La cama se empapa del grano bullendo y la pituitaria se ensancha de gusto colombiano. Alguien está cocinando amor caliente a cinco metros. Cocaína negra.
La luz despierta los sentidos y los pulmones vuelan hacia la ventana. Un cuerpo que sujeta unas bragas pálidas permanece inválido, de espaldas tobogán donde una lengua áspera jugó a ser crío de nuevo. Su látigo negro adivina los pocos lunares que se atrevieron a posar sobre su superficie extraplanetaria.
Ella es lunar.
Se folla al café.
Por eso hierve.
1 comentario:
Hola! cómo andás tanto tiempo? quería avisarte que retomé el blog. Por si tenías ganas de pasarte por ahí.
Besos!
www.rabiosoatril.blogspot.com.ar
Publicar un comentario