Somos todos.
Concierto ruidoso de viento metálico que agoniza entre empujones, bolsos, pisos de pisadas, miradas que se pierden, tren de trenes, vagones que tiritan y penetran en largas vaginas, negras y sucias. Vagones que eyaculan precoces cientos de intenciones, esperma abrigado preparado para salir y besar. Quieren ser cigoto único entre un público lúcido. Todavía es pronto para salirnos del carril, para pasarnos de parada.
Aún es siempre todavía.
Todos esos pétalos en una rama húmeda y negra,
no dejan lugar al aire,
a nadie.
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