miércoles, 22 de octubre de 2014

Dieciocho, diez, catorce

Se vende, se alquila, se traspasa. Es el movimiento incesante, silencioso, la oxidación de nuestras células, la elástica distancia que nos une y nos separa para siempre o tan sólo temporalmente.
No somos más que tiempo, tiempo ganado, tiempo perdido.
Tiempo muerto.

Yo solamente sé escribir, mi tiempo, mis minutos y segundos son las letras que se agolpan, se empujan, se rompen los tobillos en una carrera sin motivo. O quizá con.

Yo solamente sé mirar a los ojos. Me basta con mirar tus ojos para que empujes cada linea hasta el "cling" que me dice que he llegado al borde del abismo, que necesito volver atrás, deslizar con mi derecha la palanca horizontal y avanzar.

Me basta con mirar tus ojos de color nomeacuerdo para que me engañes. Una y otra vez, no tengas prisa.

"Rose is a Rose is a Rose is a Rose..."

Y así fuiste erosionando, poco a poco, beso a beso (que no diste).
Hasta que dejó de tener sentido. Hasta que la última gota logró derramar todos los ramos de rosas.
Tenían más espinas que pétalos.

No hay comentarios: