jueves, 8 de mayo de 2014

Paseando

Huele a verano en el asfalto, en tu falda de altos vuelos, en tu espalda, en el vapor del caldo que humea desde donde (me) esperas, desde tus poros que no son más que el destino al que aspiro mientras respiro tu rastro. 
Huele a ti, a ti y a ti. 
Incapaz de doblar cada esquina que se multiplica a cada paso que doy, que soy, que das y que eres. No sabes que me ahogo en tus huellas, nado largos de barro para llegar a la orilla de la que zarpaste hace ya.
Huele a verano en tus largas piernas tostadas con la polución de una ciudad sin límites. Una pena que te pierdas en las calles, en los bares. En los mares que vas dejando a cada paso que das.







Pero todavía no huele a verano a cada paso que damos.

No hay comentarios: