sábado, 26 de enero de 2008

Miedo escribe

Tengo miedo de quedarme solo conmigo mismo y volverme loco intentando convencerme de que las cosas están bien, cuando no lo están. Intercambiar opiniones delante de un espejo forrado con mármol es la predilección del presidente del parlamento situado en el lavabo, dentro, los demás congéneres mezclan cadenas proteicas en tubos de ensayo y ensayan desmayos por si viene la policía, el truco está en hacerse el borracho. Nunca antes visité un cuarto dedicado a la pulcritud que estuviese lleno de mendigos vestidos de alternativos (en realidad todos somos alternativos; algo queremos cambiar y algo queremos que nos cambien) enseñando sus sucias palmas al fuego de contenedores que afloraban en cada una de las esquinas de aquel angosto lugar, nada es suficientemente estrecho como para impedir la entrada de los pensamientos de un fantasma. Y ahí estaba yo, viviendo un miedo que se iba cosiendo por mi médula espinal y que, misteriosamente, jugaba con una cuchara sobre mi huesuda y prolongada botella de anís, debatiéndome entre seguir caminando o dejarme caer y despertarme en otro lugar apacible alejado de aquel cuarto de baño en el que sus termitas devoraban mi otro hemisferio cerebral dejándome cojo, tuerto y manco.

2 comentarios:

marta dijo...

a veces no se que decir... me supera tu literatura =P

elgritodeltiempo dijo...

muy profundo,me has dejado sin palabras.
bss