martes, 13 de diciembre de 2011

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Oigo tragar agua a la garganta del cielo, la lluvia ya no llora, tan sólo cae sin un motor que encienda motivos, cae kamikaze y hace las paces con la distancia que la transformó en bala insípida.
Veo volar el viento desde la ventana, es el aire el mensajero de los suspiros que se engatillan en pechos hinchados y pozos profundos. 
Palpo tu pulpa, la siento palpitar y me hundo en tu mundo, es mi culpa. Con las manos manchadas de piel ajena y tráfico en las venas sigo mi camino a través de los ríos de la palma de tu mano.
Pruebo el sano tuétano hincando mis colmillos en la ansiedad de carmín, ya es tarde para olvidar la necesidad que me ha hecho esclavo.
Huelo el frío y suave tacto de otra noche que aparece como tantas veces, colándose por grietas de algodón y cremalleras traviesas, esperándome a la salida para agarrarme bien fuerte y no soltarme hasta que la ate a la entrada de otro bar.

Sigo sin tener un fin para nada, sin saber escribir the end al final y sin recordar dónde y cómo empezó aquello que me unió o separó de ti. 
Sigo sin poder escuchar a los demás, con la mirada perdida, el tacto inútil, desierto en boca y aire justo para...

2 comentarios:

conbotasrosasye_yé dijo...

Me has dejado sin ...

:O

No las tengo sobretodo para la descripcion del la lluvia y del vuelo del viento.

Una sonrisa sin dientes jaja!

Anónimo dijo...

la lluvia y el viento siempre lo complican todo, los suspiros y sus viajes, los principios y los finales, los ojos que quieren ver más allá...
buenas noches