Sin ton ni son.
Vuelcas tu furia de aire envenenado sobre mí,
haces caer lápidas marmóreas en mi piel ya púrpura,
suturas con sal las heridas de la angustia,
das besos de plástico en los que me ahogas,
lo logras.
Abres la puerta y la cierras con un golpe de sangre de mi nariz.
Dulce emperatriz,
decapitaste hasta a la cicatriz que unía mi recuerdo del dolor.
Represento la sal lagrimada, la viuda lengua,
las ganas de cama,
las llamas...
La mentira del motivo que me llevó a ti,
el motivo que movió mi memoria murió,
momia del mañana con la luz desaparece.
La resaca de las 6:23 de un reloj con parada cardiorrespitatoria...
quiso dormir tranquilo,
quiso besar la distancia desconocida con su tímida mirada.
Todos se fueron del bar,
y él con la copa a medias y los hielos exiliados.
1 comentario:
un bar solo, una copa a medias y los hielos exiliados debe ser un buen lugar para escribir, para pensar, para respirar, aunque sea el humo de cigarros agonizantes...
escribiría sobre los besos, sobre los que se dan y sobre los que no; sobre las cosas que suceden sin ton ni son y se convierten en imprescindibles; sobre las casualidades que dan el color al blanco y negro de la vida, tabula rasa y blanco y negro; sobre los golpes que caen sobre otros golpes; sobre las heridas de la angustia, sobre la sal, la del mar; sobre el dolor y las cicatrices; sobre las mentiras y los motivos que nos mueven; sobre las distancias; sobre un reloj que se para a las 6:23, a las 20:44 o a la hora bruja, sobre los que no se paran nunca en los momentos que realmente valen la pena...
escribiría sobre un millón de cosas y creo que saldría lo que ya has escrito tú... una vez más...
fdo. una admiradora, ayer, ahora y siempre
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