miércoles, 23 de noviembre de 2011

En primera persona (what a wonderful world)

Amanece que no es poco, los bolsillos llenos de dinero pero vacíos de amor, ambos rotos. Ahora me acuerdo de tu recuerdo, de hecho, vacilo al volver con el corazón en la palma de la mano (o quizá era en el puño) al pasado y desempolvar el viejo arcón de una memoria olvidadiza y desagradecida. Últimamente amanece a mediodía, un cielo completamente despejado entrevé un sol gris que se esconde más allá de mis intentos. Bajo a la calle y atropello hojas muertas con paso rápido pero sin prisa por llegar, crujen las pisadas marrones hacia la rutina. Salir, cerrar, abrir, entrar... no puedo sentirme más autómata salvo por la ligera diferencia que me une al mundo animal de los humanos: la bebida. Bebo para emborracharme, no para olvidar, porque los recuerdos siempre vuelven, los malos y los buenos. Lo que no vuelve es lo que muere, y por eso vivimos, para mantener caliente esa idea, recuerdo, concepto... persona.
Ahora vuelvo atrás y recuerdo cómo el otoño asesinó esos pétalos señalándome el camino a tu cama. La vida y la muerte se mezclan tan fácilmente como sonrisas intercaladas entre caladas...

and I think to myself...  

9 comentarios:

Laiseca Estévez dijo...

Ay Nacho, cuando amanece a mediodía y anda la bebida por medio, algo anda mal... o eso dicen!!!
un abrazo

pablo dijo...

Tantas veces.. la luz del día ilumina la noche mas espesa, el alcohol aclara lo que la lucidez esconde, los pasos que damos ni siquiera son nuestros que...

Soraya Bruxa Moura dijo...

Cuantas sonrisas intercaladas, calan tan hondo, aunque sean tan efímeras como el humo de los cigarrillos

Ardid dijo...

Tus palabras llegan hasta el fondo. Besos.

Clementine dijo...

Que descripción más real de esta rutina de otoño, hojas secas, ir, volver, anochece y nosotros seguimos presos del tiempo.
Que bueno leerte.

Celia dijo...

qué otoñal :)

Anónimo dijo...

Simplemente genial.
plct

van dijo...

por aquí los días han estado empezando antes de las seis y terminando frente a la pantalla de un ordenador... el otoño es igual...

Clara dijo...

Vivo amaneciendo, que no es poco.
¿Esperando? Sería muy difícil vivir esperando, y de momento no me puedo quejar, aunque no puedo mentir, no vivo esperando pero sí con mucha nostalgia. Tampoco se puede esperar a volver atrás... quizás como tú vivo, un poco entre recuerdos.
un beso