lunes, 31 de marzo de 2008

De camino a...

Aquella hoja seca seguía mis pasos empujada por el viento silencioso de algún sollozo, las palmas de mis pies se fundían con el asfalto creando pozos vacíos vasos del rocío del mañana y la mirada liviana enganchándose en un futuro inmediato a media noche de camino a casa. Señalé al cielo con el índice rodeado por un cordel con el que anudaría la luna de lunes sin nubes, o tu cintura pincelada con perfume y tiraría, tiraría para alumbrar esos besos ciegos que caen en cualquier cuadrante de tu cuerpo imperfecto y por eso peculiar, campo de batalla donde morir y matar, muslos con forma de la culata del rifle sin cañón que fusila mi sien y ombligo trinchera acorralado por deliciosa piel sin necesidad de especias, caricias ficticias porque las invento como invento esta guerra suicida contra un papel con espacios que forman un caudal con forma de mujer, vivo y escondido, escondido vivo observando en el camino pupilas que no responden, cansadas de la rutina lápiz sin mina que ya no puede dibujar más pequeño cada vez, yo no puedo jugar solo a este ajedrez. Vino y tabaco para comer, dejémoslo ir tan lejos como quiera, algún día el mundo se acabará y allí entonces nos encontraremos.

2 comentarios:

Luis dijo...

Si esta luna supiera leer, estaría a tus pies...

Anónimo dijo...

cada una de tus palabras sin tener un significado los tienen todos.
no se puede jugar al ajedrez solo, muy sabia conclusion.

plct