lunes, 15 de enero de 2007

No se puede establecer la llamada porque no tiene saldo suficiente en su tarjeta

He escondido el teléfono en el armario, allí no hay luz
y todas las llamadas se pierden entre vaqueros desaliñados y algodón teñido.
Un cigarro ha fallecido en su propia tumba escuchando el último aliento telefónico
que se asomaba entre la curiosidad maderil del empotrado.
Unas persianas decaídas que dudan aún somnolientas
comienzan a temblar, parece que los hombres están enfadados hoy,
sus uniformes delatan una especie de sangre grisácea
que brota a borbotones cuando sus palas, también manchadas de sangre,
quiebran los millones de huesos del duro pavimento en el cual me aferro.
Mientras la habitación y sus escasos habitantes sufren impasibles
el sonido de la guerra, el cigarro, y el teléfono yacen mudos,
ignorando a la figura menos importante del reparto, que,
escondida en una esquina, dio vida a lo que ahora tan sólo es silencio y ceniza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

... pero la esquina te cobijaba.
La próxima vez la esquina podría transmutarse en butaca de cine, conmigo al lado... Un beso