sábado, 2 de agosto de 2008

Diario de A Borde

Todo comienza en la estación de autobuses de Salamanca, en los servicios un hombre que orinaba de pie a mi lado expulsó un pedo, bien, primer arqueo de ojos señal de sorpresa.
Una vez sentado en la plaza 25 del autobús mis orejas se hicieron grandes ante la conversación de dos chicas que conversaban a mi espalda, con acento americano de la Texas más profunda y con un olor a carne quemada, y no de buey, una chica charlaba con su amiga sobre amores, compañeros de piso que hacían agujeros entre la pared de su habitación y la suya y sobre futuro, trabajo y responsabilidad...vanidades envueltas en celofán sobado por un yonki semi rehabilitado mientras intentaba apaciguar su voz sabor chicle de fresa con extra de azúcar con música de mujer.
Llegué a la capital, eran casi las 8 de la tarde, hacía calor y había mucha gente diferente a la de mi ciudad, Salamanca, por lo que mi instinto me hizo moverme para no ser presa fácil de los posibles depredadores que mi mente inventaba.
Me recogieron y me llevaron en coche hasta lugar seguro, una casa de apenas cuarenta metros cuadrados adornada con puerta verde y un patio llenos de flores del mismo color que la puerta.
Ebrios salimos después de cenar unas pizzas caseras de casi nueve euros unos amigos de mi amigo y su novia, borracho el prisma es agradable, sociable y además hace menos calor.
Bar de rock, música en directo en nosequé calle y buen rollo. Copa tras cerveza chupito y tabaco de liar, era inevitable que un animal sociable apuntase sus ojos en dirección femenina, y así fue. Una chica de cuyo nombre no me acuerdo recogía los billetes invisibles que arrojaba al son de una canción, así entablamos una conversación sin sentido: esos billetes que yo lanzaba servirían para que ella se construyese una casa en Madrid con barbacoa y piscina, a cambio yo tendría una habitación pequeña y coqueta, nos veríamos en dos años, según ella, el dos de Agosto de 2010. Mientras nos reíamos de la camiseta rota por la espalda de un chico uníamos pensamientos tan artificiales como los ingredientes de aquel chicle de fresa con extra de azúcar, sabía que nada pasaría pero esa sensación de ser querido sin serlo era tan agradable...viviendo la misma mentira bañada en alcohol...noche tras noche...noche tras noche...noche tras noche...
Me despedí y nos fuimos de aquel bar, Honky Tonk creo que se llamaba, ebrios todavía señalando con nuestras pupilas dilatadas las migas de pan que dejamos a la ida.


Ella no parecía dispuesta a quedar aquella noche, vivía en las afueras de Madrid a casi hora y media del centro y él sólo quería verla, amor de pantalla lo llamaba, confusión o falta de amor que coincidió en ambos...
Llegó a casa y ebrio escribió una carta en la pantalla del ordenador, una carta muy larga sin origen ni destinatario y quizás sin sentido, pero daba igual porque estaba ebrio.
No sé si podré dormir, hace demasiado calor.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

buenos díassssss!!!!

cómo amanece uno en Madrid???

:)


MiL2

Anónimo dijo...

buenas noches, tesoro!!!!!!!!


el viaje bien?


MiL2+2

Alfil dijo...

Y quien sabe si se recibira la carta.

No la rompas x si acaso.


MAU

Anónimo dijo...

good morning!!!

espero que esté usté en la biblioteca, que yo con el inglés ya he hecho mis deberes...


besosdemartes
(porquehoyesmartes,¿no?)

Nikaperucita dijo...

Yo guardo algún mail, con destinatario pero que sabia que no debian ser enviados :)