domingo, 13 de octubre de 2013

Termonuclear

Tus deditos de los pies son gusanitos, se retuercen lentamente mientras me miran tus dactilares, círculo vicioso, vórtice de grilletes en cadena perpetua, me preguntan quién soy, identidad perdida en el tobogán de tu espalda. 
Nunca dejamos de jugar como imberbes, borramos de nuestros deberes el mañana, 
los relojes que despiertan, 
las líneas rectas, 
la
corr
ectas,
las faltas de ortografía, 
los cepillos de dientes, 
la ropa doblada y
los blindados besos obligados. 
Comenzamos a llorar por heridas sin importancia de patio de recreo y a olvidar la capacidad de sufrir por lo verdaderamente importante. Nos sumergimos lentamente en un útero compartido y nos emborrachamos a base de copas amnióticas. Nos hicimos nucleares y devastamos la cara de la tierra, eliminamos a todo ser viviente, o quizás nos convertimos en seres invisibles al resto, o quizás nos dejaron de ver.

O quizás nunca existimos.

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