viernes, 3 de junio de 2011

Y mañana más

Nunca tuve una cama tan grande.
Me acuerdo de las calles de Madrid, tan anchas, solitarias y oscuras. Portales desiertos y ese olor que proviene de todas las partes del mundo. Olor a vida, licor y sonrisas de estiércol. 
Nunca me perdí tanto entre tus piernas. 
Bebimos en cualquier sitio, salimos, reímos y salimos de nuevo. Repetimos acciones, cortamos y pegamos ocasiones, el recordar es siempre parte de un mañana de legañas en camas de amigos. 
Estiro mi cuerpo en equis y respiro ancho.
Cualquier día puede ser el mejor día para proclamar una dictadura a la moral establecida. No hay nos, siempre hay síes y puede que haya quizases, uno al menos tras la barra del bar y fuera, fuera siempre hay miradas cómplices que se desgastan a medida que radiografían a uno. Todo es cuestión de erosión. 
Una gran pena.

6 comentarios:

Clara dijo...

Creía que lo de la erosión era mentira. Pero parece ser que no, que somos gigantes como montañas hasta que nos cae la lluvia, y la nieve, y pasan los días. Puede que las miradas sólo fuercen el deshielo. De todas maneras, no estoy muy segura, yo todavía me desperezo en una cama chica que me queda demasiado grande.

Laura dijo...

Me dejas sin palabras, de verdad.

mflorencia dijo...

¡qué excelente manera de proclamar una dictadura a la moral!


un abrazo querido.

Ardid dijo...

Un texto extraño. ;)

Clara dijo...

No sabes qué sábado, no te puedes hacer idea.

Ice dreams dijo...

Gran cambio en tus textos. Se ve que has dejado escondida la soledad por un tiempo en el humo de uno de tus cafés.