Y buscaba la inspiración en un puño cerrado, huesos y músculos contraídos armoniosamente en un quinteto de carpos, metacarpos y falanges manchados de cal y sangre. La misma sangre que recorría velozmente su interior y le colocaba ahora es vomitada, expulsada hacia la oxidación, el olvido rojo.
El mismo olvido que pintaba aquella pared.
No hay comentarios:
Publicar un comentario