lunes, 10 de enero de 2011

Conversación con la pared

-Me emborracharía hoy mismo. Hay que empezar bien la semana, ¿no?
-Pero...¿Por qué?
-¿Por qué no? A veces no nos planteamos bien las preguntas. A veces anteponemos el placer al deber. Nosotros, los que abusamos del placer, corremos el riesgo de convertirlo en monotonía, la misma monotonía en la que estáis sumergidos el resto de personas que anteponéis el deber al placer. ¿No es curioso? Personas tan diferentes compartiendo una misma monotonía con nombres distintos. Placer y deber, deber y placer. Siempre se ha dicho que el placer sabe más y mejor en dosis temporales no más prolongadas que el deber, la responsabilidad y esas mierdas que nos dan todo el dinero que nos gastamos en bebidas, tabaco, canciones y mujeres, no necesariamente en ese orden. ¡Qué sabrán ellos! Si nunca han pasado esa línea, si nunca han engañado a sus mujeres ni se han pasado con la coca... Nosotros, los malditos, conocemos la luz y la sombra e intentamos navegar cuando queremos en ambas partes...Aunque no siempre es tan fácil amigo...
-¡Tú eres un chaquetero!
-Y de los mejores Tom, y de los mejores...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

!Vaya! yo antepongo el deber al placer y ahora veo que sigue siendo igualmente aburrido... ¿que hacemos entonces?..!!libre albedrío!!....

Besos, con sabor a café

Patricia Nájera dijo...

buf.. chapó. Me gustaría ser de los que anteponen el placer al deber. Pero siempre pertenecí al otro grupo.

Un café solo, sin azúcar.