domingo, 20 de abril de 2008

Son tus palabras

Es curioso lo imbécil que soy al volver a saltar de nuevo sobre el charco que tanto me empapó y que juré que no volvería a tocar nunca más, esta vez ese charco has sido tú y he vuelto a saltar sobre él para intentar empaparte los labios con agua y barro, y tú has saltado con cada una de tus palabras y me has empapado, y me he dejado empapar porque me gusta el aliento de una extraña que llama a las puertas de mi buzón dejando regalos que leo sin cansarme hasta cansarme de andar con los calcetines llenos de agua y de los resfriados que puedes llegar a causarme, porque no jugamos al mismo juego y tú llevas catiuscas y yo las uñas muy largas y los dientes también. Porque te miro con otros ojos aún sin conocerte y porque ésto es una declaración de amor sin saber qué es el amor pero solamente tengo mis palabras y las voy a lanzar como lancé todas las demás tiempo atrás, con sentido y sin razón, resentido el corazón ya no da mas de sí y sus estrías son cauces donde navega esta tinta casi extinta que bombea no sé quién aquí adentro.
Siempre me gustó ser de los muchos que se ahogan en un vaso de agua y de los pocos que nadan en un charco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

desengañémonos...

volveremos a saltar sobre ese charco que nos empapó, una y otra vez...
qué más puede hacerse estos días de lluvia!!!

volveremos a dejarnos empapar del aliento de un extraño...
sobre todo si es domingo por la tarde... si, en medio del aburrimiento más absoluto, hasta le juras amor eterno a un reportero de España Directo, al que no conoces y que no te conoce de nada

volveremos a abrirle esa puerta, haya o no regalos... estará siempre abierta, por si él también quiere volver, por si ahora es él el que se cansa de andar con los calcetines empapados y regresa por nuestras catiuscas...

hay cosas que no cambiarán nunca...
por suerte, hoy salió el sol

:)

mil besos