viernes, 22 de febrero de 2008

Deseo de Viernes (deseo de Venus)

Sonreía en su paso al dormitorio por el pasillo mirando al suelo y colocándose su largo y negro pelo tras los cartilaginosos. En el sofá mi hambrienta mirada seguía la sombra desnuda que nunca se perdía, de vez en cuando ella oteaba entre sonrisas cosidas desde el cuarto para confirmar mi cuerpo inamovible a escasos cinco metros de distancia, sin parpadear por miedo a perderme un segundo su infantil y mudo juego me alimentaba de sus fugaces apariciones clamando compañía en un gran silencio, dictando sentencia dejando las huellas de su esencia a través de un pasillo cada vez más largo, sólo nuestros ojos hacían de puente entre dos cuerpos que se escribían cartas a gritos pidiendo convertirse en larvas encorvadas entre mantas por el resto de la noche.
Mañana será otro día.

1 comentario:

Danelí dijo...

Y así han de pasar muchos.
He aprendido (viviendo lo del texto) que hay distancias que no pueden romperse, y construyo puentes para engañarme, para tratar de tragar las distancias indestructibles.

Un beso
(tienes relatos breves muy buenos)