miércoles, 27 de mayo de 2009

Vicios y tecnología

Estaba delante de un niño mientras dibujaba y, viendo su estuche, pensó que los mayores habíamos cambiado aquellos estuches llenos de ilusión por otros estuches llenos de cigarros, habíamos cambiado la ilusión por los vicios que nos aportan algo de ilusión. Olvidamos los parques, gritar el nombre de un amigo que estaba en la otra acera o caminaba delante de nosotros, comprar chicles con azúcar y regalices rojos.
Esperando el transporte hacia el trabajo vio pasar a un hombre que hablaba por un móvil con micrófono. Caminaba solo, balbuceando algunas palabras y mirando tímidamente a ambos lados como si le escoltara continuamente un paso de cebra. Hace tiempo un hombre algo desaliñado y con gafas de la posguerra caminaba por el paseo de San Antonio escuchando atentamente una radio apagada. Habíamos cambiado a un loco por una persona que se dejó adornar motu propio por la nueva tecnología cual árbol de navidad. Sin duda acabaremos casi todos así, más parecidos a un robot que a un loco.
Las pastillas que le daban en aquel blanco y aséptico edificio de puertas mudas se las tiraba a los pájaros migadas en el pan. Ahora los pájaros se han comprado un móvil cada uno y tienen necesidades, stress y contaminan el aire con el humo que despiden sus pequeños pulmones, ya no vuelan.

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