martes, 30 de diciembre de 2008

Aquí

Aquí el tiempo no pasa, el trazado de las letras es el mismo, pausado, sístole y diástole, aquí el tiempo es monótono, gira en la misma órbita obsoleta y apolillada, a veces huele a hierba fresca y otras casi no se puede respirar. La irremediable atracción empuja las señales de tráfico hasta hacerlas cuarenta y cinco grados respecto al cielo y la tierra, corte longitudinal que divide a humanos de espectros con aspecto de sujeto ebrio camino a casa. Aquí el tiempo no pasa, sólo pasan los pasos que dejamos atrás, olvidados en una huella impoluta rodeado de un eco fugaz, tan fugaz como nosotros mismos. Aquí nada pasa, ni siquiera volvemos atrás en nuestro caminar, empeñados siempre en llegar y dormitar en la manta de la silenciosa y calmada madrugada, las luces de neón iluminan los cuartos sedantes y sedados tiñendo de la misma mierda sueños embadurnados de polución nocturna.
Buenas noches Mundo, Buenos Días Sueños...



Goonight Bill. Goonight Lou. Goonight May. Goonight. 170
Ta ta. Goonight. Goonight.
Good night, ladies, good night, sweet ladies, good night, good night.




jueves, 11 de diciembre de 2008

Pensamiento en prelavado

Un cigarro en el balcón se hace corto cuando escribes mientras fumas, y quizás uno no escriba lo que desee o lo que había pensado, pero el tiempo de un cigarro es el exacto para fumar mientras uno piensa lo que quiere expresar, el vaho se confunde con el humo del tabaco y copulan afuera, en la atmósfera que hace de paraguas protector de punta a punta de la cuidad donde más personas fuman mientras caminan en la suave neblina que ha parido este nuevo día, otras hablan por teléfono y la mirada perdida vacilando ante un paso de cebra que puede convertirse en el protagonista de hoy. Tinte rubio, botas altas de cuero marrones, guantes y abrigo, y el semáforo en rojo.
Nunca se ha de lavar un pensamiento, un pensamiento tiene que salir a la cuerda sucio y si puede ser con el líquido amniótico, un pensamiento tiene que llorar por sí solo sin necesidad de una bofetada, porque un pensamiento puede nacer de un golpe, pero no sobrevive por él.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Derrota

Llamó a la puerta el suspiro otoñal, que exhala un réquiem. Llamó a la puerta el viento cantante, frío y seco, que lame el tuétano y permanece hasta que amanece. Llamó esa hoja verde y marrón con su baile de madrugada a la puerta de mi casa, pero se quedó en la puerta, tímida ella y yo despistado no miré atrás, pasó la noche bailando sola. Llamó la inconsciencia vestida de dama con movilidad absoluta, pero yo juego fuera del tablero con la vida que se escapa recién nacido Enero.
No había nadie aquella noche, agua embotellada y desierto, pájaros nocturnos que caían fusilados desde las esqueléticas manos que clamaban venganza saliendo en forma de fuente desde el suelo pavimentado. En la gravilla se podían distinguir vísceras, riñones y pulmones que todavía expulsaban humo del tabaco en cada pisada de viandante, parecían humeantes cloacas neoyorquinas, todo formaba parte del suelo que nos sostiene y que tanto castigamos a cada paso.
No había nadie aquella noche que murió con mi sueño, hojas en el suelo sin consuelo y una pesada puerta que dictaba sentencia replicando con el último golpe de arena sobre la caja de madera en la que dormía, como yo, un nuevo Sábado, el mismo Sábado.