viernes, 6 de septiembre de 2013

Volver a nacer

Se podía distinguir la música al respirar, el sentido del olfato diferenciaba a la perfección las notas del aire acondicionado, de las personas y del licor que corría. Era como agua y aceite, como esas lámparas de lava que han engullido planetas y asteroides elásticos de colores. La división en su más pura esencia.
Todos en silencio. Escuchando atentos la lección.
Algunos tarareaban, otros movían sus cabezas. La camarera sonreía, era el polvo perfecto. 
Los cuerpos hipnotizados por el cuarteto hipnotizado por sus instrumentos hipnotizaban mis pupilas como un segundero sedado por su madre. Convertidos en cobras hindúes bajo en influjo de la magia de la noche. Spaguetti succionado por una boca traviesa.
No pudimos pedir más.
Siempre se puede pedir más.
Fuimos seis putos granos de arena en una galaxia de la que sólo conocemos un diez por ciento. Fuimos un cerebro hambriento de dopamina, fuegos artificiales reventando el cielo, abrimos brechas grandes como una herida mortal de necesidad. Fuimos la chispa que accionó el resorte de la pistola, el centímetro de tierra que besó la punta de aquella bomba que nos mató a todos.

"And she needs you,
this is from Matilda..."








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