jueves, 29 de noviembre de 2007

Zona de encuentro: el velatorio

El murmullo de la gente llenaba de pena aquella habitación, nunca antes unas miradas habían repasado tan eficientemente el suelo, todos hablaban de él, algunos le recordaban, anécdotas entre lágrimas y esbozos de tímidas sonrisas comentando lo poco que coinciden y que deberían verse con más afluencia.
Les escuché hablar de ella, jugaba a la ruleta con la humanidad, unos la insultaban, otros la aceptaban, pero no se puede hablar de ella con tanta ligereza ni siquiera en un velatorio. Intenté buscarla por toda la habitación, sentía su gélido aliento entre el gentío, hacía demasiado frío. Flotaba en el ambiente observando, quizás buscaba nuevos inquilinos entre ancianos para su ático construido a golpe de pala, o quién sabe, quizás buscaba carne fresca para dejarla fuera de la nevera y recogerla en su bolsa de madera cuando el olor a podrido nos haya corrompido.
Al salir escuché a dos mujeres hablar:
"¿A quién buscas?"
"A Esperanza"





Descanse en paz Felipe Mateos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La enfermedad es amanecer o atardecer; la muerte, lo que va después.