domingo, 26 de agosto de 2007

Un gesto para cada nota

Las sábanas son regaliz de colores.
Si no te importa cerraré la puerta, no pude escribir y, sin saber que decir decidí elegir elixir y sentarme en la acera, mirando a cada lado buscando a nadie, mirando a donde miramos cuando nos enjabonamos la espalda, la mirada de un ciego.
Me falta la calma y mis bolsillos rebosan indecisión imprecisa perdida entre fotografías de puentes succionados por el agua y piedras que vuelan suspirando gritos de gigante a mi espalda, dejé de correr y me di la vuelta para disfrutar del paisaje que me ofrecía la pecera celestial donde tenedores de cristal pinchaban nubes, pero no explotaban, en silencio, sentencia deliciosa estar pensando en ti cada hora, de qué vale si el tiempo me devora, nos quita el color, decolora, descoloca y despega los zurcidos, prefiero imaginar que alguna vez te he tenido y me he entretenido, tú mientras tanto sigue jugando, que yo te seguiré observando de vez en cuando.
P.D. :Ya sabes dónde vivo, en una carta con mil nombres de mujer y un solo remitente.

No hay comentarios: