jueves, 1 de diciembre de 2011

El cielo es mentira

Y ahí estaba, con los pies doblegados ante la inercia, sin energía, vacía, estrangulando una botella al compás de unos pasos perezosos que nada tenían que ver con sus latidos, incomprensiblemente nerviosos.
Las luces de los autobuses regalaban prostíbulos ambulantes a su vista, la noche seducía, siempre seduce, ya sea un lunes abortado del domingo fallecido o un viernes prometedor, siempre prometen. 
Y el tiro por la culata. Por beber tantos cubatas.
Ella borraba el mañana de madrugada, cerraba los ojos y sus pestañas barrían toda miseria y el agua salada que caía limpiaba los restos de cadáveres de ángeles frágiles que quisieron volar alto. 
"Allá arriba no hay bares, yo soy más bien de vuelo raso, me gusta respirar la tierra a toda velocidad y que los glóbulos rojos viajen más rápido que la chispa que da origen a mis intenciones" decía mientras apuraba esa botella moribunda.

1 comentario:

Laiseca Estévez dijo...

El cielo es azul, y en el también hay bares...y si no es así, yo abriré el primero... un abrazo, precioso texto.