jueves, 21 de enero de 2010

Como la propia vida entre las manos.
Se va y vuelve.
Agua salada, sol y sombrillas adornan la fácil palabra esperanza, sin pensar que siempre nos apuntan a la diana de nuestras dactilares las astillas de la lanza rota, el tiempo aborta, la coca se corta y en la cola de los servicios camino de copas quebradas.
Volví a beber de sus ojos en catarata, en vaso de tubo de caña sin pensar en la posibilidad de un mañana. Qué sencillo es borrar la paciencia de la ecuación y romper la estratosfera de la pecera, qué fácil era. Cuántas sonrisas plantamos en la barra del bar cantando guantanamera, y los abrazos sin papel de regalo que regalábamos con grandes lazos perezosos para hacer eterno el instante, piedra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

recuerdo un abrazo, hace tiempo, enfrente de La Gramola, entre un mar de gente...

MIL

Anónimo dijo...

buenas noches desde el K-2