domingo, 1 de junio de 2008

De ti a las seis a.m.

Me golpearon en la nariz, sangré lentamente pensando en la muerte, en poder volver a verte y en las excusas del día siguiente. Mi brecha, primeriza, que curé untando tiza y ni tus besos ausentes ni la oscura brisa camino a casa cerraron.
Tú nunca cierras la puerta.
La sangre presente y tu, ausente, y no te encuentro entre la gente. La sangre quita el hambre, tu piel me desgarra, tengo entre los ojos una señal de guerra y es lo único que me queda, el recuerdo de tu piel de seda.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta su texto, pero la foto me encanta, me encanta...

inciso-toca-narices: eso no es una escoba, eso es un cepillo de barrer, jajaja


conste que volví a escribir (al margen de mis articulitos sobre la crisis, la leti, el escalador que murió en el Annapurna, carme chacón, la iglesia y la casilla de la renta, el chikilicuatre y los problemas de la justicia)... ¿dónde estaba? ah! pues eso, que volví a escribir, pero sigo sin estar preparada para dedicatorias elevadas... déjemé crecer un poco!!!

pezqueñines no gracias... laralarala

Anónimo dijo...

acabo de ser consciente de la incoherencia-estupidez de mi comentario... no me lo tome a mal... es el encierro monástico este al que me veo sometida y la falta de horas de sueño, amén de la lluvia perenne, claro...

disfrute lo que queda de domingo...
yo me quedo en casina hasta mañana por la tarde... la ociosidad laboral remunerada es lo que tiene

muak

Anónimo dijo...

te bajastes al pilón y chocaste con el filo, tres centimetros más a un lado y no lo hubieras contado. La vida pende de un hilo, muy fino

elgritodeltiempo dijo...

si te apetece puedes ver la obra el jueves a las 9.30...

me ha gustado el texto!
bss