martes, 27 de noviembre de 2012

Nostalgia

Nunca quise abandonar aquel espacio rojo y negro, donde el humo y los vasos acompañaban cualquier día, no importaba cuál. No importaba dónde. 
Solamente importaba quién.
Ahora veo todas esas habitaciones que pintamos lejos, muy lejos, un poco lejos, borrosas. Dejamos la toxicidad suicida a un lado para respirar aire puro, las zapatillas manchadas de barro por los zapatos impolutos de domingo, el carmín de fin de semana por los besos sin importancia. La banda sonora de dientes rechinando por silbidos de una felicidad pasajera que siempre para en la misma estación. 
Nunca quise abandonar aquella suciedad ensangrentada, el líquido amniótico desde el que observaba todo y a todos.
Nunca quise irme, y aún sigo preguntándome por qué lo hice.

No hay comentarios: