martes, 12 de noviembre de 2013

Never mind

Me gusta cuando abres los ojos por primera vez, débiles. Cuando la luz no ha llenado todavía el día, cuando no sabes dónde estás ni con quién. Cuando me buscas, me ves y no me encuentras y sigues buscando. Yo te miro, tú colocas un punto y aparte entre los hierros doblados de gente en el metro hasta el párrafo siguiente.
Siempre se me pasa el arroz, pero no sabes que mi comida favorita es pasar hambre. Never mind.
No importa siempre que estés. Porque estás.
En las luces de colores, afuera liando un cigarrillo, pasando frío, en la larga puerta del servicio de chicas, en la música de fin de semana y en la espera de los días de diario. En el cepillo de dientes que barre nicotina y alcohol, alzheimer de ayer. En la mirada que se pierde, siempre se pierde entre el confeti de desechos que ha dejado la cabalgata de basureros. Y yo te encuentro entre la mierda más brillante, en las latas dobladas de cerveza verde y roja, en las botellas que hacen guardia vacías y borrachas. Te encuentro en la pausa milimétrica entre dos pares de labios, fuentes a punto de disparar sangre que engatillo casi arañando tu cintura. 
Y nunca acaba. Nunca se acaba esta lava que me funde a tu recuerdo de un mañana mejor, imposible y diferente. Un mañana de extraños extranjeros en mi cama, en tu cama, un mañana que no quiero que llegue si te tengo ahora, ebrio y sincero, rata ebria que juega entre la basura de un barrio que copula a la perfección con cualquier canción. Banda sonora de Malasaña.

2 comentarios:

Alba R. Santos dijo...

Impecable. Malasaña, como musa y escenario, le sienta bien a sus letras. Buenas noches.

Ajna dijo...

No se como he terminado en este blog! me encantó esta entrada :)

Hacia tiempo que no veía algo que me gustase tanto... gracias!