domingo, 13 de mayo de 2012

Quizá

Tengo los puños cerrados y pétalos rotos en la corriente sanguínea, autopistas que bombean intenciones, que llegan a todos los rincones del recuerdo. 
El café solo sólo, nunca fue tan fuerte. Sonrío y miro a la mesa, arrugas de madera en una cafetería madrileña con lunares blancos de papel azucarado estratégicamente dispuestos por el azar. Observo sin dirección. La gente se mueve, sus gestos hablan con una banda sonora de cucharillas arremolinándose en las tazas. Sonríen, non je ne regrette rien pienso mientras intento leer qué dicen los posos de mi café. 
Baila conmigo. Solamente esta noche.
Magia o mentira, menta en tu retina y carmín en cascada desde tu ventana. Hambre famélica, huesuda y desnuda anudada en mi gaznate. 
Quédate conmigo. 
La taza blanca, por fuera y por dentro. Palpo mis bolsillos, metal de transacción. Me levanto y siento que dejo algo en la mesa, en esta cafetería de paso en el centro del centro de las entrañas de una ciudad que bombea pasos con la dirección que no encontré allí.

2 comentarios:

elgritodeltiempo dijo...

me gusta volver de vez en cuando... me recuerdas a CASA...

p.

Anónimo dijo...

Me recordó al "No te vayas" del cuento rojo de tapas duras alojado en mi estantería...