lunes, 17 de diciembre de 2007

Nada ocurre (hasta que ocurre)

Se querían tanto...pero aquella noche discutieron. Él la esperó sentado en el parque con la paciencia del que ama, del que entiende cada esquina de la mente donde desembocan los vientos que beben, ella fue a su casa y estuvo esperándole delante del portal como el gato que se acerca al extraño y que siempre vuelve donde es bien recibido.
Se querían tanto que esperaron por toda la eternidad hasta que decidieron no seguirse amando al no haber aparecido en el inmenso tiempo de una eternidad.
No esperaron lo suficiente. En realidad no se querían tanto.

1 comentario:

nituniblog dijo...

Todos somos inmortales, hasta que morimos.