domingo, 19 de agosto de 2007

Altura y Ventana. Cuadro y Pincel.

Estás triste, haces las maletas mientras te vistes, tienes prisa, prisa por salir y entrar, por llegar al hoyo que te cobija, siempre sin residencia fija, sacas de bolsillos monedas, bolas de algodón gris y la tarjeta visa con la que te compras las sonrisas, miras no más allá de la distancia que te cierran las paredes, trescientos sesenta grados de paredes sin ventanas, una mesilla que llora cuando abres un cajón y una cama que hace coros de metal a tus aullidos, encerrado entre ladrillos. El pomo gira por última vez y te acuerdas cuántas veces ahogaste tu mano furiosa en su cuello, ahora giras con el cuidado que reporta la tristeza del último acto, cada movimiento amarga más el corazón encogido, no quieres irte, sólo quieres llegar, olvidar el trayecto en soledad, la soledad que ahora viola a tus sentimientos. Quieres dejar de vivir para vivir, respirar ese oxígeno que tanto prometen los libros y ver fuego en su estado natural, devorador de mundos liberado por el villano Prometeo. Quieres comer con sal los helados en invierno y tener un armario repleto de especias, heroína, crack, opio, mescalina, demerol...el alimento de los fantasmas que encienden mi hemisferio sintético, los fantasmas con los que echo carreras en el pasillo infinito. Quieres querer sin creer, crecer sin querer y volar atrás para poder pintar el ayer...hoy es ya ayer...y mañana...mañana no existe si no te imagino otra vez.

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