viernes, 22 de abril de 2011

Bah

La cicatriz de una caricia siempre acaba en tobogán hacia tus labios. Es el amor a dentelladas de tiburón, o las uñas impacientes de un empujón impulsivo que no se priva ante el hambre. Mientras yo espero a bajo cero debajo del acero del reloj que nunca llega y me oxido pensando que la arena del tiempo no siempre me enterró por completo. 
Aquella arena donde dibujaba, sin querer, unas huellas detectivescas, curiosas y tan profundas como el peso de mi ausencia.

5 comentarios:

F. dijo...

La primera frase es muy bella para mí...

Sara. dijo...

Y mientras te oxidas las cicatrices te queman el alma.

mflorencia dijo...

que me gustó mucho.

ese tobogán,
ese maldito tobogán.

Kris Diminutayazul dijo...

si todo eso se esconde y sale disparado detrás de un bah...

Clementine dijo...

Creo que vivo en otro mundo :P
A mi me encanta leerte siempre.