lunes, 5 de febrero de 2007

Protós et Éskhatos

Hoy toca flexo y mesa, ha cambiado el escenario y el autor,
créeme, no eres el mismo tras leer ésto, no porque ésto te cambie,
cambias sólo tú, y tú solo.
A veces recurro al autismo de una bella rosa encerrada en su gran prisión verde,
es preciosa, o no, porque nadie la ha visto ni verá nunca.
No puedo comunicarte nada, y aunque ya te haya comunicado algo al decirte que no sé nada,
en esta ocasión (gracias Lenguaje) nada se convierte en algo que es parte de lo desconocido y, por lo tanto calificable dentro de este misterioso mundo.
Sabido mi problema, ya eres conocedor de los grilletes léxicos a los que me someto
cada vez que pienso en tí, en tí y en eso y aquello cuando me drogo.
Ante tal inutilidad que acabará en la papelera de reciclaje, y después de mirar
en la pantalla si reciclaje es con g o con j, (lo que me convierte en un dudoso candidato a posteriores lecturas), me quedo ausente pensando si realmente es necesario comunicar
al resto del mundo que desconozco todo, o mi manera de contemplar esta senda que
termina en acantilado, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso . . .
cada vez más largos, cada vez más muerto.
Por eso no escribo tanto,
porque cada palabra es un llanto.

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