento, un abrazo bañado en formol. 



Le quise dar todo en un abrazo que no se dio.

lunes, 25 de junio de 2012

Mi mamá me mima

A lo largo de la vida uno no deja de aprender, nunca. Aunque no quiera, aprenderá que ésto es un proceso constante hasta que nos apagamos. Mientras tanto...
Aprendemos que el amor son todas las palabras menos amor, que el corazón lo rigen una serie de impulsos eléctricos, que nunca terminan de cicatrizar del todo nuestras heridas, que la guerra no descansa. Aprendemos que recordar es vital para avanzar y también aprendemos a olvidar. Aprendemos que, lamentablemente, la inocencia no volverá, y que la experiencia nos viste de arrugas. Y también las sonrisas.
Aprendemos a no volver a hacer el daño que un día hicimos y a querer tanto como para que nos hagan daño otra vez. Aprendemos que el 14 de Febrero es el día que se quieren los que no se quieren el resto de año. Que una semana no son siete días cuando una cama está desierta, y que no existe distancia en un colchón para dos.
Aprendemos a transformar un corazón de león en diente, y nos confundimos con el aire. Aprendemos a aprender, engordamos una ilusión que al final es bulímica, sobre todo los que tenemos años y hemos reventado la pompa de la felicidad tantas veces. 
Aprendemos lo difícil que es joder a la monotonía y que el dinero sí es importante. Aprendemos a comer delante de una televisión con cadáveres, violencia de género y sangre sin interrumpir nuestro apetito. Aprendemos a tragar con todo (más nos vale).

Yo sólo quiero que me quieras...


sábado, 16 de junio de 2012

Dime cómo lo haces tan fácil, me miras y te conviertes en el imán de mis pupilas, me debilitas y fundes las luces con tan sólo soplar. 
Dime de dónde vienes, quién te trajo a esta orilla donde los náufragos suplican volver de rodillas y yo me quedé, supongo que a esperarte. 
Y aquí sigo, haciendo esbozos de un recuerdo que si no lo regamos se marchitará como una noche más. Como la noche de ayer.

viernes, 8 de junio de 2012

Pinzas de colores

Y la cuerda de la ropa repleta de notas musicales, las botellas vacías y mis ojos volcados en un ayer arrugado. La parte oeste de la ciudad escucha a la ducha cantar, hoy hay luz incluso dentro de los cuerpos.
Busco refugio bajo la sombra de tu sonrisa siempre en tensión, como el arco a punto de reventar el aire en mil pétalos. A veces sueño con esas explosiones de colores que nos vuelven tan locos y sordos. Nunca dejamos de reír ni de rajarnos las pestañas para no perdernos de vista. Ahora sólo quedan cicatrices y puntos mal cerrados. 
Nunca dejamos que eso nos importase, ¿verdad?

miércoles, 6 de junio de 2012

Someone like me

Las personas necesitan gente como yo, secundarios de películas de serie b que a nadie le importe que mueran, que deambulen por charcos de la misma manera que por asfalto, sin importarles, sin importancia. Que asistan a la exposición de pintura de un amigo y beban whisky en vez de vino sin detenerse lo más mínimo en los cuadros ahorcados en la pared.

Que se fijen siempre en esa mujer que camina con carmín derrapado sin fin en boca y muñeca izquierda.

Que tengan modales absurdos y una ligera anarquía dental.
La sociedad necesita un ególadra, el ser humano (o al menos ustedes, con mayor categoría que cualquier ser humano que no me lee) necesita escuchar los ladridos de un egoísta que dé forma a su incandescente cólera visceral, o a la nostalgia que lanza en parábola umbilical sobre el horizonte. 
El mundo necesita a alguien que no exista, como un violinista que tiende en el aire corcheas y fusas recién sacadas de la lavadora, pegado a la pared de cualquier calle de cualquier ciudad en la que vivís. Alguien que no exista como la persona sentada a vuestro lado en el metro (pero no la de enfrente), como el taxista que te lleva de noche o el mendigo al que todo el mundo le esquiva la mirada, nadie sabe ni sabrá nunca el color de sus ojos, tantos años observando el desdén que se han empapado de él.





martes, 5 de junio de 2012

No sé no sé...

No sé contar cuentos, no me gusta leer.
Prefiero ver la historia de la palma de tu mano.
No sé contar historias pero miento.
Lloro sin alma, río sin motivo, 
pierdo las ganas aunque todavía sigo vivo.
Cuento los días, horas y minutos que me quedan,
y al hacerlo resto y pierdo.
Cuento los latidos de un caballo perdido de madrugada,
hasta que me quedo dormido.
No sé pensar y tejo bufandas en verano para dos cabezas y calcetines impares de cuatro dedos.
No sé beber y pasa lo que pasa.
No sé doblar la ropa, tengo un espantapájaros mutilado en sillas y mesas que no paga su parte del alquiler.
No sé gastar y gasto el tiempo, el dinero y las intenciones de amar.
No sé si no sé nada.
No sé qué son los deseos y mendigo sueños.
No sé empezar ni terminar, 
no sé... 




viernes, 1 de junio de 2012

Carmen quería

Ella buscaba el amor, pero lo que no sabía es que el amor nunca se pierde. Quería un corazón grande, enorme, pero cuando un corazón de esas dimensiones se encuentra vacío, se acumula más polvo y cuesta más limpiarlo. Quería vivir en un cuento de hadas, pero no quería dejar de existir cada vez que se cerraran las tapas, caer en el olvido de un armario que nunca más se abrirá. Quería siempre felicidad y se olvidó de las caries. 
Quería vestidos y girar con los brazos abiertos para dilatar su inmensa falda, quería abrazos, lazos, papel de regalo, helados de fresa, velas y besos de esos que se dan entre dos, tacones de aguja que remienden el desconsuelo, quería.
Pero hay abrazos tullidos, nudos irreparables, regalos que decepcionan, cucuruchos que aterrizan en el suelo, años que ocultamos y besos de judas.